(Buenos Aires)
El Museo Nacional de Bellas Artes inaugurará la muestra de Ulpiano Checa el próximo 9 de febrero.
Ulpiano Checa (1860-1916) nació en Colmenar de Oreja, pueblo cercano a Madrid. En esta capital estudió en la Escuela de Artes y Oficios y en la Escuela de Bellas Artes. En 1884 se trasladó a Italia cuando obtuvo la pensión de la Academia Española de Bellas Artes de Roma, y cuatro años más tarde se instaló en París en forma casi definitiva. Casado con una argentina, en 1902 y 1906 viajó a nuestro país donde realizó retratos de diversas personalidades, como el de Don Bartolomé Mitre.
El Museo Nacional de Bellas Artes posee varias obras de Checa que, como homenaje al pintor español, expone junto con la muestra itinerante Checa en la Argentina integrada con piezas pertenecientes al Museo Ulpiano Checa de su ciudad natal.
Con un magistral estudio de posturas y actitudes, la escena de El Barranco de Waterloo presenta el arrollador movimiento de caballos y jinetes, coraceros de Napoleón, cuando caen al vacío en un barranco que fue para ellos una trampa mortal. La composición en diagonal de los caballos se contrapone con la horizontalidad del primer plano que presentan los corceles en el fondo de la hondonada y la masa de matorrales de la zona derecha del lienzo donde han quedado prendidos dos sables.
La temática de los caballos al galope está en el boceto de Los Hunos. Un dibujo preciso hecho a plumilla en el que las hordas, al mando de Atila avanzan en formación oblicua de izquierda a derecha en la composición, enarbolando diversas armas.
Entre las numerosas obras sobre temas de la Antigua Roma se destaca La Naumaquia, en la que se pone de manifiesto el dominio de Checa en el tratamiento de grandes masas. Ligada a su fuerte formación clásica adquirida durante su estancia en Roma, la escena representa el combate naval que organizaba el emperador en el gran anfiteatro romano para entretenimiento de la plebe.
Entre las obras de tema histórico se conserva un boceto de La invasión de los Bárbaros, lienzo desaparecido con el que Checa obtuvo una Primera Medalla en la Exposición Nacional de Bellas Artes de 1887 y la Segunda Medalla en la Exposición Internacional de Viena en 1988.
La pincelada expresiva de Checa, de trazo suelto y rico empaste, y el tratamiento de la luz, sobre todo en los blancos resplandecientes, resulta de gran espectacularidad en El rapto, una tela de excepcional riqueza cromática.
En sus últimos años la pincelada de Checa se caracterizó por su factura absolutamente abocetada, sin dibujo, como en El galope, realizada a base de manchas de color, cálido y brillante, de tonalidades naranjas y violetas, que se disuelven en una luz resplandeciente. La composición se centra en los dos jinetes islámicos que con sus blancas vestiduras al viento avanzan hacia el espectador en sendos caballos al galope.
También dentro de la temática orientalista Salida para la fantasía representa a un grupo de árabes cabalgando a través de una puerta de dovelas de estilo netamente islámico abierta en las murallas almenadas. Los jinetes enarbolan sus espingardas y sus figuras van envueltas en ropajes de resplandeciente blancura.
Dos focos de luz otorgan una tonalidad ambiental cálida y dorada al retrato de medio cuerpo Anciana campesina, una escena de un gran intimismo en la que el pintor captó con sensibilidad el rostro surcado de arrugas y los ojos acuosos de la modelo.
El anciano de barba blanca cubierto con un extraño tocado negro representado en El Anticuario recuerda los retratos de la escuela holandesa del siglo XVII. Toda la composición está bañada con una luz rojiza cuyo resplandor resbala por el rostro y las manos del anciano. Su barba, realizada con pinceladas tenues, casi etéreas, parece diluirse también en esta luz ambiental sobre la que resaltan, como puntos luminosos más brillantes de una enorme riqueza cromática, el borde de la camisa, el cerco de la lupa, la joya que sostiene en la mano, las perlas del collar y las joyas de la bandeja en primer plano.
Sus niños Carmen y Felipe, sentados en un diván, ladean sus figuras hacia la derecha del retrato Los hijos del pintor, pintura de pincelada muy suelta, con un empaste muy rico en algunas zonas y diluido en otras.
Mujer española, una de sus obras costumbristas, presenta un ambiente íntimo y levemente voluptuoso en el que los efectos lumínicos de tonos rojizos y amarillentos, envuelven la figura de una joven envuelta en mantón floreado.
El grabado Alineación para la carrera, sobre un original de Checa, representa el momento anterior al comienzo de una carrera de cuadrigas en el circo romano.
Carrera de carros romanos muestra uno de los momentos de máximo peligro en las carreras de cuadrigas: el giro que tienen que efectuar alrededor del final de la spina, muro central que dividía longitudinalmente el hipódromo en dos mitades.
La muestra incluye esculturas de fina ejecución en todos sus detalles, como La Feria, una pareja de andaluces a caballo; y El piel roja, en la que imprimió a las figuras del caballo y del jinete el dinamismo que plasmó en sus cuadros de corceles en alocado galope.
La muestra podrá visitarse hasta el 19 de marzo, en el siguiente horario: de martes a viernes de 12.30 a 19.30 y sábados y domingos 9.30 a 19.30.
La entrada es gratuita.