(Barcelona)
Assumpció Mateu (Gerona,
1952),
presenta la exposición Cárceles íntimas,
del 27 de noviembre de 2008 al 7 de febrero de 2009 en el Espai VolART de Barcelona.
Comisariada por Glòria Bosch, la muestra acoge un total de
sesenta obras que pertenecen a dos momentos aislados en el tiempo y de
gran importancia en la amplia trayectoria de la artista.
Cárceles íntimas,
serie realizada a mediados de la década de los setenta,
etapa coincidente con sus últimos años de estudios en la Facultad de Bellas Artes de Barcelona,
manifiesta el sentimiento de encarcelamiento y opresión que se vivía al final de la dictadura.
Obras de distintos formatos,
técnicas y materiales que ahora,
presentadas por primera vez,
surgen como pilares de su producción posterior.
Entusiasta de la literatura,
la poesía y el cine,
disciplinas que la cautivaron profundamente,
en las obras de este período descubrimos una clara influencia del informalismo,
concretamente de artistas como Tàpies,
Burri o Dubuffet.
Son obras matéricas,
donde la presencia de la mano de la artista se evidencia a través de los rastros,
huellas y todo tipo de incisiones.
Pinturas y papeles donde las manos,
los pies y el fuego - entendido como elemento destructor y creador al mismo tiempo- y la presencia del espacio,
son los protagonistas.
Desde su estudio del Ampurdán,
la artista observa y estudia la naturaleza,
sintiéndose parte integradora.
Naturaleza como metáfora de la vida donde todo tiene un inicio y un final...
La experiencia vivida por una muerte cercana y el encuentro fortuito con un bosque quemado son el origen de esta serie,
El bosque quemado,
que enlaza con sus Cárceles íntimas,
pues ambas series reflejan el sentimiento de dolor y angustia inherentes a la condición humana.
Este proyecto se compone de pinturas,
fotografías y poemas objeto que sumergen al espectador en las profundidades de nuestro ser.
La corteza del árbol,
entendida como metáfora de la dermis,
caparazón de nuestros sentimientos,
energía que se transforma y se renueva.
Los paisajes terrenales,
como cartografías del alma,
son un reflejo de la vulnerabilidad de la existencia y de las emociones humanas que,
aun adoptando una apariencia distante e impenetrable,
contienen la fragilidad de un silencio susceptible de quebrarse en el mismo instante en que se pronuncia.
La instalación Mis ausencias,
realizada para esta exposición,
inicia el itinerario de la muestra con una estructura de hierro,
vidrio y metacrilato que,
bajo la apariencia de vacío,
contiene la presencia de nuestros recuerdos,
convirtiéndose en el punto de partida y retorno entre las series Cárceles íntimas y El bosque quemado. Siguiendo el recorrido por la primera planta,
el espectador descubrirá pinturas,
fotografías y poemas objeto que evidencian la poética inherente a la obra de la artista.
En el sótano,
la exposición alberga trabajos realizados mayoritariamente en la actualidad y que,
a través de la obra El árbol de los dolores I (2008),
parte de una serie en proceso realizada a partir de distintas técnicas
artísticas y que concentra todo el universo iconográfico de Assumpció
Mateu.