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Sonidos de algunos instrumentos tuertos"
[Fantasma mío, en tu espalda ha caído La mosca mortuoria con alas de vidrio. Pastor subterráneo del sol, ya silbando, O en filones de yedra, de bronce y madera Sentado, hiciste tu tumba en un piano, fantasma.
Jorge Eduardo Eielson]
Cero
La carne se halla en el madero La carne se esconde en un futuro En un pasado. La forma sin carne La ausencia sin nombre. Sin sangre La carne se pierde sin algo. Sin glúteo. Sin pecho La carne que atrapa el madero Los surcos inmensos del cielo Los surcos que deja la tierra El universo. Lo humano. Y la carne elevada En una atípica nave se vuela Ya lejos. La espada. La carne escogida La carne salvada.
Uno
He reído hasta la boca de mis pasos Los que quiero ver y jamás veo La risa que me ataca en las heridas Los costados que se caen a pedazos La risa que me cierra la boca Que esconde mis pasos. Y me mata en mi rodilla quebrada
Dos
Mi hermano me ha dicho: ¡Arráncate los pelos del ala! Y yo he reído. Y yo he llorado. Pues él no lo sabe. Yo nunca le he dicho Que los pelos que tuve Que las alas que tuve Ya nunca estuvieron. Ya jamás volverán Mi hermano menor ha llagado a mi pecho Cuando ya en la Tierra Mis pelos. Mis plumas. Mis alas. Olvidadas están
Tres
El soplido a llegado de súbito Como mojado. Como dulce Y la yegua que sujeta a ésta mancha Ha sido desde siempre una hermana Desde nunca una prima Y desde mañana en el espacio negro. Negro. Muy negro Será el soplido de fortuito El atrás de la memoria. Del castigo
Cuatro
La muerte que me ha chorreado con su ciencia Me ha comido con su celo La muerte que me ha llorado en mi abandono En mi desierto aquí sellado De un humano. De mi pecado La muerte que me ha gemido desde el beso El abrazo que siempre he querido darle Que he querido regalarme Y la muerte se ha asustado en mí mismo El luto que he sido en mis sueños El futuro sin presentes. Sin pasados.
Cinco
Te estoy mirando y no me siento que te mire Te estoy tocando en lo profundo Y no me miro que respondes El peligro de mi ausencia El rencor de la escultura Que me mira y no puede y no debe Mostrarme el amor a estarse muerto A estar herido… Cor tado D e s i n t e g r a d o En la pupila. Y jamás sentir la libertad de estarse quieto.
Seis
La hembra me ha borrado sus hoyos El susurro cruel de mi asfixia Lo que llevo en los hombros pegado El qué busca. El camino colgado. Brotes de tiernos pelajes Universos los enigmas regados. La hembra sólo quiere su macho Su hombre erigido del nervio Del labio partido en las manos La tierra es hembra y macho. La tierra nos recuerda lo humano…
Siete
Panales confieso que he visto En mi tercera llegada que he estado Que he logrado despierto Abandonado de humano Abandonado de apellido y de cuerpo. En mi tercera llegada he soñado La existencia del hombre. El recuerdo Un granito diminuto en el cielo El humano que aguarda ya lejos. El olvido del tiempo La batalla perdida. El recuerdo.
Ocho
Las ventanas de la casa los ojos ya no son La metrópoli erigida ciega se quedó.
Las ventanas de la vida de la casa ya no son De la tierra solamente una sola la extensión.
Las ventanas de la Tierra de la vida ya no son Del espacio una sola. La estrella. El ventanal.
Las ventanas de los ojos. Ojos ya no son. La máquina expuesta la carne se atrasó.
Las ventanas de la ausencia Los ojos quieren ser. Recuerdos la memoria. El residuo humanidad.
Nueve
(El sentido antes de la última batalla.)
La vida me acompaña y yo no la siento Me acompaña y yo no la veo Acompaña mis estampas y yo sordo La vida que me aguarda no la vivo y Me muero de vivir ésta mi vida Todo esto que no siento Que no veo que no escucho Todo lo que soy y no sé ser.
Diez
Es un cuadro lo que sobra Entre el marco y la pared. La ausencia de la luz. Sólo esmalte y humedad. Lo abstracto de mi vida Lo concreto de mi muerte En el marco y la pared. Indivisible el pensamiento Lo que sobra ya no es.
Once
Viviendo entre otros colores los planetas se caen. Todo lo que sujeta. Lo que siempre ha caído Planetas y abismos. Espacio infinito.
La Tierra es planeta el sentido que tengo
La vida que dejo que dudo. Los planetas y yo el espacio infinito. Todo lo que cayó al ponerme a escribir El pensarme ha soñar Cuando ya no esté el espacio seré.
Doce
Los sonidos son sonidos de silencios largos. Y los sonidos son silencios de sonidos cortos. O serán silencios cortos los que suenan largos.
La memoria enfrascada en un ruido. En un punto no disuelto en la calma. El sonido que te abraza en el silencio Y el silencio que te espanta en el sonido.
¡Oh! Sonido. ¡Sonido! ¡Qué hacer si ya no puedo contigo! Qué hacer si ya me volví uno contigo.
(c) Salomón Valderrama Cruz
Sobre el autor:
Salomón Valderrama Cruz nace en abril de 1979 en Chilia, departamento de La Libertad. Realiza estudios aleatorios en la Universidad Nacional Federico Villarreal y en la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Aparece su primer libro de poemas Encrucijada (entre el amor y otras pasiones, primera parte) el año 2002 y, en el 2003, Anemómetro (entre el amor y otras pasiones, segunda parte). Ha sido publicado en las revistas: "elhablador"(Perú):www.elhablador.com, "Almiar, Margen Cero"(España): www.margencero.com, "Letras Salvajes"(Puerto Rico): www.geocities.com/letrassalvajes/, “Ariadna-rc”(España):www.ariadna-rc.com, “Archivos del Sur"(Argentina), “Cultopía, AbaleoArtístico”(Perú): www.cultopia.net/, “Malabia”, “Escaner Cultural”, “PrometeoDigital”, “Al margen”, “Paradoja” y en otras revistas y medios de difusión literaria.
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