Un reloj adelantado
Un reloj se había adelantado varias horas con respecto a todos los demás. Era el de una persona que había estado vagando por calles desiertas, almorzando en restaurantes vacíos y llegando a citas en donde nadie lo esperaba. Podría haber atrasado su reloj y todo hubiese vuelto a la normalidad, pero no lo hizo.
Por eso vivió el resto de su vida solo, ya que nadie comprendía su vida. Y así fue como tuvo un entierro solitario, ya que nadie supo que había muerto. Solo con el transcurso del tiempo la gente supo de su fallecimiento, y luego más tarde esas mismas personas fueron las que descubrieron la obra de aquel extraño ser adelantado a su tiempo.
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La inspiración
Cuando preguntó dónde quedaba la Unión Soviética le dijeron que había dejado de existir. Entonces razonó aterrorizado; si ésta puede dejar de existir, todo un continente puede desaparecer, o todos los países del mundo menos el de él, y de este todas las provincias menos la suya, y a su vez todas las ciudades que la componen menos su ciudad. ¿Y si todo esto que piensa es verdad? ¿Y si su casa es lo último que queda? ¿O la habitación en donde ... ¡¿O tan sólo él?!.
Tomó su lapicera y una hoja de papel y comenzó a escribir, no vaya a ser cosa que él desaparezca y ya no quede nada más.
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El lugar del arte
Era su primer día como pianista de un Café y como estaba repleto al comienzo sólo se animó a tocar algunas piezas simples que no despertaron la atención de la concurrencia. Pero tan sólo habrán pasado diez minutos cuando decidió tocar obras más hermosas y complejas, y ahí fue cuando lentamente todos en el lugar, tanto mozos como clientes detuvieron lo que estaban haciendo para escucharlo. Fue sin duda dos horas de maravilloso éxtasis musical.
Al terminar todos fueron a felicitarlo. Pero a pesar de su éxito ese mismo día fue despedido. La razón era que su música distraía a la gente, y la gente distraída - decía su jefe - deja de consumir.
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El dolor del artista
Por años pinté solamente su cuerpo. Cada uno de los rincones de su figura fueron minuciosamente observados para lograr captar la perfección de su belleza. Pero ahora que se marchó, sólo puedo dormir entre bocetos desparramados que no logran evocar su verdadera imagen.
(c) Emanuel Marin
Sobre el autor:
Emanuel Marin es argentino, nació en 1985. Poeta y narrador, publica sus textos en medios electrónicos. Su obra poética está inédita. |
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