SANARME
A Susana Huerta
¿Podrás encontrar en mi cráneo
ese quiebre, esos hilos de memoria?
¿Podrás entrar con tus dedos
y operar palabra por palabra,
re-armar un ser sin caídas
y terminarlo antes de tiempo?
¿Podrás atravesar con tus manos
el espacio, el muro inquebrantable
y grabar tus huellas,
para que salga un sueño,
para desanudar la soga
oculta y hacer escaleras?
¿Podrás extraer mis párpados
cargados de velas y poner
el lenguaje de tu piel,
la tonalidad debajo
de esta esfera ruinosa
que es mi sombra
y clamar sanado?
Bajo gasas, catetes
te esmeras y observo,
desde mi sala de voces
y torturas
me absorbe tu distancia
en esta noche sin mundo.
DESPEDIDA
A Fernanda Lobos
(Santiago de Chile 1977, Miami 2003)
Antes de morir veía la herida con esmero,
antes de morir sentía el estremecimiento
del latir, antes de morir ascenso y descenso
eran círculos de luz..
Las noches y los días la mataron,
cuando quiso sondear un vértice,
cuando salió de la línea hipnotizada
por la náutica fatiga de un paladar atestado
de formulas sicóticas.
Las noches y los días la mataron,
cuando enfrentó la silueta desclavando
los codos, cuando la garganta y la asfixia
la desvanecieron desterrándola del
centro..
Las noches y los días la mataron,
filtrándose en sus huesos,
atravesando el tiempo
con su sacristías de despojos,
en un festín falso,
en la carnicería de su carne
ya no fue tiempo.
Ahora ha terminado la vida...
Tú hubieses querido un brindis
por tus actuaciones,
siempre anfitriona, bailarina,
cantante teatral irremediable en
desenfreno.
Apoyo general de nuestras festivas
decadencias,
recuerdo las victorias en el revelador
de la playa,
tan lejos y tan cerca de la catástrofe
pero en la cima,
jugando al malabarismo, abalanzándonos
entre tantas falsas alarmas que se
convertían en los mejores momentos como
ocurría frecuentemente en mi complicidad.
Reuniones inextinguibles aquellos días
que ya no serán mas que el doloroso
recuerdo de tu vital carisma.
ENTONCES, YO...
Esta es la mano
con sus dedos y con sus
uñas,
el esfuerzo flexionando,
la secuela
que se hunde en el tiempo
imponiendo una sanción
por cada quiebre
de tinta.
Este no es el poema,
ésta es la vida que me trajo
al mundo,
lleno de huesos y de sangre.
Este no es el infierno,
es el deseo desfragmentando
las articulaciones
en un grado de calor de
un cuerpo en atmósfera.
CANSANCIO DE POESÍA
No hay en la poesía
ni en mis mecanismos formas,
puedo suponer cosas
pensar en el azar
esperando una sorpresa
o un milagro,
decir lo dicho
crear importunando
y aún así no dejara el ciclo
de seguir con su desgaste,
que te puedo decir para dejar
de gritar en el absurdo.
Creo aburrirte susurrando hechos,
agitando moscas,
estoy flaco y floto repitiendo
aun que incendiare las conexiones,
las mismas cárceles y yo incursionando.
Y es que observo el mensaje
sobre la planicie
con mi oleada de toques,
yo quisiera haber prolongado
en su cara mi razón
pero los murmullos me colocaron
frente a las antiguas incógnitas
de la superficie.
DESPUES DE TODO, SILENCIOS.....
Yo sé, yo comprendo,
que hay que irse, que hay que herir
entre promesas y luego curar,
que es la fiesta
para hacer las paces
y disolviéndonos nos besamos,
nos tocamos
y nos vamos tristes
destapando cientos de infiernos...
Ha pasado el tiempo
sedientos de formas y sin embargo
los silencios extraños.
Yo lo noto anudado,
sin titubeo,
con su exactitud,
el malestar que no cura
la voz que no traspasa
el cielo,
ese constante aplazamiento
que inconmovible
ante nuestro ruegos sigue
inerte,
desde donde no sabemos,
desde donde no será…
INFRA UTERINO
Madre,
comprendo cuán ridículos somos,
comprendo que mi fondo es el mismo infierno de todos
y bailo cíclicamente mientras se endurecen mis uñas.
Madre,
en presentaciones vagas absurdos rostros ríen,
como una maquinaria los engranajes avanzan
y crujen los cráneos salpicándome de sangre.
Madre,
ha sido divertido con nueva cara, saltando en mi malabar,
evitando cortes, escogiendo a dedo con una venda
en los ojos…
Y es que tengo un azar
en tiempos de coleccionistas
repetidas invitaciones a fiestas,
una pequeña lista de amigos muertos.
Madre,
mientras corren las hormigas
sobre mi cabeza algo me devora sin lustre,
con que fervor nada
esas alteraciones,
esas quietudes,
esas palabras,
son algo que a pesar de su aspecto
no son y se multiplica el concurso cuando
voy en vuelo por el mundo
y el deseo se clava de nuevo en el vientre.
Madre,
he medido para re-anudar,
al re-iniciar empiezo circundando alrededor de la jaula, sin importar las fatigas todo es
un desmayo cayéndose sobre los ojos
una herencia histórica perpetua para atar cerdos,
y sigo camino resbalándome mudo
seduciéndome por cuanto a probar me invita.
Madre,
el mundo que se pudra en su aversion
para que la temporada aplaque
voy contra el sufrimiento dominical,
ya conozco al delicado monstruo
que habita en la espina dorsal,
ya conozco las delicias sacras
que se vuelven soplos
castrados e inútiles,
y es que todos lamentablemente
tenemos un infierno en común
y lo compartimos sin egoísmo.
(c) Juan Carlos Vázquez
Sobre el autor:
Juan Carlos Vásquez nació en (Valencia, Venezuela, 1972)
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