(Buenos Aires)
¿Un cine africano?
Después de las respectivas independencias, cuando los africanos pudieron
por fin utilizar las cámaras que hasta entonces se les prohibían, utilizaron las pantallas para apropiarse nuevamente de su espacio y su cultura. Se trataba
de descolonizar también las mentes y el pensamiento. En vez de extraer
de la tradición una definición estereotipada de ellos mismos, desarrollaron una
visión contradictoria y se concentraron en las realidades sociales: la
modernidad interroga a las normas tradicionales, las élites copian el
modelo occidental y asientan su poder en la corrupción. Los cines de África
negra se hicieron políticos, no con slogans sino con una conciencia aguda del
estado y del porvenir del continente.
Esta conciencia nunca los abandonaría. Dada la ausencia de industria, e
incluso de tradición de cine, sólo personalidades destacadas pudieron
realizar las primeras películas, a fuerza de determinación y apoyándose en
fondos de cooperación. No fueron muchos, y a la cabeza estuvo Ousmane
Sembène, meteoros aislados y decididos, autodidactas o egresados de las
escuelas de cine de París o de Moscú... Algunos, como Souleymane Cissé o
Idrissa Ouedraogo, encontraron un reconocimiento internacional en Cannes o en
otros festivales, sobre todo en los años 80. Pero si bien llegaron a ser numerosos, en África el parque de salas se extinguía y en Europa, sobre todo en Francia, el
éxito de las películas se moderó en los años 90. El “Otro” dejó de estar de moda.
Y el público se fue apartando de una cinematografía que, sin embargo, hoy más
que nunca, estalla en todos los sentidos de expresiones nuevas y
apasionantes y que permiten justamente descubrir a África fuera de los
estereotipos.
Mahamat-Saleh Haroun, Mama Keita, Zeka Laplaine, Regina, Fanta
Nacro, Abderrahmane Sissako: son todos jóvenes cineastas que exploran
nuevas vías, se atreven a filmar lo íntimo de la relación amorosa o los
dramas modernos y ponen en tela de juicio las ideas de los mayores. Ello
no les impide respetarlos, dado que África está en busca de sus propios valores.
Pero lo hacen sin glorificar el pasado. En efecto, su búsqueda apasionada de independencia –tanto formal como financiera– sirve ante todo a su deseo de
entender el mundo y de dar testimonio.
Las películas reunidas en este ciclo se caracterizan por una voluntad de
interrogar la realidad social y cultural de un modo íntimo, sin efectismos,
recurriendo a una nueva escritura cinematográfica. Más allá de la búsqueda de identidad y de la desilusión que han caracterizado los decenios de la
post-independencia, estas obras –ficciones y documentales– expresan un
intento de redefinición del cine africano: reivindicando su pluralidad
(no hay una sino muchas Áfricas) pero dando cuenta de su singularidad, que i
ncluye los estigmas dejados por la colonización.
(c) Olivier Barlet (redactor en jefe de la revista Africultures y Michel
Amarger (Radio France Internationale)
Programación completa del Complejo Teatral de Buenos Aires es: www.teatrosanmartin.com.ar
|