(Buenos Aires) Araceli Otamendi
Se presenta por primera vez en Buenos Aires una muestra antológica de Gego en el Malba curada por Mari Carmen Ramírez. Anteriormente la obra de Gego se expuso en este museo en la muestra Geo-metrías Obras de la Colección Cisneros, en 2003, y es el único museo en la región con obra de Gego en exhibición permanente dentro de su colección de arte latinoamericano del siglo XX.
Con una muy buena exposición sobre la obra de la artista de origen alemán, la curadora la presentó ante la prensa.
Esta iniciativa forma parte del acuerdo marco que Malba firmó con el The Museum of Fine Arts, Houston, en 2005, y es una variante de la exposición exhibida en el MFAH en septiembre de 2005. Gego, entre la transparencia y lo invisible se presentará primero aquí y luego en la Biblioteca Luis Ángel Arango de Bogotá y en el Drawing Center de Nueva York.
La exposición cuenta con casi 100 piezas de Gego procedentes de colecciones públicas y privadas de Estados Unidos y, en especial, de la colección de la Fundación Gego depositada en el MFAH. Se incluyen aquí trabajos realizados entre los años 50 y los 90; desde sus primeras series de monotipos hasta tejeduras de los últimos 80 y 90. Estarán presentes en esta muestra tintas, aguatintas, litografías, libros, monotipos, acuarelas y sus más famosas series Líneas, Esferas y Chorros, todas construcciones tridimensionales realizadas con alambres, que ella comenzó a principios de los años 60. Dentro de la exposición, uno de los puntos a destacar es el conjunto de obras pertenecientes a la serie que Gego denominó Dibujos sin papel, considerada por muchos de los especialistas como uno de sus aportes más relevantes al arte del siglo XX. Estos Dibujos sin papel están realizados con diversos materiales, entre ellos, alambres de acero y de cobre, resortes y canutillos metálicos, tubos de cobre pintados, hierro, varillas y cables de aluminio, acuarela, pastel y tinta.
La muestra está acompañada por un catálogo bilingüe español-inglés, coproducido por Malba y MFAH, con 120 reproducciones color, ensayos de Mari Carmen Ramírez, Robert Storr y Catherine de Zegher (Directora del Drawing Center); fotos documentales sobre Gego; una cronología biográfico-artística y una selección bibliográfica realizadas por Josefina Manrique.
Las líneas de Gego
El trabajo de Gego como artista, ya sea sobre el plano o en el espacio tridimensional, es concebido por Mari Carmen Ramírez, curadora de esta exposición, como el instrumento utilizado para provocar en el espectador un "espacio intermedio". Y describe esta dimensión perceptual como un campo de fuerzas en el que se funden lo concreto y lo ilusorio, interrumpiendo, así, líneas de trazos variados, y generando planos activos y pasivos.
Según las propias palabras de la artista, el intento fue "tornar visible lo invisible", tanto en un dibujo como en el espacio. Su búsqueda era la transparencia en la obra, ese espacio intermedio que aparecería entre y bajo las líneas. Este método relacional le permitió sugerir profundidad sin recurrir jamás a la perspectiva. Reveló asimismo un área invisible -equivalente al campo de fuerza perceptivo- donde se reunían lo real y lo subjetivo como también los impulsos y sensaciones cósmicas. Sin embargo, su objetivo no era "representar esa zona transparente sino, visualmente, el traer a la mente su presencia", señala Ramírez, creando un nuevo marco de interpretación relacionado con lo que ha sido señalado tantas veces como la base sobre la que se construyó la obra de Gego: el dibujo. En este sentido, es interesante recuperar las observaciones de la artista cuando señala, en su Sabidura 1": "Relaciones de líneas creadas ni de la realidad de ver ni de la realidad de saber".
Tanto en su obra plástica como en su escritura se nota una gran capacidad para procesar ideas. La línea como elemento que signa todas sus investigaciones y creaciones; la estética de la transparencia; el arte como goce y disfrute para el artista y el público son algunos de los conceptos que fueron objeto de reflexión e interés por parte de Gego.
Sus obras generan una experiencia "háptica", combinando los sentidos de la vista y el tacto, las esferas de la mente y de la emoción. En este camino, la propia Gego, en los Testimoniales 7, 8 y 9, incluidos en Sabiduras y otros textos de Gego -anteriormente citado- remite a la emoción y al cuerpo al producir la obra: "No sé de dónde viene el resultado de mi trabajo; o yo sé que se origina con mis manos, mis ojos y mi emoción. (...) La mentalidad de trabajar estructuralmente es un don natural, que no excluye nunca la sensibilidad y la emoción."
Desde el principio, el trabajo implicó líneas, trazadas sobre el papel o con metal en el espacio. Una línea era para Gego como un objeto para jugar, "algo más que la sucesión de marcas entre dos puntos" -como escribe Ramírez-. "Era, además, el nexo activo entre dichas marcas. Inclusive, el modo de expresión visual del hombre para todo aquello que por su índole es imposible de ser visto (pensamiento, emoción), aunque radique en la conciencia humana", concluye la curadora. En una presentación de 1966, realizada ante sus compañeros y profesores de taller en el Tamarind Lithography Workshop, la artista señalaba: "No hay peligro para mí de quedarme estancada, porque con cada línea que dibujo, cientos de ellas esperan por ser dibujadas. (...) Hace treinta años yo fui entrenada como arquitecto, comprometida a dibujar líneas con un significado definido, líneas que siempre determinan formas o espacios como símbolos del límite, nunca con una vida propia. (...) Muchos años después descubrí el encanto de la línea por sí misma, la línea en el espacio así como la línea dibujada sobre una superficie, y la nada entre las líneas y el destello cuando se cruzan, cuando son interrumpidas, cuando son de un color o tipo diferente. Descubrí que algunas veces el entrelíneas es tan importante como la línea en sí misma."
A principios de los 70, Gego se alejó del sistema lineal de planos y volúmenes producidos por líneas verticales acumuladas, colgadas en forma irregular más que perfectamente paralelas. Durante ese tiempo, continuó dibujando líneas entrecruzadas que parecían liberarse cada vez más del sistema estructural de líneas paralelas y verticales mediante el acto mismo de entrelazarse. Gego fue ensamblando y entrecruzando líneas de trazos variados, metiéndose en la superficie del papel o desvaneciéndose para revelar aquella transparencia, proponiendo un interesante juego de luces y sombras.
La culminación de este proceso es la serie Dibujos sin papel, que Gego comienza a mediados de esa misma década. "Esos dibujos sin papel vienen a cuestionar de modo sutil varios asuntos de una vez: el trazo físico de la línea, el vacío del plano, la supresión de la superficie, la ausencia del medio e, incluso, la falta de representación. En suma, penden entre la transparencia y lo invisible", concluye Ramírez.

Biografía
Gertrud Luise Goldschmidt, Gego (Hamburgo, Alemania, 1912 - Caracas, Venezuela, 1994) terminó sus estudios de Ingeniería y Arquitectura en 1938 en la Escuela Técnica de Stuttgart y, debido al avance del Nacionalsocialismo en su país, se ve forzada a emigrar a Venezuela en 1939, donde fija su residencia permanente y cuya nacionalidad adopta en 1952.
Entre 1940 y 1944, trabaja como arquitecta independiente y diseñadora industrial. En 1953, se traslada a Tarmas, pueblo del litoral venezolano junto al el diseñador gráfico, artista y docente Gerd Leufert (Klaipieda, Lituania, 1914 - Caracas, 1998), quien se convertirá en su compañero y la alentará a formalizar su trabajo plástico. Allí experimenta con acuarelas, dibujos, monotipos y xilografía hasta su regreso a Caracas en 1956. A partir de este momento comienza a investigar problemas relativos al espacio escultórico. Aconsejada por Alejandro Otero y por Jesús Rafael Soto, en 1957 crea sus primeras piezas tridimensionales. Su primera muestra individual se realiza al año siguiente en la Galería Sardio de Caracas. En esa misma época, Gego explora las posibilidades formales de la proyección de planos, módulos y líneas paralelas en superficies curvas. Expone sus primeras esculturas en la galería-librería Cruz del Sur y participa en el Pabellón de Venezuela en la Feria Internacional de Bruselas.
En 1959, la artista viaja Iowa State University, donde hace experimentos con las técnicas de grabado en el taller de Mauricio Lasansky y monta esculturas de acero soldado. En 1960, se establece brevemente en Nueva York.
De regreso a Caracas en 1961, presenta una gran exposición en el Museo de Bellas Artes. También asume la cátedra en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad Central de dicha ciudad. En 1962 recibe el Primer Premio de Dibujo en la IV Exposición Nacional. Al año siguiente, vuelve a Nueva York, donde realiza varios tipos de grabados y libros hechos a mano en el Pratt Graphic Art Institute, y trabaja por primera vez en el taller Tamarind Lithographic Workshop de Los Ángeles.
En 1969, junto a Leufert, concluye los murales para el edificio sede del Instituto Nacional de Cooperación Educativa, e instala en el Museo de Bellas Artes de Caracas la primera versión de Reticulárea, una estructura ambiental hecha de delgadísimas varillas de acero inoxidable. En 1970, lleva su sistema estructural de líneas verticales a la tercera dimensión en la serie produciendo la primera obra de su serie Chorros. Como antes, cada nueva serie es precedida o acompañada por dibujos y grabados que reflejan la evolución formal y conceptual de su sistema estructural basado en la línea. En los años 70 y 80 desarrolla importantes proyectos de escultura integrada a la arquitectura para edificios públicos, residencias y centros comerciales mientras continúa experimentando con nuevas técnicas.
Hacia 1976, Gego comienza a trabajar sus Esferas y produce sus primeros Dibujos sin papel. A principios de 1988, sintiéndose incapaz de manipular alambres debido a una grave artritis, Gego idea sus Tejeduras; recortes de tiras de papel entretejidas hechas con panfletos, páginas de catálogos y envolturas de cigarrillos.
La obra de Gego ha sido exhibida en diversas muestras nacionales e internacionales, siendo motivo de importantes retrospectivas bajo la curaduría de Hanni Ossott (Museo de Arte Contemporáneo de Caracas, 1977), de Iris Peruga (Museo de Bellas Artes de Caracas, 2000) y de Mari Carmen Ramírez (The Museum of Fine Arts, Houston, 2002).
Asimismo, sus piezas participaron en Latin American Artists of the Twentieth Century, The Museum of Modern Art, Nueva York (1993); XXII Bienal Internacional de São Paulo (1996); Re-Aligning Visions: Alternative Currents in South American Drawing, El Museo del Barrio, Nueva York (1997); The Experimental Exercise of Freedom, The Museum of Contemporary Art, Los Angeles (1999); Heterotopías, Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, Madrid (2000-2001); Inverted Utopias, Avant-Garde Art in Latin America, The Museum of Fine Arts, Houston (MFAH), 2004.
La curadora
Mari Carmen Ramírez es Curadora Wortham de Arte Latinoamericano y Directora del International Center for the Arts of the Americas, The Museum of Fine Arts, Houston (MFAH). Anteriormente, fue Curadora de Arte Latinoamericano en el Jack S. Blanton Museum of Art, The University of Texas, Austin. Ramírez se ha desempeñado, asimismo, como Directora del Museo de Antropología, Historia y Arte de la Universidad de Puerto Rico. Ha curado exposiciones de arte latinoamericano tales como Heterotopías: medio siglo sin lugar 1918-1968 (2000, con Héctor Olea); Global Conceptualism (sección latinoamericana, 1999); Cantos Paralelos/Parallel Cantos: Visual Parody in Contemporary Argentinean Art (1998-99); Re-Aligning Vision: Alternative Currents in South American Drawing (1997, con Edith A. Gibson); la sección latinoamericana de Universalis en la XXIII Bienal de São Paulo (1998); y The School of the South: El Taller Torres-García and Its Legacy (1990, con Cecilia Buzio). También, junto a Héctor Olea, realizó la curaduría de Inverted Utopias: Avant-Garde Art in Latin America (MFAH, 2004), designada por la Asociación Internacional de Críticos de Arte como la "mejor muestra temática de museo a nivel nacional" en los Estados Unidos. En 1997, Ramírez recibió el premio Peter Norton Family Foundation Award a la excelencia en Curaduría. En 2005 fue reconocida con el premio a la Excelencia en Curaduría, otorgado por el Center for Curatorial Studies del Bard College. Ese mismo año fue seleccionada por la revista Time como una de las 25 personalidades hispanas más influyentes de los Estados Unidos. Ramírez recibió su Doctorado en Historia del Arte por la University of Chicago en 1989.
(c) Araceli Otamendi |
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