Vallas y ventanas
Naomí Klein
Instalado un nuevo poder económico a escala mundial, distintos pensadores elaboraron libros que se ocupaban de establecer la forma en que el consumismo avanzaba y destruía el mundo real, convirtiéndolo en una irrealidad total. Así, la aculturación consumista de masas reemplazó los valores necesarios para la construcción social. La manifestación de ese nuevo poder económico en todos los órdenes y el advenimiento de una nueva época en el final del milenio fue tratado por diversos pensadores. Surgieron entonces “El fin del trabajo” de Jeremy Rifkin, “El fin de la historia” de Francis Fukuyama, “El fin del estado nación” de Kenichi Ohmae, “El fin de la ciencia” de John Horgan, “El fin de una ilusión” de Francois Furet, “El fin del arte” de Arthur Danto.
Así entramos en el siglo XXI, sin poder resolver una serie de graves problemas, de diferencias abismales entre países ricos y países pobres, de altas tasas de población marginal, desempleo, etc. La crisis parece haberse agudizado en todo el mundo a raíz de los atentados a las Torres gemelas el 11 de Septiembre del 2001.
“Vallas y ventanas” es la compilación de una serie de notas de la periodista canadiense Naomí Klein, autora de “No logo”, publicadas en distintos medios. La globalización, dice Klein, puede servir tanto para el bien como para el mal. Lo que necesitamos es adoptar un enfoque ético global del medio ambiente, las relaciones laborales y la política económica. En otras palabras, dice Klein, el problema al que hoy nos enfrentamos no es cómo impedir la globalización son cómo otorgarle unas bases éticas. A través de los distintos capítulos, la autora va describiendo y analizando los distintos movimientos en todo el mundo que reclaman en síntesis por una democracia más participativa, más allá de la voluntad de la clase política.
Las críticas hacia la globalización tal como está, que no es otra cosa que la internacionalización de un solo modelo económico: el neoliberalismo, según la autora apuntan a las crisis ecológicas y humana, por ejemplo. El sistema económico global no solo ha demostrado ser incapaz de encargarse de las crisis ecológicas y humana, sino que las acentúa, dice la autora. El único objetivo que persigue es satisfacer los intereses de organismos internacionales como el FMI, el Banco Mundial, la organización Mundial del Comercio. Klein da distintos ejemplos del movimiento antiglobalización cuando dice: “El movimiento de protesta que ha surgido ante esta situación (ya sean aquellos que enfrentan a la policía disfrazados del muñeco michelin, o las asambleas vecinales en Argentina, ha sido calificado “antiglobalizacion”. Esto es una gran ironía, dice, si tenemos en cuenta que globalizar significa unir, fusionar. Lo que hoy observamos en el sistema, no es la unión de las culturas ni un intercambio entre ellas, es la imposición de una sobre otra.
Además de que las reuniones del movimiento siempre ofrecen ese hermoso mensaje de unión.
El sistema global esta dominado por una elite que cada vez pone mas vallas: “...barreras separando a la gente de lo que antes habían sido recursos públicos, apartándola de la tierra y el agua, restringiéndola para cruzar las fronteras, para expresar su disentimiento político, para manifestarse en las calles...”. O, por ejemplo, los actos de barbarismo del Banco Mundial, que, entre otras cosas, le aconseja a Zambia poner una “tasa de usuario” en las escuelas, excluyendo a millones de la educación.
En una época en la que el capitalismo no se limita a abrir las fronteras, sino que intenta ampliar el mercado vendiendo bienes comunes como productos, la autora nos cuenta como durante los últimos dos años y medio ha viajado por el mundo participando en numerosas reuniones y protestas del movimiento, y ha visto que, ante las vallas, “la gente empuja las barreras que trata de contenerlas, abriendo ventanas, respirando hondo, probando la libertad”.
Editorial Paidós
262 páginas