LA SALUD DEL DOCENTE
Un docente sano
como agente transmisor del concepto de salud
Por Adriana Isabel Lettieri
Un recorrido por las afecciones que sufren
los docentes como consecuencia de sus prácticas cotidianas en el ejercicio
de su profesión.
Contenido:
1.- Introducción
2.- El trabajo docente
3.- Malestar docente y descanso
4.- Enfermedades más comunes
5.- Conclusión
1.- Introducción
Toda persona
sabe lo que es una enfermedad, bien sea por propia experiencia o por
experiencia ajena, sin embargo el concepto de salud aunque a primera
vista parece sencillo
de entender no es tan fácil de definir.
Durante mucho tiempo se vino considerando el concepto de salud como
ausencia de enfermedad o de invalidez, pero esta definición no resulta
del todo válida ya que exige trazar una línea divisoria entre lo que
se considera saludable y lo que se etiqueta como enfermo, y esto no
es siempre posible.
La definición
que en 1946 dio la Organización Mundial de la Salud sobre el concepto
de “salud” es la siguiente: El estado de completo bienestar físico,
mental y social y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades.
Más tarde,
en 1976, el X Congreso de Médicos y Psicólogos de Lengua Catalana
matizó la definición de forma siguiente: La salud del ser humano
es aquella manera de vivir que es autónoma, solidaria y gozosa.
Ambas definiciones
han sido catalogadas de utópicas, cosa que no puede negarse. Sin embargo
cuando la utopía no es una simple evasión, y este no es el caso, tiene
la función de motivar y orientar los cambios en las formas de vida
personales y sociales para hacerlas cada vez más saludables.
Se puede
objetar también que la idea de una persona disfrutando plenamente de
bienestar físico, psíquico y social puede ser irreal si no se tiene
en cuenta que estas dimensiones del bienestar humano no son estáticas
sino que se hallan en permanente evolución.
Existe
una matización interesante acerca del concepto de salud-enfermedad.
Una persona afectada de una dolencia determinada sufre un padecimiento
y una limitación en consonancia con esa dolencia. Sin embargo, especialmente
en el caso de algunas de carácter crónico, las personas afectadas
pueden hallar un equilibrio entre las limitaciones a las que se ven
sometidas y las posibilidades de desarrollar actividades que, en muchos
casos, pueden acercarlas a la “normalidad”. Podemos hablar así
de personas enfermas desde el punto de vista biológico y a la vez sanas
desde el punto de vista de su adaptación social.
La salud
y la enfermedad no deben entonces considerarse en términos absolutos
sino relativos. Tampoco son fenómenos estáticos sino dinámicos, tanto
desde el punto de vista individual como social ya que se hallan en permanente
evolución.
Los diferentes
estudios que en todas las ciencias se han llevado a cabo acerca de las
relaciones entre el individuo y su medio han dado lugar a nuevos enfoques
explicativos de la regulación del bienestar físico y psíquico de
las personas. Las teorías que se utilizan para buscar las causas de
las enfermedades han ido cambiando con el tiempo.
La noción
actual de salud integra los niveles individual, social y ambiental.
Hoy en día se tienen muy en cuanta los factores de riesgo en relación
con las condiciones socioambientales: la higiene, el tipo de vivienda,
la alimentación, el trabajo, así como otros factores característicos
de nuestra sociedad actual: el desempleo, el stress, la pobreza, la
contaminación, el ruido, etc.
El medio
socioambiental y los cambios que en él se experimentan, ya sean estos
bruscos o paulatinos, son interiorizados por las personas de tal manera
que pueden llegar a configurar algunos aspectos importantes de su estilo
de vida, su carácter, sus preferencias, etc. Sin embargo, el medio
socioambiental no es un factor determinante del desarrollo de las personas.
Desde una perspectiva evolutiva e interaccionista se considera que toda
persona dispone de sus propios mecanismos cognoscitivos y sociales con
los actúa sobre el medio.
Las personas,
por consiguiente, son entes activos que no sólo se hallan influidas
por su ambiente sino que ellas mismas, de forma individual y colectiva,
van configurando un ambiente propio que, a su vez, les influye. De aquí
la importancia de la inclusión de la Educación para la Salud en la
formación docente como hace referencia la Conferencia Europea celebrada
en Dublín en febrero de 1990.
El slogan
“La prevención es el mejor remedio” debe hacerse realidad en las
aulas y en las escuelas. No se trata de ampliar contenidos conceptuales
sino de que todos desplieguen actitudes saludables relacionadas con
ellos mismos y el mundo que los rodea, tratando de mitigar el mensaje,
no siempre coherente, de televisión, publicidad, cine, etc., para evitar
que afecten el equilibrio de “aprender a vivir”.
La escuela
debe ser promotora de salud. Si bien esta meta es ambiciosa, sus resultados
son valiosos para la comunidad toda. La escuela debe asumir la responsabilidad
de brindar a los integrantes de la Comunidad Educativa los medios para
que paulatinamente alcancen su autonomía. No se tratará de información
sino de formación de la persona racional, consciente, libre, responsable,
con la capacidad de decidir, elegir y querer. Para que esto sea posible
hay que empezar por los maestros porque sólo un docente sano puede
transmitir la idea y concepción de salud a los alumnos y sus familias.
Desde esta
concepción del proceso salud-enfermedad como un fenómeno dinámico
histórica y socialmente determinado, nos ubicamos en la escuela y desde
el maestro para encontrar allí os nexos causales de sus enfermedades
con el proceso de trabajo.
En cada
lugar de trabajo las personas enfrentan condiciones específicas. La
capacidad para procesarlas depende simultáneamente de los recursos
y soportes a los que puede recurrir como colectivo de trabajo y al conjunto
de defensas y reservas con que cuentan individualmente para vivir esa
realidad, Al llegar el maestro al estado de fatiga residual o bien a
la instancia en que se produce una desorganización severa de su salud
mental o se instala alguna patología orgánica, se produce el ausentismo,
la salida del trabajo, la incapacidad e incluso el abandono de las tareas.
En el trabajo
docente hemos considerado tres elementos constitutivos: el lugar de
trabajo, la complejidad de la tarea y la responsabilidad y la suma de
presiones de esta.. Ellos hacen que las enfermedades más frecuentes
entre los maestros sean los problemas de la voz, la visión, las dolencias
osteomusculares, el stress y el sufrimiento psíquico. Todas las cargas
laborales actúan simultáneamente sobre la corporeidad y la psiquis
del trabajador generando un proceso particular de desgaste, y si ellas
no son compensadas debidamente por el salario, el descanso, la satisfacción
y la gratificación en la tarea y, más aún, si estos elementos no
están unidos a un acceso adecuado a bienes y servicios y a una justa
valoración social del trabajo realizado los maestros se alejan del
polo de la salud y se potencian los síntomas que desembocan en la enfermedad.
2.-El trabajo docente:
Las
crisis de los docentes son frecuentes, sobre todo a partir de los 35
años de edad. Las razones que se aducen en la consulta médica son:
- cansancio por la tarea
- mala remuneración
- desprestigio del rol
- presión de directivos y de
los cambios curriculares
- ingratitud de los jóvenes
- limitación en el crecimiento
institucional
- falta de reconocimiento y
valoración de su profesión en su propio medio familiar
En el aspecto eminentemente físico y
a la luz del análisis de una encuesta nacional realizada por CTERA
(Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina)
entre los maestros de todo el país surgen factores agravantes de la
condición sanitaria de los docentes ya que ella aparece un 52% que
manifiesta estar de pie toda la jornada, un 56,8% que está obligado
a forzar la voz, un 27,2% que adopta posturas incómodas, un 22,4% que
se sienta en un mueble incómodo y un 16,6% que debe realizar esfuerzos
físicos.
Por otra parte al elevado nivel de autoexigencia
propio de la tarea docente hay que agregar el que impone el premio por
presentismo, tal como lo demuestra el significativo porcentaje de los
maestros que concurren enfermos a trabajar (79,5%) con males como stress,
gastritis, lumbalgia, trastornos ginecológicos, etc. Entre los argumentos
expuestos por los docentes para esa asistencia en condiciones de salud
adversas, durante el transcurso de la encuesta, se encuentran:
- porque la enfermedad no los
obliga a estar en cama (44,8%)
- porque toma medicación para
ir a trabajar (22,8%)
- porque no tiene fiebre (10,2%)
De estos
datos podemos inferir la íntima relación entre las condiciones institucionales
que alojan a un docente y el devenir de sus procesos de salud. Según
el modo de inclusión del docente y su problemática, se podrá precipitar
una crisis, o por el contrario, se favorecerá la contención del docente
que “ya no da más”.
Las escuelas
se ordenan, según las mayores o menores alteraciones en la salud de
sus docentes, de la siguiente manera:
- escuelas riesgosas
- escuelas aceptables
- escuelas adecuadas
Las patologías
que aparecen en los docentes, según esta encuesta nacional, varían
en sus porcentajes de acuerdo a la escuela donde se desempeñen las
funciones.
PERFIL PATOLOGICO POR TIPOLOGIA DE
ESCUELA:
|
Esc. Adecuada |
Esc. Aceptable |
Esc. Riesgosa |
Hipertensión |
12 |
11.9 |
10.4 |
Enfermedad coronaria |
5.3 |
1.1 |
2.2 |
Stress |
21.3 |
29.6 |
32.6 |
Lumbago |
18.7 |
15.9 |
27.4 |
Gastritis |
32 |
20.7 |
22.2 |
Neurosis o depresión |
13.3 |
7.8 |
14.1 |
Várices |
29.3 |
34.8 |
42.2 |
Resfríos frecuentes |
34.7 |
39.9 |
42.2 |
Miopía o astigmatismo |
25.3 |
24.8 |
29.6 |
Disfonía |
29.3 |
35.2 |
40 |
Trastornos ginecobstétricos |
14.7 |
17.4 |
31.1 |
Una
de las mayores causas de presión sobre los docentes es la responsabilidad
sobre las personas y los bienes. Por las características del Código
Civil argentino, de más de cien años, el docente está siempre bajo
sospecha y debe ser él quien demuestre que no fue culpable ante cualquier
circunstancia. Esta situación se agrava en momentos de grandes carencias
económicas y de aumento de la violencia social en la escuela y su entorno.
El estado de deterioro de los edificios escolares y la deficiente construcción
de las ampliaciones que se realizan hacen del local escolar una
zona peligrosa.
3.-Malestar docente y descanso:
La
expresión “malestar docente” es considerada como la más inclusiva
para describir los efectos permanentes de carácter negativo que afectan
a la personalidad del maestro como resultante de las condiciones psicosociales
en que se ejerce la función pedagógica de enseñar. Este término
antes mencionado es el que ha podido nombrar el complejo proceso en
el cual los docentes han ido expresando sus marcas subjetivas y corporales
producidas en un proceso laboral soportado a costa de un importante
desgaste y sufrimiento.
El
trabajo, según Miguel Matraj, ha devenido en una necesidad de sentirse
útil y creativo para estar psicológicamente bien. Un sujeto se valora
en forma positiva cuando realiza tareas valiosas, reconocidas por otros.
Sin embargo, según la encuesta realizada por CTERA uno de cada cuatro
maestros piensa que su trabajo no contribuye a su desarrollo y de otras
respuestas puede inferirse que hay sentimientos de frustración y de
descalificación creciente debido a los condicionamientos que sufre.
La
jornada laboral docente, sumando el trabajo en la escuela y el que se
realiza en la casa más el trabajo doméstico, se hace interminable
y los descansos o pausas a tener en cuenta en todo proceso de trabajo
son muy escasos y no considerados.
En
la actualidad, fuera del horario de trabajo hay que agregar una intensa
actividad de capacitación obligatoria y voluntaria, que es relevante
para permanecer en el sistema e incrementar el puntaje de méritos para
la estabilidad laboral. Es importante señalar que esta actividad debería
llevarse a cabo “en servicio” y con relevamiento de tareas para
que los docentes pudieran concentrar sus esfuerzos en ella y así rendir
los frutos esperados.
4.-Enfermedades más comunes:
a) Afecciones de la voz:
La
sociedad en que vivimos en su constante y raudo andar no se detiene
a pensar en el ser humano como persona, con sus inquietudes y necesidades,
debiendo este adaptarse permanentemente a las distintas situaciones
que se le presentan o se le imponen, con la capacidad y defensa que
se supone debe tener. Lamentablemente no siempre es así, lo que crea
desajustes, desequilibrios y deterioro de la salud física y mental
que no encuentran, a veces, las soluciones deseadas.
La
voz profesional del docente ha sido motivo de estudio e investigación
desde hace muchos años. Para aquellos que participan de la profilaxis
y terapia de la voz del docente este tema se ha convertido en una preocupación
permanente. Se llega a pensar cuál es la razón por la cual la problemática
de la voz continúa sin solución favorable en muchos casos y, lo que
es más lamentable, discapacitando profesional, física y psíquicamente,
al maestro que la padece.
El
verbalismo constituye uno de los obstáculos más serios de la escuela
tradicional, donde la exposición del profesor reemplaza otro tipo de
experiencias. La imagen de este tipo de escuela es la de un docente
que habla con sus alumnos escuchando. Así se llegan a generar situaciones
conflictivas que favorecen la estructura de una mala calidad de vida
vocal por ser la voz vía de expresión y sentimientos que sirve de
marco al contenido intelectual.
La
voz de un docente, más allá de su posibilidad individual, se transforma
en un fenómeno de proyección social, su trascendencia en los alumnos
así lo confirma.. A través de su voz transmite contenidos en su mensaje
y además se convierte en modelo de musicalidad, de ritmo, entonación,
de resonancia, elementos con los que el alumno se beneficia cuando estas
características son el producto de una óptima funcionalidad vocal.
La
voz es la expresión de la personalidad y en ella se pone en juego la
carga afectiva de un individuo. Si algo ocurre con la voz a ese individuo
algo le pasa.
Merecen
ser considerados con detenimiento los factores de índole psicológica
que emergen del mecanismo vocal inadecuado, que crean tensiones en el
aparato fonador con la posibilidad de la aparición de una patología
orgánica. Además, puede suceder que un trastorno de la voz en el docente
genere problemas de inseguridad y temores que pueden incidir en su conducta.
El docente acumula una serie de problemas psicológicos y en su incapacidad
para resolverlos los vuelca en su actividad ya sea con nerviosismo o
con impulsividad, gritando y a través de su voz se transforma en un
elemento de agresión constante fabricando angustia, temor e inseguridad,
o con abulia, timidz o retraimiento, incapaz de infundir respeto volcando
en el alumnado su propia inseguridad. Ningún proyecto docente puede
llegar a cumplir plenamente su objetivo cuando está presionado de tanta
carga emocional no canalizada.
En
el transcurso de la actividad docente un maestro puede entrar en una
problemática sin darse cuenta y toma conciencia de ella cuando esta
ya tiene características de limitación y, en el peor de los casos,
sin solución de retorno. Se hace preciso, entonces, revisar criterios
y desarrollar programas preventivos de difusión masiva cuyos resultados
tiendan a una efectiva protección de la voz del docente que, por la
profesión elegida, pasa a integrar la categoría de profesionales de
la voz con el compromiso y la responsabilidad que ello implica.
b) Stress:
Trabajar
pensionado ya sea por condiciones ambientales deficientes, mala ventilación,
poca luz, etc., pueden ser factores negativos a considerar en el desarrollo
de la tarea docente tanto como el factor de tener un grado muy numeroso
que requiere de un gran esfuerzo para enseñar de manera personalizada.
Las
presiones propias de la institución o el traslado a las apuradas de
un lugar de trabajo a otro, cosa muy frecuente en la docencia, exigen
al organismo esfuerzos mayores para mantener la atención y el nivel
intelectual necesarios para cumplir con la tarea y la fatiga tiene múltiples
consecuencias a nivel físico y psíquico.
La
consecuencia de este stress prolongado puede derivar en diversas dolencias
psicosomáticas siendo las más frecuentes las que afectan al sistema
respiratorio y digestivo, por eso en la docencia son comunes las gastritis,
úlceras y espasmos bronquiales entre otras.
c) Enfermedades circulatorias:
Los
docentes están expuestos especialmente a las várices o dilataciones
venosas que resultan de la mala circulación de retorno. Frente a ello
lo primero que aparece es la sensación de piernas pesadas, edema (acumulación
de líquido que, por insuficiencia venosa, no vuelve a la circulación
general con facilidad) y muchas veces junto a estos síntomas aparece
una pigmentación de la piel que la vuelve color ocre.
La
dilatación venosa puede llegar a la formación de úlceras superficiales
por atrofia de la piel que se vuelven crónicas, profundizándose, aumentando
el dolor y llevando a quien las padece casi a la invalidez.
Esta
dilatación venosa se agrava en personas con una predisposición a las
dilataciones venosas, generalmente hereditaria, ayudada por la bipedestación
estática durante tiempos prolongados o por permanecer sentados, con
o sin apoyo, con las piernas caídas.
La
única prevención posible frente a estas afecciones es caminar y mantener
una buena postura, de allí que sea fundamental concienciar al docente
para que preste atención a los primeros síntomas y concurra a la consulta
médica.
d) Trastornos de la visión:
Un
maestro o profesor, ya sea por la cantidad de material que debe leer
(libros, correcciones, planillas, etc,) o por lo que debe escribir necesita
una buena iluminación y postura. El uso generalizado de los ordenadores
personales hace que se agraven estos factores. Enfermedades como la
miopía, el astigmatismo o la presbicia se agravan si no se utiliza
la corrección óptica adecuada.
Es
recomendable consultar al oftalmólogo periódicamente ya sea para detectar
estos problemas o para ajustar las correcciones utilizadas antes de
que los trastornos se agraven y las molestias crezcan.
e) Problemas posturales:
-
Maestros de Educación Inicial
En este nivel educacional los niños son altamente
demandantes y procuran para sí la atención constante del docente.
La mayor parte del tiempo este permanece de pie generando ciáticas
y lumbagos a través de posturas incorrectas. El dolor de espalda es
una constante en los docentes de niños pequeños.
-
Maestros de Nivel Primario:
Hay una sintomatología característica del docente
de grado: los dolores de cuello y espalda.
Los maestros de Escuelas Primarias permanecen
largas horas sentados mientras sus alumnos trabajan o corrigiendo trabajos.
Cuando están sentados en su escritorio la asimetría de los hombros
de la postura que adoptan produce tensiones en la espalda y cuello.
Por otra parte si la columna se arquea, inclina o torsiona en forma
repetitiva da lugar a la aparición de escoleosis estructurales o permanentes.
La función discal de distribuir y amortiguar las presiones que sufre
la columna se pierde y deriva en procesos inflamatorios o degenerativos
que afectan a las regiones cervical, dorsal y lumbar.
Otro aspecto problemático que repite lo anterior
es la constante inclinación hacia los pupitres de los alumnos que suelen
estar ubicados a la altura de su cintura produciendo contracturas musculares
crónicas, discopatías, etc.
La forma de revertir estas dolencias es, en caso
de permanecer sentado, impartir igual descarga en las nalgas, y parado
evitar utilizar siempre el mismo lado o costado para llegar a los alumnos
de manera que la columna vertebral trabaje en forma alternada y simétrica.
- Docentes
de Nivel Secundario:
Aunque debido a la edad de sus alumnos este docente
ya no está tan exigido físicamente padece molestias características
debido al prolongado tiempo que permanece sentado ya sea durante las
horas de clase o corrigiendo trabajos o avaluaciones. Adolece de todas
las actitudes cifosantes típicas de las tareas que se realizan en esta
posición que producen una acentuación de las curvaturas normales de
la columna por lo cual las presiones normales que absorbe y transmite
cada disco invertebral se hacen descentradas lo que da lugar a la evolución
del proceso degenerativo.
Otra actitud característica es la permanencia
de pie frente a los alumnos.
Desde el punto de vista mecánico el equilibrio
general del cuerpo se organiza a partir de la articulación de la cadera.
En una postura normal la línea de gravedad cae dentro de la base de
sustentación. A medida que se desciende por la columna vertebral cada
unidad funcional sostiene un peso mayor y posee un valor intrínseco
de equilibrio, en términos de la carga que soporta y de sus propias
características de deformación. Sin embrago cuando el docente está
parado suele descansar el peso de su propio cuerpo sobre un mismo lado
y de esa forma pensiona los mismos grupos musculares que afectan a la
zona lumbar, cadera, rodillas, etc.
Una manera de prevenir estas dolencias es la
de desplazarse a los largo del salón de clase o, en los casos en que
el docente debe permanecer inmóvil frente al pizarrón, alternar el
peso corporal sobre uno o ambos pies sin sobreestimar las rodillas.
5.-
Conclusiones:
La
salud de los docentes es importante no sólo por su rol profesional
sino porque se entiende que la salud ocupacional es parte de un circuito
espiralado y recurrente en el que no puede cuidar a otros si no sabe
cuidar de sí mismo, y este cuidar de sí mismo es un aprendizaje
que, inevitablemente, incluye el bienestar de los demás.
Si
bien el alumno es el eje y centro de la tarea educativa, el docente
no es un factor o un instrumento para llegar a un objetivo pedagógico.
Como ser humano deberá ser atendido en su persona y sostenido en su
posibilidad de aprender como lo merece su alumno.
“Los
maestros han sido tratados con sentimiento, ensalzados, defendidos,
compadecidos, censurados y condenados. Son generalmente mal pagos. Están
sometidos a reglamentaciones que ningún otro ser humano aceptaría.
Tiene que satisfacer a los consejos escolares, a los inspectores y a
los directores. Tienen que cuidar meticulosamente la ropa, la dicción
y los modales. Tienen que parecer siempre dignos y no mostrarse jamás
disconformes ni criticar a sus superiores. Tienen que reflejar las opiniones
políticas aprobadas de los buenos elementos de la sociedad… Pero
esos buenos maestros son buenos maestros no por el sistema profesional
por el que actúan sino a pesar de él…”
Leo Kanner
Psiquiatría infantil. 1935
Hoy,
a más de setenta años de estas afirmaciones rescatamos la vigencia
de lo escrito por este notorio psiquiatra infantil. Así podremos darnos
cuenta de la exigencia de salud física y mental que se da por supuesta
en la persona a la que denominamos docente, pedagogo o maestro.
Permanentemente
dentro de las exigencias mencionadas a las que son sometidos los docentes
se halla la de ser transmisor ante sus alumnos y sus grupos familiares
de los conceptos de salud y prevención, pero ¿es esto posible desde
una persona descuidada por el medio laboral que le exige pero no lo
cuida, no lo protege?
Creemos
que solo un docente sano puede cumplir con este aspecto de su misión
educadora. Si hasta ahora no existe ninguna acción preventiva o curativa
de parte del sistema laboral en el que se halla inmerso es posible que
concientizando a las personas se logren, por lo menos, conductas que
lleven a la autoprotección y así se logre desterrar de las escuelas
muchas patologías que afectan el normal desarrollo del proceso de enseñanza-aprendizaje.
Un
docente sano es seguridad de continuidad en la formación de los niños
y adolescentes que tiene a su cargo. Es certeza de que cumplirá con
su trabajo diario de forma más amable, más feliz, mostrando a sus
alumnos así que desarrollar una vocación es una bendición de la vida
y no una carga pesada casi imposible de sobrellevar. Esto también es
enseñar.
(c) Adriana Isabel Lettieri
Bibliografía:
Martínez Deolidia, Valle Iris y Kohen
Jorge
“Salud y trabajo docente. Tramas del
malestar en la escuela”
Ed. Kapelusz, Bs As, 1997
Esteve, José Manuel
“El malestar docente”
Ed. Paidós, Barcelona, 1994
Organización Panamericana de la Salud
Revista “Comunicación para la salud”
Nº 13
Escuelas promotoras de salud. Entornos
saludables y mejor salud para las generaciones futuras
Washington, 1998
Corte de Cragno, Rafaela
“Higiene vocal del futuro docente”
Revista Fonoaudiológica, Bs As, 1996
______________________________
Sobre la autora:
ADRIANA ISABEL LETTIERI
Profesora para la Enseñanza Primaria
con intensificación en Psicopedagogía
Especialización en Educación de Adultos
y Adolescentes
Especialización en Ciencias Sociales
Especialización en Mediación Preventiva
del Comportamiento Adictivo
Técnico Superior en Conducción Educativa
Técnico Superior en Administración
Escolar
Profesora del curso para docentes: "Profilaxis
de la voz docente"
Actualmente Directora Escuela Nº
19 Distrito Escolar 20 – Gobierno de la Ciudad de
Buenos Aires