
Muestra de Rómulo Macció en el Museo Nacional de Bellas Artes
"Retratos y lugares"
(Buenos Aires) Cecilia Valdez
Actualmente se puede ver una muestra de Rómulo Macció en el Museo Nacional de Bellas Artes.
Junto con Luis Felipe Noé, Ernesto Deira y Jorge de la Vega, Rómulo Macció integró el grupo Otra Figuración que tuvo una relevancia fundamental en el arte argentino. El crítico Aldo Pellegrini la calificó como "el inicio de una tercera vanguardia". El nuevo abordaje de la figura, sin las ataduras de la imitación naturalista surgió en sintonia con el Informalismo, como una reacción a la abstracción geométrica.

Los cuadros de Macció que integran esta exposición son de grandes tamaños. El trazo expresionista y los colores en varias obras asemejan éstas a los de los "fauves".
Los temas varían, está en las pinturas un inquietante Río de la Plata, un otoño que se desprende con fuerza en las hojas que caen por detrás de la espalda de una mujer, el puente de Brooklyn, los autos en una autopista saturada, ventanas que recortan fragmentos de un cuadro de los barcos del Riachuelo en La Boca, el teclado de una computadora en Puerto Madero o en cualquier parte, y en los retratos la expresión humana, esa expresión que un artista como Macció sabe reflejar.

Rómulo Macció nació en Buenos Aires en 1931. A los catorce años empezó a trabajar en una agencia de publicidad. Se especializó en Artes Gráficas y realizaba decoraciones y escenografías teatrales. En 1956 empezó a dedicarse asiduamente a la pintura y realizó su primera exposición en Buenos Aires. Viajó a Nueva York y a varias ciudades europeas donde expuso en casi todos los países que visitó.
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"... A los setenta y cinco años Macció merece otros adjetivos: vital, necesario. Aquí están, éstos son - cuadros grandes, agresivos - sus nuevos "vómitos del alma". Así con la contundencia que tienen esos trazos de lampazo mágico Macció definió alguna vez esto que hace...".
"... Macció no habla. Ni quiere. Entonces habrá que hurgar en esa necesidad suya de pintar teclados, pantallas de PC, ese gris opresivo de los monitores que tan bien ha resuelto en su remolino. Por qué señor Macció, esa obsesión con las cosas ésas de la computación. Si la explicación fuera una reflexión severa, de artista, sobre la sociedad informática el esfuerzo bordearía el precipicio del kitsch.
Pero en cambio, lo que aparece aquí es una actualización de sus fantasmas - esa sirena chorreante que manda mails desde una nube - y su oficio para desordenar un universo tan rígido como el de Bill Gates y Steve Jobs.
Cincuenta años atrás, Macció dejaba la publicidad para sumergirse en la expiación de fantasmas, sus vómitos del alma".
Fernando García, Diario Clarín
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"... Macció ofrece argumentos inapelables para rebatir a quienes, precipitadamente, le han colgado a la pintura el certificado de defunción. En una época en la que prácticamente toda expresión artística va precedida por una sesuda y en muchos casos estéril adquisición, su consigna vital de que "la pintura no se dice, se muestra" resulta políticamente incorrecta, arriesgada y provocadora. Así es también su obra: inmune a los vaivenes de la moda, libre de manierismos, franca, auténtica, profunda, vigorosa, muy a menudo conmovedora y siempre eficaz..."
Cayetana Alvarez de Toledo, Madrid 2004.
(c) Cecilia Valdez
bibliografía:
catálogo de la Muestra "Arte y Política en los ´60", (Palacio Nacional de las Artes, ex-Palais de Glace), curador Alberto Giudici
catálogo de la muestra "Rómulo Macció, Retratos y Lugares", Museo Nacional de Bellas Artes |