Sigues pensando que nada podría sucederte; reflexiona, no eres importante.
Observa al pájaro bañándose en el polvo...
Te preocupa como lejano el futuro de tu descendencia, pero no te ocupas... has entrado en la cuenta regresiva.
Tienes el privilegio de ser testigo del principio del fin, el juicio final, el apocalipsis.
Has comenzado a sufrir las consecuencias de tu falta de respeto y abuso en el manejo de los recursos naturales.
Te has dejado atrapar por el consumismo, por tu falso poder, por la indiferencia al reclamo y advertencia de los hijos de la tierra, advertencia de los humildes y sabios hijos de la tierra.
No hay forma ni fórmula que detenga el inflexible fin, has hecho lo posible para que así fuera, hazte cargo.
Ya no deberías traer niños al mundo, deja a los ángeles donde están.
No te empeñes en satisfacer tu ego dejando tus huellas, no habrá quien las busque o las encuentre.
Si aún tienes la dignidad suficiente, aprovecha el tiempo que te resta en disculparte; al menos haz el esfuerzo de elevar tu espíritu y tal vez logres formar parte de la sincronía universal.
Contempla, para alimentar tu viaje, la perfección de la fotosíntesis y su armonía con la naturaleza; piensa en la firmeza trágica de ese reino, imagina sus raíces sobreviviendo a tu depredación.
Nada ha sido creado para que dispongas como si te perteneciera.
Debes reconocer que tú eres el parásito, que tu vida es un ensayo de energía encapsulada. Ya puedes comprobar que la tierra no toma en serio tu existencia.
Sólo te queda la esperanza de ser un elegido, y si lo eres o no, lo sabe tu conciencia.
(c) Juan Alfredo Abraham