(Buenos Aires) Araceli Otamendi
En un acto en una de las salas del Centro Cultural Recoleta, el Embajador de Chile Luis Maira Aguirre explicó al público presente los pormenores del complejo proceso por el cual el moai ahí exhibido volvía después de muchos años a su lugar de origen: la Isla de Pascua.
Estaban presentes también la artista visual Rosa Velasco y representantes de la cultura rapa nui que habían viajado especialmente para la ocasión.
La leyenda cuenta que el moai fue regalado por los pascuenses al Presidente Carlos Ibáñez del Campo y luego cedido a un corredor de propiedades, quien lo vendió a un anticuario argentino de apellido Velasco, que posteriormente hizo lo mismo a un coleccionista inglés.
Es así como este trozo de Isla de Pascua llegó a Ámsterdam, pero el dinero ofrecido a Velasco nunca llegó a sus manos.
Luego de pleitos judiciales, el moai volvió a la Argentina donde estuvo retenido diez años en la aduana.
Rosa Velasco viajó a buscarlo y se encontró con la sorpresa de que había sido rematado. La artista lo compró con la única idea de devolverlo a la isla.
El moai de aspecto imponente fue exhibido durante dos días en una caja especial que posteriormente lo trasladaría a Chile.
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