Maria Cristina Ceballos Cano
CONFESION DE HOMERO
Alguien me habita
como a un vetusto caserón sin límites.
Me recorre lentamente.
En los pasillos de mis venas
musita cábalas antiguas
y teje poemas y leyendas.
Sus anhelos de mar se asoman
a las gastadas ventanas de mis ojos.
Es el otro que a veces me supera
emerge por mis poros
me sigue presuroso
por los dédalos infinitos
de una ciudad sin destino
se ríe de mi triste condición de burócrata
sabe que al final de la jornada
tendremos los dos idéntica estatura.
EN EL CENTRO DE ÍTACA
En el parque,
los poetas de mi pueblo
envejecen a la sombra de los árboles;
como ellos, echan hojas inútiles
que un barrendero terco desaparece,
el pobre, ni siquiera imagina
que cuando todos se hayan ido para siempre,
las hojas seguirán, allí, susurrando tempestades.
TERNURA
(Antes de la despedida)
Mientras los noticieros van y vienen
con angustias de guerra
y tocan los centauros
el clarín de la partida,
yo tejo en tu espalda
un sembrado de besos
que florecerá mañana
en el telar del tiempo
con temblor de mariposas.
DE SUEÑOS Y MEDUSAS
Desde el fondo de la noche
una mariposa me mira
con sus ojos de gato.
RECLAMO A CIRCE
Un rumor en mi oído
abrió mi senda a tu noche
En mi cuello una caricia
conjurada de besos
Mis estrellas apenas
parpadearon su asombro
mariposas de luz
en la red de tus deseos
En tu vórtice de fuego
sueñan mis sueños, tus sueños
¿Qué otros caminos me niegan
los placeres de tu cielo?
A LAS PUERTAS DE TROYA
Un trino de sol
acaricia el claroscuro del paisaje;
Amanece.
RITUAL
(Para Helena de Troya)
Una daga ancestral
repite, en tu jardín secreto
donde aún los pétalos conservan
memorias de rubores,
el rito milenario del placer y la estrella
Y despues del amor...
los poros prolongan la ternura
sin la ansiedad de la daga interpuesta.
(c) Carlos Alberto Villegas Uribe