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Guatemala, pétalos y volcanes
Los mercados de Guatemala se parecen a la palabra infinito.
Las mil cosas que conforman el mundo se amontonan en ellos. Imposible enfrentarse a sus tejidos colgados al viento sin experimentar vértigo. Imposible adentrarse por sus puestos y laberintos sin sentirse perdido…
De las ferias guatemaltecas brota una sorprendente geografía de lanas, hilos , pétalos, cirios, frutos y maderas. Espacio otro, surgido del telar y de un antiguo repertorio de artes y oficios que rota en torno a un eje desapaciguante. Inventario de texturas, aromas, tintes y composiciones frente al cual todo extranjero es más extranjero.La extrema necesidad y un oscuro rencor de clases o de razas podrían explicar el asedio –entre súplica y exigencia – con que los vendedores abruman al visitante en Chichicastenango .( Mítico lugar donde un cura doctrinero tuvo por primera vez, la otra Biblia en las manos : el Popol Vuh).
El “ tira los caramelos, pero no te acerques”, grito lanzado por un muchachito a quien ofrecíamos dulces camino a Estor, nos confirmó que para el campesino guatemalteco cualquier extraño a pie, vehículo o helicóptero, encubre una amenaza. La memoria colectiva del sector rural aún guarda vestigios frescos del trabajo forzoso, la servidumbre por deudas y los episodios de exterminio de los 36 años de guerra interna.
Pese a ello, los indígenas de Guatemala existen a través del color de tejidos, máscaras y rituales. Desde las venas de sus manos surge la hebra de lana, (tal vez la prolongación de su propia sangre) que los mantiene vivos y alimenta.
Los mayas, al igual que otras naciones originarias de nuestro continente, usan la belleza como arma y secreto de sobrevivencia. Lo bello, a semejanza del viento, es una fuerza natural que han aprendido a invocar para rescatar su propia grandeza. Buscando refugio en gestos como el diario vestirse, en la reiteración de antiguos y nuevos ritos, en un arte sin fechas ni firmas no sólo han logrado resistir y mantenerse fieles a sí mismos, sino que parecen destinados a seducir a conquistadores de todo tipo.
Patios interiores, murmullo de fuentes, pájaros y flores sedientas, suavidad de penumbras, velas encendidas, iglesias y altares constituyen la esencia de las ciudades del viejo Reyno de Goathemala. Hermoso trozo de América Central que también es volcán de fuego o agua, selva inexpugnable, rebelión latente, policía y ejército.
Escenario, en fin, del constante enfrentamiento entre lo duro y lo blando, la guerra y la reconciliación, la piedad y la ausencia de Dios.
Guatemala en letras.
Como sabemos, Guatemala vive la convalescencia de una larga guerra interna . Hoy, con las armas sumidas en el silencio, ( teóricamente, al menos , desde los acuerdos de Paz de 1996), comienzan a hacerse oír la voces de quienes fueran los protagonistas de esas tres recientes décadas de horror.
Parte de esa trágica experiencia comienza a emerger en forma de libro gracias, en especial, a Ediciones Del Pensativo, dirigida por Anamaría Cofiño, dueña de la librería del mismo nombre que funciona en la famosa calle del Arco de Antigua y editora del periódico La cuerda.
La necesidad de escribir, y recordar se palpa en la Guatemala de posguerra empecinada en conquistar y ejercer el derecho de hablar, hacer escuchar sus voces y prestar oído a su riquísima diversidad cultural.
Varios son los libros de editorial El Pensativo merecedores de ser citados :
Ese obstinado sobrevivir de Ana María Arriola.
Autobiografía que recoge la experiencia y tragedia de esta ex -guerrillera , paradigma de la mujer de izquierda del siglo veinte de Guatemala y América Central. Testimonio intenso y despiadado tanto del accionar de sus antiguos enemigos como de sus
propios compañeros de lucha cuyo machismo, miopía y falta de autocrítica la autora experimentara en carne propia .
Condición de paso de Ruth Piedrasanta Herrera.Conjunto de cuentos cuyas protagonistas - amas de casa, niñas, asalariadas, jóvenes, adultas, desempleadas, profesionales, casadas , solteras y divorciadas- nos dan una visión no maquillada de la realidad guatemalteca.
Ya no tengo palabras de Elena Paz y Paz de Hurtado.
Relato del exilio vivido por esta artista plástica guatemalteca en la vecina Belice ( ex. Honduras Británica ).
Que me maten si…de Rodrigo Rey Rosa.
Novela de violencia y muerte cuya acción gira en torno al intento de exponer a la luz pública la existencia de una de las muchas salas cunas clandestinas formadas con los huérfanos dejados por la represión desatada por el Ejército guatemalteco durante el conflicto armado. Instituciones regentadas por familiares de militares a través de las cuales éstos se proveían sin costo de servidumbre domésticas o satisfacían a excelente precio demandas de adopción provenientes de Europa y Estados Unidos.
Ejercicios para definir espantos de Carlos Navarrete. El autor conocido como uno de los más destacados arqueólogos mayistas de América Central, nos brinda una muy libre interpretación de los mitos de esa área geográfica ( el duende Sombrerón, el Pestañudo, la Mula Sin Cabeza, la Llorona, etc.).
Tan interesante y útil como una novela para comprender el devenir de la nación guatemalteca resultan, asimismo:
“Guatemala, el largo camino a la modernidad ( su trayectoria, primera etapa, 1871-1944), de Alfredo Guerra-Borges. Ensayo presentado para el ingreso del autor como Académico Numerario
de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala en 1998 .
( Anales de la misma, LXXIII, de ese año ) y
Casa de citas ¡Viva Ubico! de Douglas Gonzáles D.
Obra teatral (musical de corte político ) que transcurre , en 1930, durante los meses previos a la entronización en el poder de Jorge Ubico ( de triste fama , entre otra cosas, por haber instituido el trabajo obligatorio del campesinado a favor de los finqueros ) y en un prostíbulo ( Escenario que parece obsesionar a los autores de nuestro continente quienes reiterativamente lo escogen para desplegar su masculina visión de mundo )
(c) Cristina da Fonseca
Sobre la autora: Ver Galería de Escritoras y Escritores en Archivos del Sur
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