(Buenos Aires)
Según lo informado por el Museo Nacional de Bellas Artes, este primer sector comprende las salas 25, 27 y 30 (mezzanina), con un total de 460 m2 y 115 obras exhibidas. Los sectores restantes se irán habilitando en el curso de los próximos dos meses, de forma de recibir el año 2005 con el proyecto completado, que ocupará 2.000 m2 de superficie, de los que la Gran Sala Central representa el 50%. Con una nueva disposición de paneles y compartimentos se triplicarán los metros lineales disponibles, llevándolos de 115 a 435, lo que permitirá exhibir alrededor de 400 obras, en vez de las 150 que se mostraban hasta hace un año.
Las obras en curso han incluido renovación total y dimerización de la instalación eléctrica, reemplazo y extensión de sensores de seguridad, panelería completa, reapertura de los dos vanos de antiguos ventanales con reparación integral de los mismos y colocación de vidrios blindados y filtros UV, nuevos focos de iluminación, vitrinas especiales con introducción de fibra óptica, rampa para discapacitados y pintura general, así como el techado nuevo sobre los 3.000 m2 de azoteas del Museo.
También está avanzado el proceso de limpieza, conservación y restauración de las 200 obras que se proyecta exhibir en la Gran Sala Central, la que se estima poder abrir al público durante el mes de diciembre.
Por su amplitud, su calidad y su diversidad, la colección de arte argentino del Museo Nacional de Bellas Artes es, sin duda, la más importante del país y del mundo. De allí que se haya elaborado un guión museológico capaz de mostrar tendencias y escuelas desarrolladas sobre criterios cronológicos y núcleos temáticos. Si bien el proyecto supone un recorrido muy completo a través del arte argentino –desde los viajeros de principios del siglo XIX hasta las propuestas contemporáneas-, se han previsto cortes o atajos que permiten itinerarios alternativos y salidas intermedias.
Las salas que hoy se habilitan muestran producciones artísticas que abarcan desde obras de Prilidiano Pueyrredón y Cándido López, pasando por el arte académico y el realismo social de fines del siglo XIX, hasta la irrupción de las vanguardias –Pettoruti, Sibellino y Curatella Manes- desde fines de los años veinte. Entre medio se podrán apreciar obras de los maestros cercanos al impresionismo, los paisajistas y el grupo de pintores de La Boca, así como el contraste entre los Premios de los Salones Nacionales de la época y las propuestas de los escultores y grabadores conocidos como ´artistas del pueblo´.
Dentro del recorrido se podrá ver –aun en plena obra- el ámbito destinado a la colección de Maria Luisa Bemberg, que se estima poder inaugurar durante el mes de noviembre próximo, cumpliendo así, con la voluntad de la donante y el compromiso de la Secretaría de Cultura de la Nación.
A continuación de estas inauguraciones sucesivas, se va a completar el último sector del piso. Allí se podrá apreciar una selección de cerámicas y textiles del patrimonio precolombino, y la mayoría de los enconchados del siglo XVII que ilustran escenas de la conquista de México.
En este piso se ha hecho uso del color en ciertos sectores, de forma de sugerir grupos, resaltar la atención en determinados puntos, contrastar con el color tiza de la caja envolvente y evitar la monotonía de la uniformidad cromática.
Los textos explicativos que acompañan cada secuencia son breves y sencillos y tienen el propósito de acompañar el recorrido, orientando el conocimiento y la apreciación del público. Algunas obras sintomáticas o con circunstancias especiales reciben un breve comentario informativo.
El proyecto de esta reorganización integral ha estado a cargo del personal del Museo. Las obras se llevaron a cabo gracias a la positiva actitud de las autoridades de la Secretaría de Cultura de la Nación y al aporte de la Asociación Amigos del Museo.
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