EVOLUCIÓN
Cruzaste la frontera para no regresar con alas sucias al lugar que te olvidó. A cuestas, las migajas que poblaron tu cuerpo en la estación más lejana.
He visto arder las escamas de los peces
Mediste los caminos como un espía que ama la noche y sus aliados, sin prisa ni lamentos, porque alguna vez las golondrinas volverán. Pero nosotros no.
El agua mojará nuestros ardores.
No estaremos frente al puerto donde abandonamos las redes, nadie verá nuestra piel endurecida para saber lo que somos.
Dejarás atrás la casa, tu cuerpo de niño, la prisa que se quedó entre las ropas.
No serán la distancia ni el viaje los que doblen tus alas.
Al partir, lo decidiste: ave o pez, agua o viento.
LA CIUDAD SE DESTEJE
Afilada tu furia convoca un viento azul
sobre la misma arcilla que sacude tu sexo.
Quedan sepultados los comensales,
días de reserva amontonaron tus vestidos
la noche ceniza huésped de roca
encierra en ámbar a los desertores.
La contraparte separó los muslos
sellados hasta purgar su abandono,
cubren tu deshonra
las piedras de cal
furias y aullidos regresan sigilosos
a dormir entre los restos.
Acechas con tu espada las aves de rapiña,
el alud de lluvia que lavará tus manos
hasta disipar el humo de las últimas hogueras.
La ciudad en tu cuerpo se desteje
no volverán los invasores
ningún hombre, ningún aliado
excavará entre heridas
la sombra de tus latidos.
Mientras tanto crece en la piel
la otra ciudad que te sonríe.
Mil años más tarde despiertas
convertida en memoria de lava
del sueño que te dio forma
y la suaviza.
Adentro, inmóvil
detenido en cada una de tus calles
un pueblo petrificado te contempla.
MACA
Sagrado corazón del buen camino
llévala sana y salva a su destino.
Anonimo
Soy un niño sin ojos
desde que te fuiste
desandando la muerte
que te saltaba por chiquita.
Lejano
no pude imaginar
como tu tiempo se apagó de golpe
y alargó las sombras.
Suave transición
a ese otro espacio
de no sentir mas
dolor en las espaldas.
Huyen por mi piel
todos los días que no tuvimos,
las esquinas envueltas en silencio
no se acostumbran.
Llegaré a buscar
el último destello entre tus cosas,
si mi corazón no descansa
una voz
se desprenderá lentamente
entre murmullos.
Llévala pronto a su destino...
HECHICERAS
Busco hechiceras
que de noche
invoquen humo en sus vientres.
Magnetismo azul
lejanía,
descansa en ti
un pueblo asolado
tras el eclipse.
Dejaste en él tus mutaciones
rumor de horas malheridas
en la cadencia.
Plenilunio
en los ojos aparece otra luna
mi piel busca venganza
cuando se enciende.
Grita arrepentida por el destierro.
Reviven mis pecados
en regiones
que salvaron abismos.
el ritual obligatorio derrama libaciones.
Voladero en el ocaso
por la dureza abierta de tu danza,
largo viaje sin regreso
hacia tu boca
vuelta espuma.
Enemigos distantes
tu rostro
y esta figurilla que contiene
la recolección precisa de tus huellas.
Uña cautiva
tela de lava.
Últimos vestigios
desnudos en las grutas
exhalan sus aceites.
¿Qué sol habita en mí
luz de mi luz
habla por la boca
por mis ojos
te persigue ?
Se detiene en los altares.
Inertes cuelgan en los arcos
aves cautivas de huesos quebradizos.
Centellas errantes del conjuro
una señal
que te convierta en polvo.
Amuletos ahogados en la lumbre.
Exorcismos que te invoquen
aunque mi cuerpo
no sobreviva las hogueras.
OJO DE PATIO
Tiempo de sal vertido en corredores,
remolino de sombras
empinado en lo azul de la cornisa
en noches desiguales.
Por los muros indulgentes
rumor de vientos no deseados,
invicta aspa sobre el jardín desnudo.
Repetición de acentos
contra tu voz
enredadera
de piel predestinada.
Luz ámbar
detiene su espesura
en el espejo del patio
donde giramos detenidos.
(c) César Rodríguez Diez