LUNA INSOMNE
La lluvia arrastra infatigable
pasos desplomados de la luna,
penetrando a tientas hasta el borde,
llenándose de sí misma
se dispersa, intacta
fluye golpeando anónima,
el fondo inacabable
del agua sin memoria.
Se hunde hasta los pies
que pierden cielo
como marejada de humores.
derramándose extraviada
en espiral de alas y espacios,
es sangre escrita en la tierra.
Puesto que no existe
el retrato de su desnudez,
la luz que la sostiene
es un charco de arena
con los ojos abiertos
agitando sus llamas
para despertar al alba.
El insomnio que la habita
es espejo muerto, hora absoluta
contra sí misma, hacia dentro
se levanta a pulso, esparcida
se hace y deshace,
eje de tiempo, raíz circular
en el cielo cerrado de la tierra,
las horas expandidas se promulgan,
sobre los escombros se vuelven aire
para apagar las grietas reventadas
de la noche hendida que se filtra.
Nunca ha llovido y hoy,
llueve ,
marasmo de noche,
rincón entumecido de tiempo
muriendo escéptico.
EL AIRE SE REPITE DETENIDO
I
Interroga el pensamiento
en la atonía del mundo.
soledad y tiempo
extienden sus abismos
de rostros que avanzan,
donde nunca me he movido.
Redimiendo los sonidos,
el delirio me levanta desarraigada
en esclusas de silencio,
irrumpe mi cuerpo desplegado
en racimos que se hielan,
goteando en cólera
la memoria me resuelve lentamente,
a pie de mundo, en búsqueda
me sostengo aquieta,
entre muros que circundan, floreciendo
como antorchas esculpidas,
y lo informe, palmario se revela,
conjunción de pensamiento y cuerpo.
II
Curtidas las losas
en el centro graneado de la tierra
se funden los huesos,
la sangre se desmorona,
asciende al viento,
reposa,
arde inmóvil sobre el vértigo,
y rompe atada al cielo.
busca un filo de infinito para asirse,
no tiene donde volver los ojos,
se fugó el instante apenas,
donde rostro y memoria
frente al espejo muerto
han de ser algún día
palabra de silencio,
transparencia,
aire,
nada
El cielo es un infierno solitario.
Ráfaga indescifrable,
ingrávida y profunda.
Indaga los límites
del ultimo día de espera.
El sol camina a cuestas
sembrando la noche de otros mundos,
polvo desleal que beben mis ojos ciegos.
Las yemas derraman tiempo disipado
en rumores que entreabren sombras.
Enramadas de reflejos,
sus filos inconscientes
embisten la hendidura humana.
La noche se cierra cuerpo a cuerpo,
su raíz bífida traspasa los delirios.
Los espejos son miradas intensas.
No basta quedarse solo.
El vértigo tiñe gritos
de viento entre las ramas.
Silencio sin forma,
cayendo.
-Imágenes que inventan lo sentido.-
Nadie tiene que decir nada.
Poema incierto de un rostro,
el mar y su muerte a cuestas.
Detengo mi sangre en un instante
de huellas anónimas.
Los espejos del insomnio
lo repiten como un soplo.
La noche no se mueve,
la propagan mis oídos.
Vaivén errante
acuñado entre las alas.
Sobre tu cuerpo
de memoria levantado
respiración de viento
que llamamos sin nombre.
Eco de imágenes
tu médula en movimiento.
Los reflejos se vuelven simulacros
entre llamas derramadas.
Son párpados cerrados,
quietud, forma aparecida
de grietas desnudas.
Saborean el abandono,
cuerpos sin sus ropas.
Confusamente apenas
el desvarío de las simetrías,
los Fulgores de tiempo.
Habito en su sonido.
Soy mis ojos.
mis palabras,
construcción de viento
entre las sombras.
sonidos como enjambres,
murmullo sin nombre,
Sin sentido.
El rumor que arroja
es maleza entre las manos.
Imágenes que brillan como ojos
desmoronando en movimiento,
etéreas,
por el viento habitadas.
Son grito impalpable en la caída
Triangulando un fragmento
contra si misma,
la memoria de los pasos
extraviada entre letras cambia.
Cubre el papel que la entierra.
Exhalación simétrica como marea.
Incertidumbre derramada
de eco sin presencia.
Insomnio sin revés
respirando signos desplegados.
Perfección incierta.
Me quedan otras formas sin trazo,
cuentos descarnados del mundo
sin peso como fuego.
-Hablo contigo-,
no se a donde desprendo.
Desenlazada como el día
en vertical de espacio,
muero anónima.
Recojo a tientas la noche
que entra adelantada,
mi cuerpo, exhalación apenas
¿estoy muerta?
Esta noche no hay un sitio
la luna arriba,
sola.
Entre las rendijas el enorme silencio
es relámpago que arde,
hablan mis sueños de mareas negras,
redención de tiempo aniquilado.
Pensamiento recién nacido
que arrastra en su corriente .
Señales ambidiestras
desploman sus ojos desplegados,
son vestigios de muros indecisos,
memoria que el espejo desdibuja,
mi propio delirio se levanta
me acaricia,
me ataca.
Pertenezco a la hora
de tarde que me aguarda,
soy metamorfosis
de años que reposan.
un nombre sin sustancia.
Dentro de mi,
me alejo de mi mismo,
Una senda de piedras malgastadas
Tiñen mi escritura impenetrable,
Manan de mis formas sin sentidos
Que el silencio levanta y encoge
Soy el metal fundido en una piedra
eco submarino de una grieta.
La lluvia con su rumor de agua
me recoge a tientas
¿Qué soy desvanecida?
escritura rápida en el viento
Torbellino de las apariciones
eje que sangra en los solsticios
Un río de cuerpos me arrastra
puñado de sombras abismales,
país interminable de latidos,
cuerpos escamados de tanta
tierra.
(c) Beatriz Saavedra Gastélum
Sobre la autora:
Nació en Culiacán Sinaloa -México- Poeta, ha participado en el taller de poesía del poeta Francisco Hernández, actualmente es miembro activo del taller Flor y canto que dirige la poeta Iliana Godoy.
Ha participado en varios encuentros poéticos, entre los que destacamos su participación en Noches de Lunas Llenas de la serie de encuentros “desde un comienzo” y su presentación en el Museo Mural Diego Rivera junto a grandes poetas Mexicanos.
Organizó y participó en el encuentro poético Flor y Canto que se realizó en Gandi México.
Actualmente se encuentra recopilando sus textos para su primera publicación titulada Mis espacios vacíos.
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