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(Buenos Aires)
Se estrenará la obra Territorio plano el 22 de enero.
Síntesis Narrativa
Cátulo, el hermano mayor, escribió las cartas destinadas a sus tres hermanos, convocándolos nuevamente a la casa de la infancia. Ya el llamado anuncia el motivo: volver a Zorzal de la muerte. Zorzal, amado perro dogo, punto nieve de una raza canina creada por Argentino, el padre de la familia. Esta muerte, ocurrida hace diez años, se convirtió en el punto de dispersión: desde aquel día los cuatro hermanos no se han vuelto a ver.
Al llegar son recibidos por una mujer extraña, Almudena, quien los introduce en un espacio plano de representación. Aquí, en este campo ubicado en algún lugar de la pampa, hubo una casa, aquí hubo una familia. Ahora sólo hay un territorio plano que debe ser construido por las representaciones. Sólo una débil línea de tiza blanca, dibujada en el piso, es el límite que evoca lo que antes fue.
Con Bernardo Cappa - Andrea Vásquez - Gabriella Falivene
Viviana Vázquez - Walter Rosenzwit
Asistencia de Producción: Gabriel Díaz - Diseño Gráfico y Fotografía: Xavier Martín
Iluminación: Matías Sendón - Escenografía y Vestuario: Alejandro Mateo
Asistente de Dirección: Romina Azzigotti
Síntesis Narrativa
Cátulo, el hermano mayor, escribió las cartas destinadas a sus tres hermanos, convocándolos nuevamente a la casa de la infancia. Ya el llamado anuncia el motivo: volver a Zorzal de la muerte. Zorzal, amado perro dogo, punto nieve de una raza canina creada por Argentino, el padre de la familia. Esta muerte, ocurrida hace diez años, se convirtió en el punto de dispersión: desde aquel día los cuatro hermanos no se han vuelto a ver. Al llegar son recibidos por una mujer extraña, Almudena, quien los introduce en un espacio plano de representación. Aquí, en este campo ubicado en algún lugar de la pampa, hubo una casa, aquí hubo una familia. Ahora sólo hay un territorio plano que debe ser construido por las representaciones. Sólo una débil línea de tiza blanca, dibujada en el piso, es el límite que evoca lo que antes fue.
Según palabras del director, Walter Rosenzwit, sobre la puesta y forma de abordaje:
Comenzamos a juntarnos sin un tema, con el sólo objetivo de conformar un espectáculo teatral. El tiempo hizo que aparecieran nuestras historias que, desde lo personal, se disgregaron para cruzarse y fundirse en otras de otros, y esos otros fueron personajes.
El proceso fue lento, por momentos nos perdimos creyendo que nada nos uniría. Hoy me animo a decir que la obra fue conformando nuestro deseo de concreción.
Esta obra, donde un puñado de personas se junta bajo un mismo techo desguasado, para convocar desde una especie de creencia la llegada de un perro muerto, me sugiere vernos, a nosotros, como un conjunto humano buscando poco a poco, parte a parte, cada trozo de este campo de ficción, que nos permitiera poner nuestros cuerpos de actor al servicio de esta rara creencia que es el teatro.
El trabajo se constituyó desde la creación de acuerdos ficcionales que nos permitieran crear un campo imaginario común. Ya que nunca se nos cruzó de antemano plantearnos qué contar, fue importante conformar la espera y la decantación. Atravesamos distintos tipos de vínculos y relaciones entre los fantasmales personajes, y siempre, lo que se nos imponía, era la voluntad de la familia como núcleo aglutinante y la fuerza del juego como mecanismo disparador de teatralidad.
Luego surgió el dónde, y eso me hizo pensar en el espacio y el plano. Me fijé trabajar en un ámbito grande y despoblado, en el cual pudiera generar distintos planos de profundidad de escena. Buscando que el ojo del espectador sienta distintos niveles de percepción, de manera tal que a la vez que en un plano muy cercano algo se grita, en planos lejanos se susurre. Indagando con Alejandro Mateo, el escenográfo, romper la espacialidad propia de la caja escénica del teatro, creamos un dispositivo de rotación y desplazamiento del ámbito en el que se desarrolla la obra, de forma que el espectador se enfrente con diagonales y fugas, que lo ubican en un raro mecanismo sensorial.
Todo hace ver el proceso creativo como integración de encuentros que confluyen, se amalgaman y desarrollan, para crear un solo cuerpo teatral.
Walter Rosenzwit
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