Mutaciones
Se hunden relojes.
Prisión que de pronto acecha.
Espinas lapidan el fango de la memoria,
tanto rostro destejido por grises hilanderas.
Noches y días sobreviví errando desiertos,
ciega en tus nervaduras invisibles.
Batalla sin tregua
invencible hasta la derrota.
¿Dónde está mi lugar entre despojos?
Mi sombra también se irá
en tu buque de fantasmas.
Rememoración
…no talismán, como una estrella ajena
engarzada en la proa de la propia tiniebla;
no amuleto, para aventar los negros semilleros del azar;
no gato en su función de animal gato;
sino tú, el tótem palpitante en la cadena rota de mi clan.
Olga Orozco
La noche inmóvil fue cediendo
y tú no estabas al umbral del alba.
Sobre ti las horas habían caído inútilmente
con su helada lluvia en estas últimas hojas
del calendario de invierno.
En el brumoso camino sin retorno
quedaron tus huellas desleídas,
travesía en que bebiste de la caldera oscura del tiempo
donde se fraguan las penas
con su agudo relámpago de incandescencia.
Clamores de nómadas olvidos
horadan mi piel desde la más dispersa lejanía,
mis ojos náufragos en el mar de tu ausencia
solo te encuentran entre pálidas galerías
y bosques umbríos de antiguas memorias.
¿Dónde escuchar tu rumor subterráneo,
la constelada música de tus entrañas,
esa alquimia insondable que instauró
el código secreto en nuestra alianza cada día?.
Sibila suntuosa,
interprete solitaria del enigma en el silencio nocturno,
ávida tejedora de silabarios en el Delfos de la sangre,
diosa implacable sobre los celajes de la niebla.
Si tu blanca quimera
fue desplegar sendas de fuego
por túneles de flores y helechos,
si tu furtivo sueño era tocar las esferas radiantes
que desprenden un vuelo de ángeles,
¿a dónde vas ahora, con tus pasos transparentes
fugándote de la prisión desolada del tiempo?.
¿Acaso irás al silencio de otros mundos
donde serás la Reina Centinela?
¿Y qué cuenta la luna y las azuladas montañas?
¿Qué el altísimo cielo?
Gali, ven a mi noche, dulce silenciosa,
y déjame el signo de tu sombra en la urdimbre del porvenir,
disuelve el revelado brillo de tus ojos
al borde de lentísimos crepúsculos.
Ven a mi sueño, dulce encantada,
y en esta idéntica soledad que hoy nos abisma
sigamos deshilvanando juntas
en una morada del corazón
el ovillo temible del presagio.
Debajo de sí mismo
el lirio se deshoja,
en sigilo su lamento
cae.
Inmolación eterna
la soledad de cada uno.
© Elizabeth Marlene Rodríguez
Sobre la autora:
Elizabeth Marlene Rodríguez nació en Toluca, Estado de México, radica en el Distrito Federal, es Licenciada en Comunicación, Empresaria y Poeta, tiene los Diplomas de Dirección de Recursos Humanos y Relaciones Laborales, así como estudios de Música y Ópera en la Escuela Bellas Artes.
Ha participado en los Talleres de creación literaria impartidos por las Maestras Iliana Godoy Patiño y Gennie Asse Chayo.
Tiene publicado el libro “Cristal del Tiempo” y el poemario “ El silencio es otra noche” en la antología “Voces en el Alba”.
Sus poemas han sido publicados por el periódico Excelsior y algunos suplementos culturales.
Participó en el encuentro nacional de poetas 2004 en el Estado de México.
Actualmente se encuentra preparando el libro “Tragaluz”.
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