El orfebre
Maestro,
mi alma te sueña forjando el mañana
y
la luz detrás del cristal de mis ojos
te
ven a intervalos
luchando
a morir
enseñándome
la A, la Suma y la Verdad.
Maestro,
mi risa te extraña
y
en mis versos aprendidos
se
dibuja el éxito de mil mañanas,
no
olvido tus sabios consejos vertidos.
Maestro,
mi voz te dibuja al galope
cual
inmortal materia
en
el verso del poeta
o
como obra maestra
de
Miguel Ángel
en
la Sixtina,
tú
eres mi faro
mi
luz y mi saber,
y
la entereza de tu amor,
todo
me hace aprender;
dame
tus vientos de lucha
haciéndome
grande
pues
los tiempos son otros
y
mis versos también.
Maestro,
tus
letras me enseñan:
amor
infinito,
trabajo
y lucha,
sosiego
y paz,
ríos
de saber;
y
es que eres el orfebre
de
todo mi ser.