MUNDO DOCENTE
La docencia, una labor apasionante, retadora, llena de satisfacciones y porqué no, también de tristezas.
Ser sembrador de sueños y esperanzas, creer en el cambio, esas son algunas de las características.
Históricamente las universidades han sido no solo gran fuente de creación y sistemas de transmisión del conocimiento científico, humanístico y estético;
También han sido focos de tensión y conflictos con ortodoxias dominantes, sin embargo en la actualidad ningún sistema político que pretenda buscar la “modernización” podría funcionar sin las universidades.
Aún con todas las implicaciones políticas, económicas y sociales ,el pensamiento crítico se mantiene latente dentro de los muros universitarios.
De vez en cuando vale la pena reflexionar un poco a este respecto, es decir detenernos a mirar nuestro papel de educadores en esta sociedad , ver mas allá del microscopio, de la celulita, de la “chi cuadrada” y la” t de estudet” .Aún con que en la universidad se produce buena parte de las innovaciones teóricas en el campo de las ciencias exactas, naturales y sociales. Tampoco podemos negar que de la universidad no solo salen críticas, sino con frecuencia, los cuadros de administradores (en todos los campos) y los argumentos y teorías que sostienen justifican y legitiman lo establecido.
Cuando profundizamos en estas temáticas, llega el momento en que si no “ponemos la s cartas sobre la mesa”, es decir, si no tenemos una visión amplia de nuestro papel de educadores podríamos caer en incongruencias, es decir estar dentro de un proyecto educativo con fundamentos que se oponen entre si, en otras palabras no es ético afirmar y negar lo mismo.
¿A que me refiero?
A nuestro sistema modular, del cual se derivan líneas políticas y sociales de gran interés. Y por otro lado encontramos también una corriente surgida del interior de la universidad, una red de “complicidad” que nos ha “pervertido” hasta el punto de cambiar la docencia por los puntos y los puntos por dinero.
No estaremos perdiendo nuestra identidad universitaria?
No estaremos incluso hipotecando nuestras vidas para obtener mejores beneficios económicos?
No terminamos siendo un canal de inmovilidad social?
Dentro de esta complejidad de situaciones surge otro, fenómeno, producto de lo anterior y como un “debilitador” más de nuestra función.
Grupos que se consideran dueños de la verdad, verdades únicas y a veces contradictorias; Hasta corrientes tan respetables y necesarias cuando se saben fundamentar, como la lucha de la mujer por la igualdad en México, se transforman en grupos excluyentes y agresivos que terminan dividiéndonos más. Por desgracia ahora la misma idea de lo modular, se considera un acto de negación, del pasado, sobre todo cuando la ignorancia es considerada parte de la tradición (no se conoce ni interesa conocer el sistema que nos dio origen).
Cuidado!! ¿Queremos la modernidad sin cambio?
Tristemente los grupos dominantes se orientan hacia el voto comunitario a mano alzada y satanizan al voto personal, argumentando que esa es la verdadera democracia.
Todo esto me lleva a pensar :
Tal vez ser educador , nos haga diferentes, si, en el sentido de que somos agentes de cambio; pero en el verdadero conocimiento, sea cual sea nuestra área, nadie es superior a nadie , el conocimiento está ahí, no tiene dueño, aún con la cantidad de puntos que se logre acumular. Gracias a la tecnología, el conocimiento universal está al alcance de todos casi al mismo tiempo que se genera. Es un olmo que da peras para quienes quiera cortarlas. Sería muy difícil contabilizar el conocimiento; a veces lo concibo como alas que nos permiten volar hacia ese universo infinito casi imposible de agotar. Al respecto habría mucho que analizar, por ejemplo la forma de trasmitirlo a los alumnos, ese sería otro gran tema, volvamos al nuestro. El conocimiento no se puede vender, no se puede comprar, ni siquiera con la más valioso que tenemos: nuestras vidas.
Considero que la verdad no nos conviene que sea única, el conocimiento no se puede decretar, pues entorpecería nuestra labor.
Y por último plantearía, por supuesto respetando todos los pensamientos al respecto. Nos enriquecería más no imponer la verdad, no insultar ni condenar a los que no piensen como nosotros, si, hablo de una solo palabra : Respetar y ser Respetado. La intolerancia es hija de toda verdad única, para ser tolerantes necesitamos aceptar y aprender de los diferentes.
Pensemos en nuestros orígenes como universidad, en esa reflexión sistemática sobre la ciencia, la belleza y los principios que conducen a la aventura humana.
Carmen vera