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Estás aquí:  Inicio >>   Entrevistas- noticias culturales-histórico >>  Entrevista a Marta Díaz, Directora de la Feria Internacional del libro de Buenos Aires
 
Entrevista a Marta Díaz, Directora de la Feria Internacional del libro de Buenos Aires
 

Marta Díaz es la Directora de la Feria Internacional del libro de Buenos Aires, una Feria que nació en las calles y fue creciendo hasta llegar a convertirse en un gran suceso cultural. Marta Díaz estuvo desde el inicio en la organización de la primera Feria. Archivos del Sur habló con ella.
La Directora de la Feria del libro recordó algunos aspectos sobresalientes de esa actividad cultural que es la Feria del libro de Buenos Aires, acontecimiento mayor de la vida intelectual argentina, que todos los años convierte a Buenos Aires en capital de la cultura hispanoamericana. En el 2004 se realizará la Feria número treinta.

Entrevista a Marta Díaz, Directora de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires por Araceli Otamendi

 

 

 

“Yo he tenido la suerte de tratar con escritores con los que he tenido una relación muy buena, en la mayoría de los casos. Con otros no tanto, pero de esos prefiero no acordarme”

 

 

Usted estuvo desde el inicio de la organización de la primera Feria

 

Sí, estuve en el inicio, en la primera feria del libro pero en ese entonces era empleada. Esto tenía un comité ejecutivo, el presidente era el Prof. Castiglioni que fue el creador, yo simplemente era una empleada administrativa, después pasé a ser secretaria, secretaria ejecutiva. Cuando murió el Prof. Castiglioni me dieron la alternativa de ser la Directora de Ferias. Pero en realidad yo cuando empecé, además recién egresada de la escuela secundaria no tenía ni conocimientos en el tema. Obviamente era un trabajo, no digo de improvisación pero sí era un trabajo de imaginación.  Se tenía como comentario o referencia la Feria de Frankfurt que tiene  características muy distintas porque es una feria de profesionales. Y ésta nació como feria de público, era la referencia de lo que significaba que el público fuera a un lugar a comprar libros.  Los avances que se hicieron dos años antes eran lo que se llamaban las ferias de libros en la calle,  donde el libro salía al encuentro del lector y habían sido organizadas por la Sociedad Argentina de Escritores. En realidad ahí fue donde empecé a trabajar. En dos años se hicieron treinta y tres ferias itinerantes, que siempre eran quiosquitos puestos en la calle, en parques o en plazas. Se completaban siempre con actos culturales. Si había una mesa redonda se hacía en una biblioteca pública que estuviera cerca de la feria. Si era un espectáculo se montaba el escenario como se hizo en Plaza Flores o en otros lugares. La feria en la calle no implicaba solamente el comercio del libro, que por otro lado es absolutamente lógico y normal, sino que había esta parte cultural y referencial porque estaba la Sociedad Argentina de Escritores de por medio.

La mayoría de estas ferias se hicieron en la ciudad de Buenos Aires, hubo una en Neuquén, dos en Necochea, y una en La Plata.

 

¿Cómo se pasa de estas ferias del libro en la calle a la Feria del libro en el Centro  de Exposiciones, como se realizaba durante los primeros años?

 

Fue la Sociedad Argentina de Escritores que tenía interés en hacer una feria llamada internada, similar a la de Frankfurt, entonces el Prof. Castiglioni hace la invención de la feria en un predio donde se pagaba entrada, aunque fuera mínima. Se consiguió el  Centro de Exposiciones,  en los primeros días de marzo de 1975 y surgió la primera feria que se llamaba “El libro desde el autor al lector”.  Prácticamente la gente pensaba que no iba a tener éxito. Estoy hablando de quienes estaban relacionados con las industrias de las exposiciones, porque como usted sabe todas las exposiciones y ferias tienen como una especie de industria: está el que hace los stands, el que se ocupa de la gastronomía y otros.  Los que estaban en ese metier decían: ¿quién va a ir a una feria a ver libros y pagar entrada? Si los libros se pueden encontrar en una librería. A pesar de eso, la anécdota es que al segundo día de iniciada la feria se le terminó la comida y la bebida al concesionario gastronómico. Y en realidad la feria fue muy exitosa. Después empezaron las modificaciones e incorporaciones de nuevos expositores. Pero siempre relacionadas con la parte cultural. Es decir que la Feria tenía una parte de actividad comercial que es la que hacen los expositores y una parte de actividad cultural que era organizada por la Sociedad Argentina de Escritores y a veces también por los primeros.

Hasta la tercera Feria la organización estaba dirigida por la Sociedad Argentina de Escritores y a partir de ahí se formó una comisión asesora donde se integraron otras instituciones como la Cámara del libro, la Federación de la Industria Gráfica, los libreros, la Cámara Española de comercio. Entonces esto tiene una continuidad de una asociación civil sin fines de lucro hasta convertirse en la Fundación El libro, ya hace por lo menos unos catorce años.

 

¿Cuándo la Feria empieza a tener repercusión en el extranjero, a despertar interés en otros países?

 

Desde el principio. Esto es algo bastante interesante porque desde el inicio de la Feria vinieron escritores extranjeros. Vinieron  José Mauro de Vasconcelos, Vinicius de Moraes y otros. Tal vez en la primera Feria no pero sí en las otras siempre han participado escritores del exterior. Y participaron países como España, Italia que estuvieron en todas las ferias, después Francia  se incorporó en la segunda feria. También después se sumó Alemania,  durante algunos años estaba Brasil.  Tendríamos que decir que el primer país que se inscribió en la primera feria fue Brasil. Después dejó de participar. Recuerdo que tenía un stand fabuloso con unas chicas vestidas de color amarillo muy llamativo, eran muy lindas chicas. El stand de Italia siempre fue uno de los mejores, un año lo hizo Clorido Testa, realmente estaba muy bien planteado.

Después venían todos los expositores, que al principio eran pocos. Creo que expositores de las treinta ferias habrá unos veinticinco que se los llama los expositores tradicionales.

 

¿En cuanto a los escritores hubo algún caso difícil?

 

Yo al principio no trataba con los escritores, porque era empleada administrativa. Yo no hablaría de casos difíciles sino especiales. Como Juan Rulfo, que siempre tuvo una atención especial con todo el personal, a mi me dejaba tarjetitas que decían: Feliz día, Martita!  A Torrente Ballester le gustaba cantar tangos y se sentaba en mi escritorio porque a mi también me gusta  cantar y cantábamos los dos. A esta gente yo la iba conociendo aunque no demasiado. En realidad los conocía porque tal vez alguna tarea me tocaba hacer  con ellos. Yo no tenía un gran contacto salvo cuando me designaron Secretaria ejecutiva de la Feria, entonces mi relación con ellos era más fluida. Cuando vino Italo Calvino yo no lo conocí, no lo vi. Creo que fue la única vez que Calvino estuvo en Buenos Aires, pero no tuve ningún trato ni relación con él.

 

¿Cómo era su relación con Borges?

 

Yo tampoco tenía demasiado contacto con Borges. En los últimos años sí, pero era un trato ocasional. No era lo mismo que con Sábato que siempre estuve más en contacto, lo mismo ocurría con Bioy Casares.  Con Borges puede decirse que lo conocía de vista, nunca hablé con él. Con algunos escritores yo no hablaba porque no era mi tarea hasta que después pasé al cargo de Secretaria ejecutiva y ya tenía trato con todos los escritores, sobre todo los que venían del exterior.

 

¿Cómo era su relación con Manucho Mujica Láinez?

 

Tampoco había mucho contacto con él.  En cambio sí traté mucho a Silvina Bullrich, a Martha Lynch, a Beatriz Guido. También a Syria Poletti.

 

Las tres escritoras que nombró en primer lugar  eran famosas en su momento.

 

En aquél momento, yo también era mucho más joven y  las miraba como a grandes figuras. Eran figuras imponentes, con gran atractivo para el público. En aquéllas, las primeras ferias, el escritor era el atractivo. La gente hacía largas colas para que les firmaran los libros, asistían a los diálogos abiertos. Ahora la televisión ha acercado los escritores a la gente, ya no tienen ese embrujo que tenían antes. Salvo algunos escritores extranjeros y otros argentinos. Pero antes asistir a la Feria era casi  la única posibilidad de que el público se encontrara  con  los escritores. El público se deslumbraba al ver a Borges, a Bioy Casares y además suponía una expectativa que el escritor le dedicara el libro, le preguntara el nombre al lector. Todo eso fue desapareciendo.

 

¿Hay algún escritor argentino que no haya participado nunca de la Feria?

 

Cortázar nunca vino a la Feria. Sí estuvieron Silvina y Victoria Ocampo.

 

¿Tuvo trato con ellas?

 

No, no era mi lugar en ese momento tratar con los escritores. Pero sí tenía admiración por todos esos escritores y escritoras importantes. Había admiración y respeto hacia los escritores, eran como una especie de ídolo, pero tratado respetuosamente. Hubo un educador italiano que vino durante las primeras ferias, Tonucci que era realmente un encanto, conquistaba a la gente, a los docentes, hacía dibujitos cuando hacía la dedicatoria en sus libros. Era una persona fina y muy agradable.  Yo he tenido la suerte de tratar con escritores con los que he tenido una relación muy buena, en la mayoría de los casos. Con otros no tanto, pero de esos prefiero no acordarme.

 

¿Qué escritores de renombre extranjeros vendrán durante la próxima Feria?

 

Estamos en eso. Es muy difícil la situación, porque pagar los pasajes no es fácil. La Feria va a ser una feria mucho más ambiciosa en lo que se refiere en la superficie que aumentará en once mil metros cuadrados más, lo que la convierte en la Feria de mayor superficie de Hispanoamérica.  Va a tener treinta y seis mil metros cuadrados y va a durar cinco días más abierta al público.

Eso con motivo de conmemorar los treinta años de la Feria. Se están preparando actividades especiales. Ya se tienen preparadas una cantidad de mesas redondas, cursos y talleres, un festival de coros no competitivos, la maratón de la lectura con poemas de Neruda, va a haber varias mesas redondas con debate, un encuentro internacional  y uno nacional sobre los treinta años.  De los escritores tenemos confirmados a la francesa Elizabeth Roudinesco  y al israelí  Amos Oz. Algunos escritores exigen viajar en primera clase, hay que pagar el alojamiento y la Fundación El Libro no está en condiciones de hacer muchos de estos gastos. Requiere el apoyo de las editoriales que tampoco están en condiciones.

 

¿Qué otra expectativa tiene usted en cuanto a esta Feria que conmemora sus treinta años?

 

Yo creo que va a ser un poco una Feria que va a ser una especie no diría de recuerdo, pero la Feria ha pasado por situaciones muy especiales. Situaciones donde ha habido conflictos sociales y políticos. Se inauguró al segundo día de la toma de las Malvinas, dos días después de la asunción del gobierno militar en el setenta y seis.

La Feria no ha sido nunca una isla. Creo que es el momento de hacer un homenaje a tanta gente que ha pasado por la Feria y que ya no está. Son treinta años, hay que recordar esos treinta años asociados a toda la gente que participó de la Feria. Fueron escritores, economistas, científicos que la han visitado. Recordar eso como una etapa que ha tenido sus más y sus menos pero que ha sido brillante en el orden cultural. Tiene que haber un reconocimiento a tantas figuras. Cuando nos fuimos del Centro de Exposiciones, en el año 2000 fue la última Feria, a mí me pareció que quedaba adentro de los muros de ese Centro algo intangible. Y eso sería recordar a tanta gente que pasó por ahí. Tantas figuras importantes que estuvieron, que dejaron su enseñanza. En una Feria dedicada a la ciencia estuvieron tres Premios Nobel. Esa Feria para mi fue sin duda la más importante.  Aunque no hubiera sido la de mayor concurrencia de público porque el hecho de que vinieran chicos de todo el país para escuchar a los grandes científicos y que los científicos argentinos, aun los más importantes dieran un paso al costado para escuchar las palabras de los premios Nobel y después participaran en una mesa redonda y en un  diálogo, a mí me pareció deslumbrante.

También recuerdo la Feria que se dedicó al escritor y a la libertad de expresión, vino Susan Sontag, Juan José Arreola, Juan Rulfo, Augusto Roa Bastos y otros. Sentarse y escuchar a estas figuras era maravilloso. Después no tuvimos ocasión de ver a estos escritores nuevamente. Fue inolvidable.

Esos treinta años pertenecen a la historia, fueron vividos con emoción y esos recuerdos pertenecen al ámbito cultural puramente. Resumen el servicio que en mi opinión es lo que brinda la Feria a la comunidad.

 

Cuando usted menciona la Feria dedicada a la ciencia, es como que existe todavía una separación entre lo que es la ciencia y lo que son las humanidades.

 

Cultura es todo lo que hace el hombre. Se puede pensar que no es lo mismo hablar de ciencia que hablar de un ensayo o de filosofía. La Feria siempre se ocupa de organizar actividades relacionadas con la ciencia, no puede estar ausente. Nunca la Feria ha sido estrictamente literaria. La Feria es del libro y el libro abarca todas las disciplinas.

 

Además de la próxima feria, ¿qué otras actividades están preparando?

 

Estamos preparando algo que creemos es muy importante para la Argentina y es el Congreso Mundial de Bibliotecarios.  Se hace por primera vez en un país de América del Sur. El único lugar que se hizo en hispanoamérica fue en Cuba, es un acontecimiento importantísimo porque las bibliotecas y los bibliotecarios son  herramientas para la educación y la cultura.  Es el momento de reivindicar el papel de los bibliotecarios y de las bibliotecas en la formación cultural de un país. A veces descuidamos y creemos que la biblioteca es el lugar donde están depositados los libros, el rol del bibliotecario es muchísimo más importante que eso y merece que a las bibliotecas como la Nacional, la del Congreso que ha recibido un premio se las considere de otra manera. Y eso es un tema de política cultural.  Lo que nosotros tratamos de hacer es que en agosto de 2004 se hable de las bibliotecas, que  el gobierno encare con seriedad todo lo que significa la necesidad de darle a las bibliotecas el rol que les corresponde.

 

 

© Araceli Otamendi- Todos los derechos reservados

 

 

 

 
 
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