Hasta aquì llegaron los inmigrantes
de las boinas con colores de encontrar
y el prodigio del hambre
para conocer las justas manos de todos .
El día ronca sobre los alambrados.
Una luminosa garra pero no se enamoró .
Anteriormente te decía que debóamos reparar la casa
y que tus ojos por siempre estàn en la caja de música
de una milonga que se ahogó.
Qué ratones tenían los rufianes del silencio
penetrando en tus baúles de abril
para matar guitarras y ponerle luto y cartón.
Puede que nuestro mundo se terminó
cansado de despertar fatigas y adioses .
Ocurre que un brillo de botella
se acomodò en la noche tapialada
de escaparates que cubren tu luna.
No sè.
Estoy aburrido de las antiguas canciones,
de las viejas muchachas y de las muchachas viejas ,
descolgando las ventanas para que se me caiga el sol .
Porque en los últimos tiempos
los vientos profanaron
mi camiseta,el olvido,
la resistencia,el mega,los anticuarios,
la farsa de estar juntos
y esa instancia que tienen las palomas
de observar de costado el amanecer .
Què se yo vieja antigua maravilla de un desastre .
Tengo mi ùltima valija
y en subasta de miedos
un pesebre en venta
sobre los acantilados del perdón.
Las llaves que perdí fueron confiscadas
y es una suerte que nadie encontró ni demandò.
Fumo a lo Argentino en Ezeiza
para contrabandear sonidos que tienen de luto
las comadres de un tifón naciente .
Por favor cuiden de las perras,
el retozo constante de las perras
porque de mi perro corazón me ocupo yo.
No dudo que en el camino algo salta
y convierte mi vida en feria de pulgas,
en circo constante
y que por todas las vidas sonarà el saxofón.
En la Aduana de Abrazos
se empaña la prisión.
Què se yo .
Hay señales certeras que almozaremos juntos
un dìa cuando decreten una ley de magia
y una visa autèntica a la respiración.
(c) Alfredo Ariel Carrió
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