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Estás aquí:  Inicio >>  Cuentos, poemas, relatos >>  Poemas - Juan Carlos Vázquez
 
Poemas - Juan Carlos Vázquez
 

desde New York

imagen: alambres, Norberto Gómez, ver galería de imágenes: Antonio Berni y sus contemporáneos

SANARME

 

A Susana Huerta

 

 

¿Podrás encontrar en mi cráneo

ese quiebre, esos hilos de memoria?

 

¿Podrás entrar con tus dedos

y operar palabra por palabra,

re-armar un ser sin caídas

y terminarlo antes de tiempo?

 

¿Podrás atravesar con tus manos

el espacio, el muro inquebrantable

y grabar tus huellas,

para que salga un sueño,

para desanudar la soga

oculta y hacer escaleras?

 

¿Podrás extraer mis párpados

cargados de velas y poner

el lenguaje de tu piel,

la tonalidad debajo

de esta esfera ruinosa

que es mi sombra

y clamar sanado?

 

Bajo gasas, catetes

te esmeras y  observo,

desde mi sala de voces

y torturas

me absorbe tu distancia

en esta noche sin mundo.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

DESPEDIDA

 

A Fernanda Lobos

(Santiago de Chile 1977,  Miami 2003)

 

Antes de morir  veía la herida con esmero,

antes de morir sentía el estremecimiento

del latir, antes de morir ascenso y descenso

eran círculos de luz..

 

Las noches y los días la mataron,

cuando quiso sondear un vértice,

cuando salió de la línea hipnotizada

por la  náutica fatiga de un paladar atestado

de formulas sicóticas.

 

Las noches y los días la mataron,

cuando enfrentó la silueta desclavando

los codos, cuando la garganta y la asfixia

la desvanecieron desterrándola del

centro..

 

Las noches y los días la mataron,

filtrándose en sus huesos,

atravesando el tiempo

con su sacristías de despojos,

en un festín falso,

en la carnicería de su carne

ya no fue tiempo.

 

Ahora ha terminado la vida...

 

Tú hubieses querido un brindis

por tus actuaciones,

siempre anfitriona, bailarina,

cantante teatral irremediable en

desenfreno.

 

Apoyo general de nuestras festivas

decadencias,

recuerdo las victorias en el revelador

de la playa,

tan lejos y tan cerca de la catástrofe

pero en la cima,

jugando al malabarismo, abalanzándonos

entre tantas falsas alarmas que se

convertían en los mejores momentos como

ocurría frecuentemente en mi complicidad.

 

Reuniones inextinguibles aquellos días

que ya no serán mas que el doloroso

recuerdo de tu vital carisma.

 

 

 

ENTONCES, YO...

 

Esta es la mano

con sus dedos y con sus

uñas,

el esfuerzo flexionando,

la secuela

que se hunde en el tiempo

imponiendo una sanción

por cada quiebre

de tinta.

 

Este no es el poema,

ésta es la vida que me trajo

al mundo,

lleno de huesos y de sangre.

 

Este no es el infierno,

es el deseo desfragmentando

las articulaciones

en un grado de calor de

un cuerpo en atmósfera.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

CANSANCIO DE POESÍA

 

 

No hay en la poesía

ni en mis mecanismos formas,

puedo suponer cosas

pensar en el azar

esperando una sorpresa

o un milagro,

decir lo dicho

crear importunando

y aún así no dejara el ciclo

de seguir con su desgaste,

que te puedo decir para dejar

de gritar en el absurdo.

 

Creo aburrirte susurrando hechos,

agitando moscas,

estoy flaco y floto repitiendo

aun que incendiare las conexiones,

las mismas cárceles y yo incursionando.

 

Y es que observo el mensaje

sobre la planicie

con mi oleada de toques,

yo quisiera haber prolongado

en su cara mi razón

pero los murmullos me colocaron

frente a las antiguas incógnitas

de la superficie.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

DESPUES DE TODO, SILENCIOS.....

 

 

 

Yo sé, yo comprendo,

que hay que irse, que hay que herir

entre promesas y luego curar,

que es la fiesta

para hacer las paces

y disolviéndonos nos besamos,

nos tocamos

y nos vamos tristes

destapando cientos de infiernos...

 

Ha pasado el tiempo

sedientos de formas y sin embargo

los silencios extraños.

 

Yo lo noto anudado,

sin titubeo,

con su exactitud,

el malestar que no cura

la voz que no traspasa

el cielo,

ese constante aplazamiento

que inconmovible

ante nuestro ruegos sigue

inerte,

desde donde no sabemos,

desde donde no será…

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

INFRA UTERINO

 

 

Madre,

comprendo cuán ridículos somos,

comprendo que mi fondo es el mismo infierno de todos

y bailo cíclicamente mientras se endurecen mis uñas.

 

Madre,

en   presentaciones  vagas absurdos rostros ríen,

como una maquinaria los engranajes  avanzan

y crujen los cráneos  salpicándome de sangre.

 

Madre,

ha sido divertido con nueva cara, saltando en mi malabar,

evitando cortes, escogiendo a dedo con una venda

en los ojos…

 

Y es que tengo un azar

en  tiempos de coleccionistas

repetidas invitaciones a fiestas,

una pequeña lista de amigos muertos.

 

Madre,

mientras corren las hormigas

sobre mi cabeza algo me devora sin lustre,

con que fervor nada

esas alteraciones,

esas quietudes,

esas palabras,

son algo  que a pesar de su aspecto

no son y se multiplica el concurso cuando

voy  en vuelo por el mundo

y el deseo se clava de nuevo en el vientre.

 

Madre,

he medido para re-anudar,

al re-iniciar empiezo circundando alrededor
de la jaula, sin importar las fatigas todo es

un desmayo  cayéndose sobre los ojos

una herencia histórica perpetua para atar cerdos,

 

y sigo  camino resbalándome mudo

seduciéndome por cuanto a probar me invita.

 

Madre,

el mundo que se pudra en su aversion

para que la temporada aplaque

voy contra el sufrimiento dominical,

ya conozco al delicado monstruo

que habita en la espina dorsal,

ya conozco las delicias sacras

que se vuelven soplos

castrados e inútiles,

y es que todos lamentablemente

tenemos un infierno en común

y lo compartimos sin egoísmo.

 

 (c) Juan Carlos Vázquez

 

 

 Sobre el autor:

Juan Carlos Vásquez   nació en (Valencia, Venezuela, 1972)

 

 

 
 
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