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Así se titulaba la velada musical de aquella noche de sábado en el auditorio del Gimnasio Moderno, uno de los más exclusivos planteles de enseñanza secundaria en Santafé de Bogotá. José Félix Estrada y yo no podíamos faltar, ¡jamás! Entre otras cosas porque Momo "Wendel" Soumah, el artista de Guinea en torno a quien giraba el programa, había recibido influencia directa de los grandes del jazz: Coltrane, Parker, Coleman. Y había logrado que en sus instrumentos africanos -- tumbas, bongoes, bajos, tambores, caránganos y marimbas -- la música de jazz americana se uniera en forma integral.
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Jazz and Roots
Así se titulaba la velada musical de aquella noche de sábado en el auditorio del Gimnasio Moderno, uno de los más exclusivos planteles de enseñanza secundaria en Santafé de Bogotá. José Félix Estrada y yo no podíamos faltar, ¡jamás! Entre otras cosas porque Momo "Wendel" Soumah, el artista de Guinea en torno a quien giraba el programa, había recibido influencia directa de los grandes del jazz: Coltrane, Parker, Coleman. Y había logrado que en sus instrumentos africanos -- tumbas, bongoes, bajos, tambores, caránganos y marimbas -- la música de jazz americana se uniera en forma integral.
El espectáculo fue maravilloso; y revelador. Y me hizo pensar que tenía razón quien una vez en Nueva Orléans me aseguró que el jazz, más que buena música, constituía la venganza africana; pues, luego de haber sido esclavizados, los negros a través de él se habían robado el alma del blanco y socavado los sentimientos de América en forma pacífica y sublime.
Fue una noche fantástica aquella de Jazz and Roots de Momo "Wendel" en el Gimnasio Moderno. Lástima que, al abandonar la sala, la magia se hubiera estropeado al percatarnos de que el precio de entrada era tan alto, y tan exclusivo el sitio, que no hubo un sólo negro entre los asistentes.
(c) David Sánchez Juliao
Bogotá, 1985
Esta historia hace parte de "Memorias
de un viajero que quiso ser alcatraz",
Ediciones CANAL 2, Bogotá, feb.2003 |
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