(Buenos Aires) Araceli Otamendi
Pregunta:
¿Qué opina de los directores Woody Allen y Pedro Almodóvar?
Arturo Ripstein:
Me gustan mucho algunas cosas de ellos. Pero es muy difícil contestar, se habla a partir de la envidia. De Woody Allen me gustan muchas cosas, pero a veces en las películas de él se sienten como instrucciones para ser cosmopolita, donde nos indica qué neurosis tener, qué películas ver. Como cineasta me interesa muchísimo. Es un director que filma la película y la vuelve a filmar, la filma dos veces. Almodóvar, al principio, cuando comenzaba su carrera me interesaba, después se volvió el director más importante del mundo y eso evidentemente lo obligó a hacer concesiones...
Paz Alicia Garciadiego:
Básicamente coincido con Arturo, después de 18 años de estar filmando juntos. Woody Allen no me interesa mucho. Sus películas están muy basadas en el diálogo, tiene fascinación por Nueva York y para mí Nueva York ya no es el centro del mundo. En cuanto a Almodóvar me gustaban las películas de él que no tenían corrección política. La corrección política es algo que está acabando con el cine, es una forma de censura.
¿Qué otros directores le interesaron?
Arturo Ripstein:
Los cineastas que me interesaron fueron Ford, los de la nueva ola francesa: Resnais, Chabrol, Truffaut, Kurosawa, ellos me abrieron los ojos. También dos o tres italianos y en México Buñuel. El cine mexicano es un cine de público cautivo. El cine pasa ahora por una etapa tremenda, casi ha desaparecido el cine periférico. Hoy se hace cine para festivales.
¿Ha visto algo de cine argentino?
Arturo Ripstein:
Estuve de jurado en el Festival de San Sebastián. En la sección del Festival “Horizontes latinos” de 15 películas, 10 eran argentinas. No se puede ver demasiado cine argentino en México como no se puede ver cine mexicano en Argentina. Porque el distribuidor dice “no tiene potencial” y esa es la censura más terrible, la censura económica, como cuando se presenta un proyecto para hacer un film y alguien dice: “no es viable”. México antes tenía una producción de más de cien películas al año, luego pasó a producir entre 8 y 10 films. La producción sin dinero del estado no tiene ningún sentido.
¿Qué futuro le ve al cine? Buñuel en un reportaje dijo que no le veía mucho futuro a la industria cinematográfica debido a sus costos
Arturo Ripstein:
El cine tendería a volverse como la literatura o la pintura, cada vez más elitista. Es posible que esto sea así. Si México todavía edita cuatro mil ejemplares de una obra de Octavio Paz o de Carlos Fuentes, ¿por qué voy a tener yo más público que ellos? Estoy muy lejos de García Márquez o de Pedro Almodóvar, no sé si me parece bien o mal, me asusta muchísimo y si puedo seguir engañando a los productores, pensarán en hacer las películas más pequeñas, para poca gente. También hacer cine digital, es una opción, da una certeza de que lo que se está haciendo no es la última película. Porque si uno piensa en “tengo que hacer una buena película” se paraliza. Se puede seguir pensando “tengo que hacer una película” y eso basta.
¿En qué proyecto está trabajando actualmente?
Arturo Ripstein
En la adaptación de una novela, “Carnaval de Sodoma” de Pedro Antonio Valdéz, un escritor dominicano.
Me gustan los personajes muy marginales, con sentido de la vida marginal. Me he dado cuenta a través de la experiencia que esos personajes me dan para hacer una mejor narrativa, aunque no los invitaría a comer. Me gusta mostrar que no vivimos en el mejor de los mundos posibles.
¿Recuerda algún consejo que le hayan dado?
Arturo Ripstein
Sí, el de mi padre: Por qué mejor no estudias derecho antes de ser director? Mi padre era productor de cine y así aprendí el oficio, estaba cerca de Buñuel, veía cómo filmaba él, yo tenía 17 años y estaba convencido de que lo podía hacer mejor que él. Buñuel me dijo: “si quieres hacer películas ten respeto por lo que vas a hacer”. Hay que hacer las películas que no te traicionan, yo he tratado de cumplirlo. Buñuel decía: lo importante es que no te traiciones. Si tuviera que dar un consejo a un joven cineasta le diría “hay que persistir sin esperanza”.
Usted habla de una traición ética, y ¿qué es lo que ocurre con el cine, es similar a la literatura, donde el escritor es el primero que se traiciona, porque escribe cosas que no sabe que va a escribir?
Arturo Ripstein
No hay diferencia entre el cine y la literatura en ese sentido, porque en todo lo que uno emprenda el resultado puede ser deleznable, no el hecho de hacerlo.
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