Recuerdo los cuartos traseros
de una vaca pastando al sol.
Recuerdo bien haberla visto
viajando a unos 120 KmPH
Recuerdo aquel viaje estival
en un día nítidamente fresco.
Y recuerdo que el almuerzo
a la vera de la ruta plateada,
con vacío, morcilla
/y
chinchulín,
me puso melancólico y caminé,
hasta encontrar al abedul.
Recuerdo que el cielo brillaba
a través de la verde transparencia
que el abedul ofrecía al viento.
Recuerdo al viento atravesándolo,
para inflarlo desde su adentro
con una suave forma espiralada.
Recuerdo eso y mucho más.
(c)Alfredo Benavidez Bedoya
“Joven Abedul”. Grabado en linóleo.