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Estás aquí:  Inicio >>  Cuentos, poemas, relatos >>  El sueño de las lanzas por Mario Meléndez
 
El sueño de las lanzas por Mario Meléndez
 

Desde Talca, Chile

EL SUEÑO DE LAS LANZAS

(Este poema forma parte de la trilogía dedicada

al gran líder sudafricano Nelson Mandela)

Perdóname, Señor: he nacido esclavo, tendrás que protegerme mientras viva. Algunos no me dejarán tranquilo, no le darán descanso a mi sombra ni una camisa para abrigar mi soledad. Y tú tendrás que ayudarme, cuando me cierren las puertas al revelar mi origen, cuando me caigan a pedradas a la salida del trabajo, cuando me escupan la cara y me levanten de noche para golpearme hasta dejarme sin pulso, y me digan: "Negro, no te queremos. Vuelve a la selva a cazar lagartijas, vuelve a la orilla a vender tus canoas, vuelve a la escarcha a revolcarte con los tuyos. No te queremos. Somos nosotros los elegidos en esta historia. No te queremos...

El sueño de las lanzas

(Este poema forma parte de la trilogía dedicada

al gran líder sudafricano Nelson Mandela)

Perdóname, Señor: he nacido esclavo, tendrás que protegerme mientras viva. Algunos no me dejarán tranquilo, no le darán descanso a mi sombra ni una camisa para abrigar mi soledad. Y tú tendrás que ayudarme, cuando me cierren las puertas al revelar mi origen, cuando me caigan a pedradas a la salida del trabajo, cuando me escupan la cara y me levanten de noche para golpearme hasta dejarme sin pulso, y me digan: "Negro, no te queremos. Vuelve a la selva a cazar lagartijas, vuelve a la orilla a vender tus canoas, vuelve a la escarcha a revolcarte con los tuyos. No te queremos. Somos nosotros los elegidos en esta historia. No te queremos. Somos hermosos y valientes y justos. Para nosotros el oro, para ti las cadenas. Para nosotros el trigo, para ti la maleza. Para nosotros las palabras, para ti los sonidos, los gestos y las lágrimas. No te queremos, regresa". Pero yo no me iré, Señor, y mostraré mis llagas, y estaré orgulloso de mis llagas, y cantaré y bailaré y moriré por los míos, y por ellos seré pasto, piedra, camino, océano, por ellos seré árbol encadenado a la tierra, por ellos me levantaré del barro hasta ser bandera, me abrazaré a la sangre de mis antepasados, ellos me seguirán con sus tambores, ellos me prestarán sus cuchillos y sus flechas, ellos rezarán por mí y por los que vienen detrás de mí. Y cuando mi alma desfallezca y mis manos desfallezcan y mis huesos desfallezcan, ellos me levantarán de nuevo para seguir luchando. Y yo veré la luz a pesar de las heridas, y a pesar de los rencores florecerán los sueños, y mis pasos poco a poco visitarán los mercados, mis manos recorrerán el pelaje de las panaderías, mis ojos aprenderán a ver otros ojos, mi voz se fundirá con otras voces, mis palabras serán escuchadas y yo escucharé otras palabras. Y ya no habrá ira ni llanto, ya no habrá miedo ni olvido, y nuestro pueblo será uno más entre los pueblos de la tierra, nuestra raza propagará su canto como una semilla, y tú, Señor, de memoria, cantarás con nosotros.

(c) Mario Meléndez

 

 
 
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