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Leyenda - Juan José Burzi
 

(relato para niños)

... Hay quien opina que, luego de tantas décadas, la enemistad entre ambos equipos se convirtió en amistad, y no quieren hacer el tan esperado gol para no vencer al adversario...

LEYENDA

Esto que les voy a contar es una leyenda que, desde hace años, se viene pasando de generación en generación una y otra vez. Nadie puede precisar exactamente dónde ni cuándo fue creada. Todos sabemos que las leyendas no son verídicas, pero que a veces surgen de hechos reales. Muchas veces las leyendas son exageraciones de un hecho real, o son creadas para explicar cosas que no tienen explicación.

Esta leyenda en particular es sobre un partido de fútbol.

Dicen que en 1930, un año antes de que el fútbol pase a ser “profesional”, existían en Buenos Aires dos equipos salidos del mismo barrio. Hasta aquí, nada de lo que cuenta esta leyenda es extraordinario. Hay infinidad de barrios con dos o hasta tres equipos.

Estos dos equipos eran rivales entre sí, dicen que cuando un equipo estaba jugando en la plaza del barrio, llegaban los jugadores del otro y le pedían la cancha. Siempre había discusiones por el lugar, por quien representaba al barrio, por los colores de la camiseta ( los dos equipos utilizaban los mismos colores: rojo y verde)

Los inconvenientes entre ellos continuaron hasta que un día llegaron a un acuerdo: jugarían un partido, y el que perdiera, se iría del barrio. A nadie le pareció una mala idea, después de todo, eso habían hecho Boca y River años atrás.

Lo cierto es que el partido comenzó a jugarse un 10 de Marzo a la tarde. Cuando estaban jugando hacía ya media hora, empezó a llover torrencialmente, iban cero a cero y decidieron seguirlo el día siguiente.

El 11 de Mayo no llovió, pero, al cabo de hora y media de correr atrás de la pelota, siguieron empatando.

Continuaron el partido el 12 de Mayo. Los goles nunca llegaron, y, por una extraña cuestión de orgullo y temor, ninguno de los dos equipos quiso definir por penales. Decidieron que jugarían durante días si fuera necesario, hasta que alguno hiciera un gol.

¿Por qué no lo penales? Por que ninguno de los dos equipos quería decir que ganó por penales, que siempre están relacionadas con la suerte y el azar. Querían dejar en claro quienes eran los mejores jugando al fútbol, no pateando penales. Eso era orgullo. Además, sabían que en los penales pueden suceder muchas cosas, y los nervios a veces pueden jugar una mala pasada. Eso era temor.

El partido siguió jugándose todos los días, menos cuando llovía, o cuando era feriado y algunos se iban a pasar el día a la casa de un pariente lejano, o cuando algún equipo no conseguía, por diferentes motivos, sus once jugadores. Así, el partido se continuaba cada vez que se podía. A veces, pasaba una semana sin ningún encuentro; a veces, en una semana se jugaba todos los días.

Nunca pudieron hacer un gol. Se habló de maldición, de casualidad, de mala suerte... lo cierto es que ese partido nunca, tampoco, dejó de jugarse.

Cada vez se fue jugando más espaciadamente: Algunos ya concurrían a la Universidad, otros se casaron, pocos se mudaron, pero el gol nunca llegaba.

Hubo un día en que un integrante de uno de los equipos, ya casado y con hijos, se dio cuenta de que estaba muy viejo para seguir jugando. Le dejó el lugar a uno de sus hijos.

A partir de ese hecho, muchos otros jugadores hicieron lo mismo, ya que todos crecían y envejecían por igual. Al poco tiempo, el partido empatado en cero se siguió jugando con los hijos de los integrantes originales.

Con los años el gol no llegó, pero los hijos de los primeros jugadores también se casaron y tuvieron familia, así que se volvió a cambiar de integrantes.

En definitiva, la leyenda dice que ya son cinco o seis las generaciones que están jugando ese partido interminable y que nunca se pudo concretar ese gol.

Hay quien opina que, luego de tantas décadas, la enemistad entre ambos equipos se convirtió en amistad, y no quieren hacer el tan esperado gol para no vencer al adversario.

Otros dicen que no, que la enemistad continúa más fuerte que nunca, que por ese motivo, a través de las décadas, ninguno de los integrantes pensó en abandonar y que el partido se puede extender 70 años más pero nadie va a dejar de jugarlo como si fuera una final del mundo.

Quizá, quien sabe, en este mismo momento y mientras yo estoy sentado en esta placita del Cabezuelo contándoles esto, se esté jugando ese partido; acaso se esté convirtiendo ese gol, dando como resultado un ganador y un perdedor.

El mítico partido empezó a jugarse un 10 de Mayo de 1930. Se extenderá, tal vez, hasta el infinito.

(c) Juan José Burzi

Sobre el autor:

Juan José Burzi  nació en 1976 en Lanús, provincia de Buenos Aires. Es profesor de Inglés. Publicó cuentos en diferentes revistas (Oliverio, Aurora Boreal, No-retornable).Publicó: Miedo a la oscuridad (cuentos, Editorial Estrada, 2005)El trabajo del fuego (nouvelle, Edulp, 2006) Tres Mundos (antología de cuentos, Colección Alejandría, 2008).Es miembro fundador del Grupo Alejandría, www.grupoalejandria.com.ar  , quienes en 2007 fueron becados por el Fondo Nacional de las Artes y editaron El impulso nocturno (antología de cuentos leídos en el ciclo "Noche de cuentos", Colección Alejandría)Desde 2006 edita y dirige la revista de opinión literaria Los asesinos tímidos: www.losasesinostimidos.blogspot.com






 
 
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