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Que cesen de inmediato todas las guerras y los científicos trabajen para detener y paliar el hambre y las enfermedades en todo el mundo!
Que los pueblos del primer mundo recuerden que los del tercer mundo están poblados por seres humanos y no por números
Que ningún niño o persona adulta muera de hambre o de frío!
Y como decía el poeta Almafuerte:
Van estos dos sonetos medicinales:
¡Avanti! Para Don Félix J. Tettamanti
Si te postran diez veces te levantas Otras diez, otras cien, otras quinientas... No han de ser tus caídas tan violentas Ni tampoco, por ley, han de ser tantas. Con el hambre genial con que las plantas Asimilan el humus avarientas, Deglutiendo el rencor de las afrentas Se formaron los santos y las santas. Obsesión casi asnal, para ser fuerte, Nada más necesita la criatura, Y en cualquier infeliz se me figura Que se rompen las garras de la suerte... ¡Todos los incurables tienen cura Cinco segundos antes de la muerte!
¡Piú avanti! No te des por vencido, ni aun vencido, No te sientas esclavo, ni aun esclavo; Trémulo de pavor, piénsate bravo, Y arremete feroz, ya mal herido. Ten el tesón del clavo enmohecido, Que ya viejo y ruin vuelve a ser clavo; No la cobarde intrepidez del pavo Que amaina su plumaje al primer ruido. Procede como Dios que nunca llora, O como Lucifer, que nunca reza, O como el robledal, cuya grandeza Necesita del agua y no la implora... ¡Que muerda y vocifere vengadora, Ya rodando en el polvo tu cabeza! I
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(c) Araceli Otamendi |
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