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Arte sacro en el Museo de Arte Popular José Hernández
VIII Encuentro de iconografía argentina en el Museo de Arte Popular José Hernández
hasta el 8 de febrero de 2009
(Buenos
Aires) Araceli Otamendi
Hasta
el 8 de febrero de 2009 se puede ver en el Museo de Arte Popular José Hernández
la muestra VIII Encuentro de iconografía argentina organizada por la Dirección General
de Culto de la Ciudady la editorial San Pablo.
La
muestra curada por Magdalena Acuña presenta Íconos realizados por varios
artesanos.
Según
palabras de la curadora:
“Los Iconos que con insólita profundidad y
perfección artística expresan los ideales espirituales del hombre, echan sus raíces
hace más de mil años.
En Rusia, mientras corría el
año 988 misiones de diferentes tierras trataban de persuadir al Príncipe
Vladimiro para que renunciara al politeísmo pagano y se convirtiera a la fe
verdadera respondiendo siempre “Volved de donde habéis venido pues nuestros ancestros
no han aceptado vuestra fe”, se dice en la “Primera crónica”. Pero las palabras
del filósofo griego, quién expuso a Vladimiro la historia sagrada desde la
creación del mundo, causaron en el Príncipe una impresión increíble, tan es así
que no sólo le explicó “para que Dios descendió a la tierra” sino también
refirió el significado del futuro Juicio Final, mostrando al Príncipe un Icono
con su representación. Más convencido aún quedó cuando al escuchar el relato de
diez célebres varones que viajaron por los países de donde provenían los
misioneros, sobre las bondades de la ceremonia religiosa en el templo griego: “Y
no sabíamos si estábamos en la tierra o en el cielo, porque no hay en la tierra
tal espectáculo y tal belleza, y no sabemos cómo describirla, sabemos tan sólo
que allí Dios está entre los hombres, y allí el oficio es mejor que en todos
los demás países. Es imposible olvidar tanta belleza”.
Por fin ese año 988
Vladimiro se convierte a la fe ortodoxa y con él numerosas tribus eslavas que
en esa época se encontraban aglutinadas en el poderoso estado de la Rusia de Kiev.
Este cristianismo, que llegó
para quedarse desde Bizancio, en el siglo X ya poseía un canon del arte iconográfico
expresado en brillantes formas artísticas ya que aspiraban a mostrar la belleza
ideal del mundo celeste a lo largo de los siglos.
Y es así que los Iconos
comienzan a aparecer por todos lados, Iglesias, Palacios, en las viviendas de
los cristianos revelando el misterio y el sentido de la venida al mundo del
Salvador”.
Algunas de las más bellas pinturas del arte sacro clásico
son de Fra Angélico también llamado Giovanni da Fiésole o Guido di Pietro – su nombre
de pila-. También se lo conoce como el beato Angélico. La fecha de su nacimiento se indica entre 1386
y 1400 en los alrededores de Vicchio, Italia. Murió en Roma en 1455.
El beato
pregonero del paraíso se titula una nota de la escritora italiana Elsa Morante que prologa
la edición dedicada a Fra Angélico editado por Noguer - Rizzoli. Según palabras
de Morante: “…A decir verdad, los santos
de mi devoción en pintura tenían otros nombres: Masaccio, Rembrandt, Van Gogh…
Y reconozco a los santos del arte porque llevan en sus cuerpos las comunes
señales de la cruz materna, la misma a la que todos estamos clavados. Sólo por
haber padecido en sí mismos hasta la consumación el desastre común, sus cuerpos
. a diferencia de los nuestros – pudieron llegar al color luminoso de la salud.
Pero este otro, el Beato, parece haber nacido con cuerpo luminoso…”.
Según el mismo texto de Elsa Morante: “… el destino de fra Giovanni no está en
descansar en la lírica; Giovanni da Fiésole es un pintor del Renacimiento, católico
y dominico; y hacia sus cincuenta años, el Papa lo llama a Roma. Así, desde su
pueblo natal de Vicchio, nuestro Guidolino llega, con su hábito blanco y su
manto negro, hasta la Corte
pontificia; allí en lugar de la
Leyenda áurea de su hermano en religión Jacobo de Vorágine,
le espera la Historia…”.
Bibliografía:Elsa Morante, El beato pregonero del Paraíso –
Introducción al libro “La obra pictórica completa” de Fra Angélico, Clásicos
del Arte, Noguer – Rizzoli Editores,