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(Santa Fe)
Pelli se recibió de arquitecto en la Universidad Nacional de Tucumán, "cuando la facultad era tan pequeña que nos conocíamos entre todos, no sólo como alumnos y profesores sino también como amigos", según confesó en un tramo de la conferencia. En 1949 egresó y casi con el título bajo el brazo accedió a una beca en la Universidad de Illinois, Estados Unidos, donde pudo perfeccionarse. "Me encontré con que tenía una formación muy avanzada, no sólo respecto de los norteamericanos sino también en comparación con profesionales de varios países del mundo", contó Pelli.
Por recomendación de un docente, ingresó en un importante estudio de arquitectura y a partir de entonces (tenía sólo 28 años) vive en los Estados Unidos, desde donde ha desarrollado una carrera brillante, que le permitió crear obras trascendentales en distintos países del mundo.
"Hoy en día, muchos arquitectos tendemos a trabajar en varias ciudades del mundo en obras diferentes, con características muy diferentes, haciendo edificios de todo tipo", reconoció Pelli, autor de edificios como el World Financial Center (Nueva York), la Torre del Society National Bank (en Cleveland), la Torre NCNB (en Charlotte, Carolina del Norte) el Centro Boyer de Medicina Molecular, en la Universidad de Yale, las Torres Petronas (Kuala Lumpur), y el Banco República (Buenos Aires), entre otras.
Sin embargo, el arquitecto entendió que cada obra persigue características diferentes, que las hacen distintas una a la otra. "Si mantuviera una firma, una marca característica en mis obras no podría responder correctamente a lo que cada lugar, cada zona, cada cultura y cada clima requieren", explicó Pelli, para quien "es imposible tratar de imponer una escritura, una estética definida".
Aun así, y teniendo en cuenta la calidad de las obras creadas por él, Pelli no duda en decir que "los edificios son como mis hijos: a todos los llevo en mi corazón y los quiero de diferentes maneras. Hago un esfuerzo enorme para no pensar en favoritos, ni en mis obras, ni en mis hijos".
La arquitectura hoy La Arquitectura, en tanto disciplina, ha cambiado en las últimas décadas, a entender de Pelli, y también cambió el rol del arquitecto como profesional. "El siglo XX, en Arquitectura, no comienza con la Primera Guerra Mundial sino con el movimiento moderno, con una intención de dar una solución que sirva para responder a todos los problemas de arquitectura. En la segunda mitad del siglo XX esta posición, que llegó a dominar la profesión, se comienza a cuestionar, y aparecen otras maneras de ver las cosas. Tanto es así que para finales del siglo XX y principios del XXI queda muy poco de la disciplina que apareció con el movimiento moderno".
Según Pelli, "hoy se crean obras sumamente individuales, que son de mucho interés, pero no hacen ciudad. Y creo que ésa es nuestra labor principal: hacer un edificio es secundario a hacer ciudad".
De la misma manera, considera que el mundo que hoy les espera a los futuros arquitectos no es el mismo que el de años atrás. "Hay cambios muy grandes en la sociedad y en la percepción de la profesión misma. Quizás lo que es permanente es que la arquitectura es un tipo de profesión que necesita amor y algo de talento", indicó.
"No puedo pensar en nada que me dé tantas satisfacciones como ser un arquitecto. El placer que me da diseñar algo, aunque sea pequeñísimo, y verlo construido es incomparable. Pero si no existe ese amor, la arquitectura es una mala profesión. Si no se hace con entusiasmo, hay demasiados momentos difíciles; no es una profesión para volverse ricos. Si no hay amor por la arquitectura recomiendo que estudien leyes, negocios, u otra cosa más sencilla. Eso no cambia, pese a todos los cambios económicos y tecnológicos", agregó.
En cuanto a la formación académica y profesional de los arquitectos, señaló que las habilidades que se aprenden en las facultades -conceptos, diseño, composición, desarrollar el ojo y la visión plástica- deben complementarse con la práctica. "Separo el aprendizaje académico, en la universidad, del aprendizaje práctico en un estudio. Para mí lo esencial es que los estudiantes sepan de arquitectura, conozcan la historia, conozcan los modelos; pero el entrenamiento de cómo se diseña, cómo se organizan y preparan los dibujos, se puede aprender en mi estudio más rápido que en cualquier universidad", señaló.
Más de una decena de arquitectos que trabajan en su estudio de Nueva York son argentinos, y "poseen un excelente nivel académico", según manifestó Pelli, incluso para manejar programas de computación indispensables para el diseño actual. "Pero saber resolver problemas técnicos y manejarse con un cliente, hay que aprenderlo aquí, donde los clientes son reales y donde las presiones son reales", finalizó.
Perfil
César Pelli nació en la provincia de Tucumán, Argentina, en 1926. Se recibió de arquitecto en la Universidad de Tucumán en 1949 y luego emigró a los Estados Unidos gracias a una beca de la Universidad de Illinois, donde realizó un master en Ciencias de la Arquitectura. Terminado el master en 1954, trabajó durante diez años en el estudio del arquitecto Eero Saarinen, en las oficinas de Bloomfield Hills, Michigan y Hamden, en Connecticut. Fue el diseñador de varios proyectos, entre ellos el Edificio de la Terminal TWA en el Aeropuerto Internacional John F. Kennedy en New York y las Facultades Samuel F. B. Morse y Ezra Stiles en la Universidad de Yale.
A lo largo de su carrera, el artista se ha dedicado a la docencia, primero en la Universidad de Tucumán y luego en la Universidad de Illinois. En Los Angeles enseñó en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de California. En 1977 fue nombrado decano de la Facultad de Arquitectura de la Universidad de Yale, cargo que ocupó hasta 1984.
A fines de los '70, Pelli fue seleccionado para llevar a cabo la Galería Extensión del Museo de Arte Moderno de Nueva York y la Torre Residencial. En 1977 abrió su propia firma, César Pelli & Asociados, en New Heaven. En 1984 renunció a su puesto de decano en Yale y se dedicó de lleno a su trabajo de arquitecto.
En palabras
"Después del 11 de setiembre hubo una reacción muy fuerte sobre si sería inteligente o no construir edificios de altura; ahora ese sentimiento casi ha desaparecido. Los familiares de los muertos en el atentado se oponen a que se construya nada nuevamente en ese lugar, que se ha transformado en algo sagrado. Por eso todos los planos que se han hecho respetan ese sitio. Pero hay otro grupo, al cual yo me uniría, que entiende que las Torres Gemelas eran un símbolo muy fuerte de la ciudad, debido a su magnitud, aunque no representaban una muy buena arquitectura.
Esta es una oportunidad que se le presenta a la ciudad de Nueva York para que sea mejor, para que responda más a nuestros días, a la nueva forma que está adquiriendo Manhattan. No creo que no haya más chances de que se reconstruyan las Torres"(César Pelli).
Fuente: Universidad Nacional del Litoral |
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