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(Buenos Aires) Araceli Otamendi
Reflexionar sobre temas que hasta hace poco tiempo parecían verdades absolutas, ése parece ser el propósito del libro. Hay un renacimiento del pensamiento discursivo, filosofante. En el año 2000 escribí y publiqué un artículo donde entre varias cosas hablaba sobre este tema. Cité entonces al filósofo de origen rumano, Cioran, quien en una conversación con Fernando Savater, aparecida bajo el título "Escribir para despertar", en el diario El país, el día 23 de noviembre de 1977 y editada por Tusquets en E.M. Cioran. Conversaciones, dijo: "No actuamos más que bajo la fascinación de lo imposible: lo que equivale a decir que una sociedad incapaz de dar a luz una utopía y de entregarse a ella está amenzada por la esclerosis y la ruina...".
En esa misma conversación, Cioran aclara que el ansia de utopía es un ansia religiosa, un deseo de absoluto. La utopía es la fragilidad de la historia, dice, pero también su gran fuerza. En cierto sentido, afirma, la utopía es la que rescata la historia.
El filósofo de origen rumano, definía a la utopía como una debilidad muy francesa, "lo que al francés le falta de imaginación metafísica, le sobra de imaginación política", afirmaba. Fabrica impecables sistemas sociales, pero sin tener en cuenta la realidad, decía y afirmaba: "Es un vicio nacional: mayo del ´68, por ejemplo, fue una producción constante de sistemas de todo tipo, más ingeniosos e irrealizables unos que otros".
En el año 2004 el Instituto Hannah Arendt reunió a un grupo de intelectuales, docentes e investigadores para promover el debate en torno a los grandes temas que atañen al ejercicio de la ciudadanía: la esfera de lo público, el poder y la política, pero también la identidad, los mitos fundantes de la nación, el lugar del sujeto y de la ética. En una época signada por la levedad de significados y la desconfianza generalizada en el valor de la palabra, estas intervenciones buscaron construir un espacio de pensamiento a la vez crítico y creativo, libre de las fronteras disciplinarias, para fundar las condiciones de una nueva política desde la producción colectiva de sentidos, el diálogo y la discusión, y no desde la perspectiva monolítica de una corriente de ideas o de un partido determinado. Si bien los textos abordan tópicos muy variados, todos confluyen en el esfuerzo por indagar formas más justas menos coercitivas de vida comunitaria y social. Los artículos de la primera parte, a partir de un enfoque filosófico-político, revisan el vínculo entre sujeto, poder y conocimiento, las limitaciones y exclusiones que supone el contrato social, la crisis del sujeto y de las instituciones en la posmodernidad, la noción de identidad en relación con el otro, la ciudadanía y la ética a la luz de los planteos del feminismo. La segunda parte, de corte histórico-cultural, considera, entre otros aspectos, la compleja matriz de la identidad argentina y su vínculo siempre conflictivo con la ley y la justicia, la formación de los Estados-nación en América latina, las operaciones de inclusión/exclusión de las raíces nativas y la cuestión de la identidad como construcción social generadora de diversos tipos de segregación (sexual, étnica, ideológica). Frente a quienes postulan una ciudadanía individualista, desarticulada y sin inquietudes de pertenencia, las voces que dialogan en estos textos expresan la necesidad de pensar un proyecto genuinamente colectivo e integrador, que nos afirme en un nuevo pacto social y moral capaz de incluir las diferencias y de refundar los valores que aglutinen.
Temas
El libro es una primera compilación de clases y conferencias sobre temas muy distintos en las que se ha conservado cierto tono coloquial. No se trata de un discurso monolitico sino de una polifonía.
Hay dos grandes ejes en la temática: uno filosófico-político - Subjetividad, alteridad, ciudadanía y poder -. El otro es histórico-cultural: Identidad, nación, historia y cultura-.
Los autores y los textos
Elisa Carrió
El artículo de Elisa Carrió se titula "Verdad , poder y libertad". La autora revisa críticamente la concepción que piensa el uso del poder como dominación y siguiendo a Foucault vincula el poder y la producción de conocimientos. Sobre la base de fragmentos de Edipo Rey, distingue tipos de saberes que están vinculados a espacios sociales diversos. Incorpora también la figura del parresiasta y la centralidad del testimonio, para profundizar en la relación entre el sujeto, la verdad y el poder, y avanzar así hacia una redefinición de la política.
En "El contrato moral", Diana Maffia revisa la justificación filosófica de los lugares sociales que comienza con una naturalización de las condiciones de los sujetos, pasando por una concepción organicista de la comunidad, hasta llegar en la modernidad a la idea del contrato social. Muestra la continuidad del desplazamiento sistemático de determinados sujetos de la ciudadanía (las mujeres, los pobres, los indígenas, entre otros) y propone explicitar un pacto previo, moral e inclusivo, que evite las subalternidades y las exclusiones.
Samuel Cabanchik analiza en "Las crisis del sujeto moderno" la concepción de la subjetividad producida por la cultura europea entre los siglos XVII y XVIII y su pretendida universalidad. Las diferencias de los saberes, el progreso, las instituciones, la capacidad reflexiva y racional, el peso de la ciencia y de la técnica, son puestos en crisis junto con sus discursos legitimadores. Condiciones como el espacio virtual, el desarraigo, las nuevas tecnologías, la novedad, la exclusión, son desafíos de la modernidad creciente.
Horacio Banega avanza en "La cuestión del otro", más allá de la polémica entre identidad y alteridad, de la oposición entre un yo (o un nosotros) y un otro, hacia el cuestionamiento de la noción misma de sujeto individual. Lejos de ser un problema meramente teórico o abstracto, se trata de extraer de él consecuencias prácticas en términos de ideales sociales, políticos y comunitarios. Distingue y analiza tres verdades modernas de subjetividad, para considerar - siguiendo a Bordieu - una definición relacional de identidad y una estrategia para escapar a la violencia simbólica, consistente en el readiestramiento para la libertad.
En "Universalismo, relativismo, etnocentrismo", Ferderico Penelas parte del debate sobre el uso del chador para analizar los conflictos que las diferencias culturales representan para el universalismo. Distingue el relativismo descriptivo del normativo, y las formas que adopta el relativisimo conceptual, el doxástico, el epistérmico y el moral. Asimismo, confronta esta perspectiva con las propuestas clásica, moderna y contemporánea de universalismo (representadas por Platón, Kant y Habermas) para proponer, siguiendo a Rorty, una versión del etnocentrismo que parte del carácter situado de los seres humanos, cuya pertenencia a una comunidad implica un marco normativo.
En "Ciudadanía y ética del cuidado", Beatriz Kohen contrapone a la vez los ámbitos público y privado y la ética de la justicia y del cuidado, reforzados por las concepciones de género dominantes. Al proponer una integración de los ideales de la responsabilidada la ética pública, aspira a lograr un concepto de ciudadanía más integrado y democrático. Siguiendo las ideas de Guilligan y sus críticas a Kohlberg, propugna un desarrollo humano y social que incorpore elementos provenientes de ambas perspectivas, para todos los sujetos.
Aluminé Moreno retoma en "Una reconstrucción feminista de la ciudadanía" la controversia sobre las condiciones formales de la ciudadanía y los ideales y prácticas afines a la democracia, buscando no sólo el reconocimiento de los derechos de las mujeres sino también el de otros grupos subalternizados, como los migrantes y los pueblos originarios. Tomando como marco la teoría feminista, analiza la definición liberal y la republicana de ciudadanía, para señalar el androcentrismo y los límites de la concepción de sujeto y de comunidad política. Se detiene en las barreras a la participación, para concluir con una enfática defensa de la equidad.
Daniel Larriqueta busca los orígenes de la identidad argentina, "Las raíces de nuestra identidad", en el período histórico que va desde la conquista española hasta la Revolución de Mayo. Los cambios que se producen en la vida política, económica y social configuran a través de su análisis lo que será una diversidad de identidades en el territorio argentino. Siguiendo este hilo argumental, el autor concluye que la función centralista e imperial de Buenos Aires con respecto al resto del país se teje en esta época previa a la independencia.
En "Identidad e identidades", Dora Barrancos aborda la cuestión de la identidad como construcción social, como creación colectiva que se produce en la misma convivencia con los otros. La autora subraya que estas identidades están en constante transformación y que es necesario desnaturalizarlas y desanquilosarlas de los estereotipos que son causa de las diferencias jerárquicas y de diversos tipos de segregación en la sociedad. Ilustra este proceso de construcción con el sistema sexo-género y con las dimensiones étnica, ideológica y de pertenencia a una clase social.
Fernanda Gil Lozano, en "Historia social latinoamericana: pensar la nación", focaliza este proceso de construcción identitaria en la Argentina, México y Brasil. A partir del pensamiento de intelectuales latinoamericanos, traza un recorrido que va de la construcción de estos Estados-nación hasta su revisión en el siglo XX desde la literatura y los movimientos estéticos que manifiestan el conflicto entre las raíces nativas de cada país y la cultura foránea que desembarcó con la conquista.
En "La percepción melancólica del mundo: Walter Benjamin", Gabriella Bianco establece un paralelismo entre la vida del pensador alemán, signada por enfermedades, exilios y desamores, y la teoría desarrollada en sus escritos. Entre otros aspectos, la autora destaca la búsqueda en Benjamin de la pureza espiritual a través de la producción crítica y el matriz trágico de su vida, enmarcado en su falta de identificacion tanto con la burguesía en la que nació, como con la clase intelectual de su época.
Alfonso López Quintás plantea en "La pedagogía de la admiración, base para una renovación moral" la necesidad de promover una educación que induzca el descubrimiento de valores perdidos. Según el autor, la sociedad vive una época de analfabetismo espiritual debido a la superficialidad de las experiencias y la falta de profundización en el sentido de las mismas. Gracias a esta pedagogía el individuo puede desarrollar una libertad creativa que le permita ascender de niveles en una hipotética organización gradual en su relación con el entorno.
Martín Böhmer, en "Un lenguaje para la ley" rastrea ejemplos de literatura argentina para establecer el origen de los conflictos que tenemos con los dictados jurídicos. Así, personajes como Martín Fierro y Juan Moreira representan la evasión de la ley ante un Estado que abusa de su autoridad y no ofrece garantías de ciudadanía. El autor sostiene que esa falta de diálogo, que se percibe tanto en la literatura cmo en los intelectuales que pensaron la nación, es la causa de las dificultades para crear un lenguaje jurídico claro y unívoco.
Por último, el texto de Carlos Dimeo, "Héctor Levy-Daniel: poéticas de lo político y otras metáforas", analiza una obra del dramaturgo argentino Levy-Daniel partiendo de la teoría política de Hannah Arendt. Según Dimeo, los personajes que recrea el autor teatral transitan diversos momentos políticos, según se desenvuelvan en el espacio privado o en el espacio público. A su vez, el autor de este artículo señala que la obra de Levy-Daniel responde a la tendencia del teatro de losaños noventa de teorizar desde la misma dramaturgia.
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Las compiladoras
Elisa Carrió es abogada. Se desempeñó como docente universitaria por concurso durante más de veinte años. Fue convencional constituyente nacional en 1994, integrando la comisión redactora. Entre 1995 y 2003 fue diputada nacional. En la Cámara Baja presidió las comisiones de Asuntos Constitucionales y la Especial Investigadora sobre hechos ilícitos vinculados con el lavado de dinero. En el 2003 fue candidata a Presidente de la Nación por el ARI. La votaron 2.700.000 argentinos. Entre otros premios, obtuvo el Konex a la mejor legisladora de la década. En el 2004 fundó el Instituto de Formación Cultural y Política Hannah Arendt, del cual es directora, y publicó Hacia un nuevo contrato moral. Discursos e intervenciones sobre la realidad nacional (Buenos Aires, Norma), libro que ya agotó cuatro ediciones.
Diana Maffia es doctora en Filosofía por la Universidad de Buenos Aires con una tesis sobre "Género, subjetividad y conocimiento". Docente en Gnoseología en la Facultad de Filosofía y Letras (UBA) y de Epistemología Feminista en la Maestría de Estudios de Género de la Universidad de Rosario. Investigadora del Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género de la Universidad de Buenos Aires, donde dirige con Dora Barrancos un programa sobre "Construcción de ciudadanía de las mujeres y otros grupos subalternos". De 1998 a 2003 fue Defensora Adjunta del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires en el área de Derechos Humanos. En la actualidad se desempeña como Directora Académica del Instituto Hannah Arendt. Es autora de numerosas publicaciones. Su último libro es Sexualidades migrantes: género y transgénero (Buenos Aires, Feminaria Editora).
(c) Araceli Otamendi |
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