
Fotografía de la inaguración -de izq. a derecha-:
Antonio Prats. Consejero cultural embajada de España
Javier Pérez Buján. Curador de la muestra y director de la Fundación Laxeiro
Carlos García-Suárez y Otero: nieto del artista y secretario general de la Fundación Laxeiro
José Crespo Iglesias: alcalde de Lalín, pueblo natal de Laxeiro y patrono de la Fundación Laxeiro
Américo Castilla: director del Museo Nacional de Bellas Artes
(Buenos Aires) Marcela Díaz
A diez años de la muerte de Laxeiro, artista gallego nacido en Lalín en 1908, quien vivió en Buenos Aires entre 1951 y 1970, el Museo Nacional de Bellas Artes presenta una muestra auspiciada por la Fundación que lleva el nombre del artista.

Laxeiro se abrió hacia el informalismo durante el período en que vivió en la Argentina, se dejó alimentar por los estímulos de Buenos Aires, al mismo tiempo que él también influyó en la pintura argentina de aquellos años.
Además de integrarse al Exilio gallego bonaerense, también cultivó sólidos trazos de amistad con los artistas porteños. Laxeiro compartió experiencias con Larrañaga, Carlos Alonso, Leopoldo Presas, Pujía y otros artistas. También llegó a desempeñar el cargo de Vicepresidente de la Sociedad Argentina de Artistas Plásticos en 1964, en una época en que esta institución gozaba de gran vitalidad.
La muestra que se presenta en el Museo Nacional de Bellas Artes, busca, además de exponer sus pinturas y dibujos, mostrar el lado íntimo del artista, con pequeños dibujos que el artista hacía, ya que Laxeiro dibujaba en forma casi compulsiva.
La crítica gallega aplaudía al Laxeiro de los años treinta y cuarenta, que practicó una pintura de corte protoexpresionista y que supo sintetizar la tradición de la Galicia rural con un tratamiento formal contemporáneo, muy cercano en algunos aspectos a lo que se conoció en Europa como "la nueva objetividad". A su llegada a Buenos Aires y a pesar de abrirse hacia caminos más experimentales, Laxeiro no sólo no abandona este primer momento de su pintura, sino que convive con él hasta finales de los años setenta, ya de regreso a España.

Nuevos ámbitos, nuevos lenguajes: apertura hacia el informalismo. El enorme dinamismo cultural de una ciudad como Buenos Aires hizo que Laxeiro rápidamente adoptara nuevas formas de pintar, llevando cada vez más hacia el extremo esa gestualidad que siempre caracterizó su pintura. Si durante décadas anteriores Goya, Rembrandt y Picasso habían sido sus modelos fundamentales, ahora coincidía o se adelantaba a movimientos que recorrieron las segunda mitad del siglo XX, como el primitivismo del Grupo CoBra en el centro y norte de Europa o el Art Brut con el que Dubuffet predicaba desde Francia una vuelta a la pre-racionalidad.
La exposición se cierra con una pequeña muestra de documentación en la que se produce un acercamiento al Laxeiro más polifacético, como ilustrador de libros, conferenciante e incansable agitador cultural.
La muestra va acompañada por un cuidado catálogo a todo color en el que se reproducen la totalidad de las obras expuestas y se incluyen textos del escritor Xojé Neira Vilas, el empresario y artista Isaac Díaz Pardo, el nieto del artista Carlos García-Suárez y Otero y el comisario de la exposición Javier Pérez Buján.
(c) Marcela Díaz |