Usuario :
Clave : 
 
 administrador
Manual del administrador


 Secciones
Ediciones anteriores
Premios- Distinciones
Muestras/Arte
Entrevistas- noticias culturales-histórico
Educación/Universidad
Sociedad
Diseño/Moda/Tendencias
La editora
Medios
Sitios y publicaciones web
Sumario
Música
cartas
Cine/Video/Televisión
Entrevistas- Diálogos
Servicios
Noticias culturales- archivo
Espacio de autor
Prensa
Artista invitado
Entrevistas
Fichas
Algo de Historia
Blogs de la Revista Archivos del Sur
Lecturas
Ensayos - Crónicas
Teatro/Danza
Fotografía
Cuentos, poemas, relatos
Narrativa policial: cuentos, ensayos, reseñas

ARCHIVOS DEL SUR

 Inicio | Foros | Participa
Buscar :
Estás aquí:  Inicio >>  Cuentos, poemas, relatos >>  Minirelatos por Emanuel Marin
 
Minirelatos por Emanuel Marin
 

Emanuel Marin es poeta y narrador, argentino (1985).

El pequeño mendigo

En la estación de un subte repleto de gente un niño harapiento se encontraba pidiendo. Primero caminó un poco entre las personas y luego se acercó a un hombre de traje que le daba la espalda. Tiró con una de sus manitos de sus ropas para llamar su atención. Y éste se dio vuelta, viendo al niño con los bracitos extendidos hacia él. El hombre lo miró y le entregó una moneda. El pequeño mendigo no dijo nada, se alejó mirando la moneda y luego de sacar otras de su bolsillo y de juntarlas todas en su mano pensó; "Ahora solamente me falta saber donde venden los abrazos".

El último deseo

Tuvo una vida plena. Tuvo cuatro hijos y una esposa que le dieron todo el amor posible.

Siempre vivió como quiso vivir, y cuando no pudo hacerlo nunca se resignó y luchó para encontrar su felicidad. Pero estaba a punto de morir y todos se sorprendieron por el espejo que pidió como último deseo.

Entonces fue cuando luego de entregárselo le preguntaron para que lo quería, y él les dijo:

- Es que le quiero sonreír a la muerte.

Epitafio

Cuando Octavio se suicidó fue a parar directamente al infierno. Y el diablo, como era de esperarse, no tardó en someterlo a las más aberrantes torturas. Pero pasados momentos de eternidad Satán empezó a preocuparse ya que no sentía ninguno de los dolores a los que sometía su alma. Por eso luego de meditarlo comprendió que había un error, él no debía que estar ahí sino en el cielo. Habló con Dios y le dijo lo que había pasado y éste fue llevado al cielo donde lo agasajaron con los placeres más puros que puedan ser imaginados. Pero otros fragmentos de eternidad sucedieron y nuevamente era indiferente a todo lo que se lo sometía. Luego de esto Dios y Satán se reunieron, y al no poder soportar esta alma ajena a todo, decidieron enviarlo a vagar por la tierra como un espíritu errante.

Pablo aceptó nuevamente indiferente. Y lo primero que hizo al llegar fue cambiar su epitafio por uno que le pareció mas apropiado; "Desterrado del paraíso y del infierno por estar enamorado".

(c) Emanuel Marin- Todos los derechos reservados

Sobre el autor:

Emanuel Marin es argentino, nació en 1985. Poeta y narrador publicasus textos en medios electrónicos. Su obra poética está inédita.

 
 
Diseño y desarrollo por: SPL Sistemas de Información
  Copyright 2003 Quaderns Digitals Todos los derechos reservados ISSN 1575-9393
  INHASOFT Sistemas Informáticos S.L. Joaquin Rodrigo 3 FAURA VALENCIA tel 962601337