(Buenos Aires) Araceli Otamendi
Un libro sobre Salvador Dalí editado por Edimat presenta una guía completa de la obra del pintor que incluye las obras más comentadas e incluso sus primeras marinas e ilustraciones, la cúspide creativa de su etapa surrealista, su interés en la escultura y el diseño de objetos y las obras religiosas más polémicas de sus últimas etapas.

Inspirándose en los realistas franceses, prerrafaelistas y pintores metafísicos, Dalí desarrolló un estilo original e intrincado de pintura que añadiría a sus paisajes surrealistas una calidad de ensoñación y misterio. Sus creaciones visuales – como las caras de relojes derritiéndose y los elefantes con delicadas patas arácnidas – son prueba de algunas de las obras de arte más conocidas y reconocibles del último siglo.

Durante el verano de 1929, Cadaqués recibió la visita de algunos destacados vanguardistas europeos: el marchant Camille Goemans, el pintor René Magritte, el poeta Paul Eluard y el cineasta Luis Buñuel. Los dos primeros eran belgas, el segundo francés, el tercero español. A los cuatro, además del lugar habitual de residencia – la ciudad de París -, les unía su relación con el grupo surrealista. Si todos ellos habían decidido instalarse durante unas semanas en aquel remoto rincón de la Costa brava se debía a su voluntad de estrechar lazos con Salvador Dalí, que acababa de ingresar en el cenáculo.

Además de pintor, Salvador Dalí fue también escritor. En 2003 fue editada su obra: Vida secreta de Salvador Dalí, Un diario y Diario de un genio. Según figura en la obra completa de Dalí -editada en Barcelona en octubre de 2003, octubre es un mes clave: el 25 de octubre – fecha en que se terminó de imprimir el libro - es el aniversario del nacimiento en Málaga de Pablo Ruiz Picasso con quien Dalí mantuvo más de una polémica. El genio Picasso nació en 1881 y fue retratado por Dalí en 1947 en una curiosa pintura. Dalí, que había conocido a Picasso en su juventud, pensaba cuando pintó el retrato que Picasso era el responsable de todo lo que marchaba mal en el arte moderno. En el retrato, Dalí coloca una piedra sobre la cabeza de Picasso. El cerebro de éste se ha extendido adoptando la forma de la lengua de un camaleón que engulle sin criterio alguno la inspiración para su obra. De la boca de Picasso sale una cuchara y sobre ésta un laúd que simboliza el amante.
Hacia 1940 o 1941 – momento en que redactó la Vida secreta – Dalí tenía mucho que contar. En un período que apenas superaba los quince años había pasado de ser el hijo del notario de una pequeña ciudad catalana a convertirse en un artista internacionalmente reconocido. Durante ese lapso de tiempo vivió la alegre bohemia de los jóvenes de buena familia en Madrid, participó en las escaramuzas artísticas y literarias de la Barcelona de la época e incluso, por razones políticas no demasiado claras, pasó una semana en la cárcel de Gerona. Los elogios del señor Núñez, profesor de dibujo en Figueras, se transformaron en el reconocimiento de la crítica madrileña y barcelonesa apenas hubo expuesto su obra en los brillantes escaparates del Salón de los artistas ibéricos o de las Galerías Dalmau.
La intención de Dalí de escribir unas memorias se remontaba probablemente a 1938, pero sin duda fue la huida de Europa a causa de la invasión de Francia por las tropas alemanas, lo que precipitó el proyecto. En aquel momento el pintor ya había redactado una importante aunque dispersa obra literarira – poemas, relatos, ensayos- que publicó en diarios y revistas. Algunos libros en forma de plaquette como La femme visible (1930), L´amour et la memoire (1931) o La conquete de l`irrationnel (1935), habían tenido, a causa de su origen, una difusión muy restringida.
No puede descartarse que Dalí, por el punto al que había llegado como pintor, se sintiese tentado en aquel momento a iniciar una carrera de escritor, centrándose en textos largos, ambiciosos, con los que conquistar a un público más amplio que el de los fieles seguidores del grupo surrealista.
Dalí pasó toda su vida construyendo la imagen de sí mismo que quería que la sociedad tuviese de su persona y de su arte. Era un artista consumado, un empresario y una celebridad internacional. De muchas formas creó la plantilla de la carrera artística que regiría la personalidad de Andy Warhol en la década de 1960 y durante las últimos años del siglo XX, la de otros artista posteriores como Damien Hirst y Tracy Emin, que vivieron intencionadamente bajo el foco de los medios de comunicación.
Lo peor para muchos de los miembros consagrados del arte era que Dalí parecía estar obsesionado con el dinero. En Estados Unidos pintó retratos de los ricos y famosos, creó murales para sus hogares, nunca rechazó un encargo de las agencias de publicidad de Madison Avenue que a partir de la década de 1920 se empezó a conocer como la avenida de la publicidad. Guiado por la fuerte ambición y determinación de Gala, su amante, esposa, musa y mánager – quien antes fue la mujer del poeta Paul Eluard - Dalí llegó a gestionar por su cuenta la venta de su obra, decepcionando los acuerdos lucrativos entre los agentes, marchantes y galerías de arte.
Salvador Dalí fue el artista más difícil de comprender y quizás para muchos el más polémico del siglo XX.
Dalí nació el 11 de mayo de 1904 en Figueras, Cataluña y fue el segundo hijo de una familia bastante próspera. Murió el 23 de enero de 1989, con el corazón roto por la muerte de Gala – ésta murió en 1982 aunque algunos libros fechan su muerte en 1983– y después de un prolongado y doloroso deterioro.
Las opiniones de Dalí sobre algunos artistas en Diario de un genio
Matisse: triunfo del gusto burgués y de la promiscuidad
Breton: ¡Tanta y tanta intransigencia por tan insignificante decadencia!
Eluard: ¡Tanta y tanta confusión para permanecer tan puro!
¿Kandinsky? Está claro: jamás podrá haber un pintor ruso. Kandinsky hubiera podido hacer maravillosos puños de bastón con esmalte incrustado, como el que llevo yo y que Gala me ha regalado para las Navidades.
¿No será la actualización del arte africano, lapón, bretón, letón, mallorquín o cretense, sino cretinización moderna? ¡No es más que chino, y Dios sabe lo poco que me gusta el arte chino!
© Araceli Otamendi
Imágenes:
Cubertería de seis piezas, 1957
Sin título – Los primeros días de la primavera, hacia 1922-23
Objeto surrealista con función simbólica, 1975
Bibliografía:
Salvador Dalí, Diario de un genio, Editorial Tusquets
Salvador Dalí, Obra completa, Ediciones Destino – Fundació Gala- Salvador Dalí
Sociedad Estatal de conmemoraciones culturales
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