|
Desde Talca, Chile
EL SUEÑO DE LAS LANZAS
(Este poema forma parte de la trilogía dedicada
al gran líder sudafricano Nelson Mandela)
Perdóname, Señor: he nacido esclavo, tendrás que protegerme mientras viva. Algunos no me dejarán tranquilo, no le darán descanso a mi sombra ni una camisa para abrigar mi soledad. Y tú tendrás que ayudarme, cuando me cierren las puertas al revelar mi origen, cuando me caigan a pedradas a la salida del trabajo, cuando me escupan la cara y me levanten de noche para golpearme hasta dejarme sin pulso, y me digan: "Negro, no te queremos. Vuelve a la selva a cazar lagartijas, vuelve a la orilla a vender tus canoas, vuelve a la escarcha a revolcarte con los tuyos. No te queremos. Somos nosotros los elegidos en esta historia. No te queremos...
|
|
|
El sueño de las lanzas
(Este poema forma parte de la trilogía dedicada
al gran líder sudafricano Nelson Mandela)
Perdóname, Señor: he nacido esclavo, tendrás que protegerme mientras viva. Algunos no me dejarán tranquilo, no le darán descanso a mi sombra ni una camisa para abrigar mi soledad. Y tú tendrás que ayudarme, cuando me cierren las puertas al revelar mi origen, cuando me caigan a pedradas a la salida del trabajo, cuando me escupan la cara y me levanten de noche para golpearme hasta dejarme sin pulso, y me digan: "Negro, no te queremos. Vuelve a la selva a cazar lagartijas, vuelve a la orilla a vender tus canoas, vuelve a la escarcha a revolcarte con los tuyos. No te queremos. Somos nosotros los elegidos en esta historia. No te queremos. Somos hermosos y valientes y justos. Para nosotros el oro, para ti las cadenas. Para nosotros el trigo, para ti la maleza. Para nosotros las palabras, para ti los sonidos, los gestos y las lágrimas. No te queremos, regresa". Pero yo no me iré, Señor, y mostraré mis llagas, y estaré orgulloso de mis llagas, y cantaré y bailaré y moriré por los míos, y por ellos seré pasto, piedra, camino, océano, por ellos seré árbol encadenado a la tierra, por ellos me levantaré del barro hasta ser bandera, me abrazaré a la sangre de mis antepasados, ellos me seguirán con sus tambores, ellos me prestarán sus cuchillos y sus flechas, ellos rezarán por mí y por los que vienen detrás de mí. Y cuando mi alma desfallezca y mis manos desfallezcan y mis huesos desfallezcan, ellos me levantarán de nuevo para seguir luchando. Y yo veré la luz a pesar de las heridas, y a pesar de los rencores florecerán los sueños, y mis pasos poco a poco visitarán los mercados, mis manos recorrerán el pelaje de las panaderías, mis ojos aprenderán a ver otros ojos, mi voz se fundirá con otras voces, mis palabras serán escuchadas y yo escucharé otras palabras. Y ya no habrá ira ni llanto, ya no habrá miedo ni olvido, y nuestro pueblo será uno más entre los pueblos de la tierra, nuestra raza propagará su canto como una semilla, y tú, Señor, de memoria, cantarás con nosotros.
(c) Mario Meléndez
|
|