Frente al mar, en islas imaginarias, colgados del aire o de la falda de los cerros viven los poetas (1). Sus casas tienen nombre, pero no se peinan.
Para llegar hasta sus puertas, es necesario seguir el sendero de las estrellas. (Las arrancan de la noche para hacerlas titilar en sus poemas y dejarlas caer sobre la tierra).
Con la boca llena de preguntas me fui a casa de Pablo una mañana. El no estaba, se había ido, me dijeron. ¿Sería cierto?
Anclado a pie de cerro, escondido en el verdor,vi algo. No era una casa ni era una barca.
El jardín relucía bajo el mal tiempo ... ¿ era ésa una simple lluvia o un nuevo diluvio? De pronto percibí un murmullo. Salía desde el extraño escondite . Alguien se divertía dando cuerda a muchas cajitas de música al mismo tiempo. El corazón me dio un vuelco. ¡Es él, es él !, adiviné.
Siguiendo las melodías, empujé el portón y entré por el húmedo congreso de paraguas que inundaba el patio. Trepando hacia la montaña, noté varios peldaños ¿colocados allí para que por ellos en fuga pasaran pudúes(2), llamas y otros animales del zoológico?
Me asaltó una duda, ¿ estaba yo en el arca desde donde el bestiario imaginado por el poeta salió al mundo?
Subí hasta la “Sala de los Pisapapeles ” . Jardines submarinos , caletas y aldeas de juguete latían bajo sus cúpulas transparentes. Se contemplaban cristales, espuma de mar y de esa espuma de montaña llamada nieve.
Allí también encontré las muñecas de porcelana con las cuales él se acompañaba en las jabonosas horas del baño . Redondo y
brillante como una pompa el mofletudo rostro del vate, de tanto flotar por el aire, había terminado por enredarse en la cabellera de una señora de dos caras, cuyo retrato colgaba de la muralla (3).
Al mirar por un ojo de buey, me pareció percibir la presencia del bardo en el apacible puerto de papel donde anclan sus libros.
¡Jugaba a navegar por entre los muy atestados muelles de su biblioteca!
Lo divisé de codos apoyados en la ventanas leyendo nubes. Trataba tal vez de beber un poco de cielo, para descifrar el líquido idioma de la lluvia y formar palabras con la sopa de letras que caía sobre la ciudad.
De repente no lo vi más.¡Se fue al bar !, pensé y corrí hasta allí, segura de encontrarlo con chaqueta granate y esos pantalones negros de camarero que guardaba en “el baúl de los disfraces “, sacándole lustre a las copas de vidrio cuyos verdes y rojos venidos de México acentúan los poderes del vino...
Desde un rincón , me observan una gruesa campesina de trapo que conserva la tibieza del té entre las enaguas (4) y una tina con pies de niña ,donde, con la intención de hacer sonrojar el agua, se baña una sandía (5) ( Los poetas gustan de estas frutas de corazón abierto que callan y sonríen cuando ellos recitan).
¿ Estaríamos Pablo y yo jugando a las escondidas ? Tal me pareció al asomarme hacia el comedor y divisar la punta de una chaqueta desapareciendo entre las ranuras de la alacena.( Glotones y egoístas, los poetas buscan escondites para saborear, tranquilos y sin convidar, el caldillo de congrio, los anillos de cebolla , la infinita y blanca sonrisa del arroz.)
Anhelante abrí el armario donde los platos apilaban la intensidad de sus azules y amarillos.¡ En alguno de esos cajones hallaría quizás los materiales con que él guisaba sus poemas !
En esas gavetas se amontonaban, tal vez, el sabor y sinsabor de sus triunfos y derrotas , la amargura de sus días clandestinos (6), el
picor de sus enemistades (7), la inconsistencia de sus suspiros, la sal y pimienta de sus discursos (8) . Pero , en su interior sólo descubrí la puerta por donde él había huido.
Me topé, entonces, con un par de zapatos gigantescos como dejados allí para indicarme el camino. Y por los recovecos de una escala en caracol , resto de un barco hundido, trepé hasta el segundo piso.
No encontré allí más que silencio pero, en la luna de un espejo con rostro de japonesa una tarjeta decía :
“Farewell, me acaban de avisar que como no tienen donde poner al mar, piensan dejarlo frente a mi casa en la playa. Me voy para
allá ...” (9).
Esa esquela escrita en tinta verde, ¿era una invitación a seguirlo ?...
“Deberías ir hacia la residencia de conchas y arena que levantó frente a las rocas de “ los enamorados”, me explicaron. Y lo imaginé , cubierta la panza por un poncho rojo, recitando a coro con las olas en una playa de piedras en forma de corazón .
Pero ¿ cómo podía yo seguirle hasta la falsa geografía de Isla Negra, si no encontré ninguna “porción de tierra rodeada de
agua ”de ese color en el mapa ?
Si no quieres ir hasta la morada cuyos vidrios hacen más azul el mar y donde Pablo se citaba con Jenny Lind (10) y sus otras novias de madera , búscalo en el nido que colgó sobre Valparaíso.
Me imaginé en un alegre cerro, trepando por una escalera de gruesos volúmenes golpeados por el viento, llegando hasta una casa envuelta en la neblina, de cuya ventanas surgía un torrente de páginas escritas ...
“ Debe hacer mucho frío allí”, pensé y me quedé sin escuchar a los viejos ascensores porteños cuyos ejes repiten los versos del capitán (11). Y sin saber que en la Sebastiana , revolotea un pájaro de fuego , venido desde Venezuela a entibiar los inviernos con sus alas (12).
Glosario
1)La autora alude a las tres casas de Neruda – la Chascona en Santiago, la de Isla Negra en el litoral central y la Sebastiana en Valparaíso – hoy convertidas en museos abiertos al público
2)pudú = ciervo chileno.
3)Alusión al retrato de Matilde Urrutia, tercera esposa de Neruda, pintado por el célebre muralista mexicano Diego de Rivera durante su estadía en Chile en 1953.
(4)Babusca, Muñeca de trapo rusa que funciona como cubre tetera.
(5)Cuadro de Mario Carreño, pintor de origen cubano, amigo de Neruda.
6)Perseguido por sus ideas políticas, el poeta tuvo que permanecer largas temporadas escondidos y huyendo de las autoridades de turno.
7)Neruda cultivó a lo largo de su vida una feroz enemistad con el poeta Pablo de Rohka.
8)Neruda fue senador en 1945 y pre-candidato a la Presidencia de Chile por el Partido Comunista en 1969.
9)Farewell significa adiós en inglés y ese fue el título usado para uno de los poemas más conocidos del poeta .
10) Jenny Lind , uno de los varios mascarones del proa que adornan el bar de poeta en su casa de Isla Negra. famoso por que lagrimea.
11)título de una colección de poemas del vate.
12) Pájaro de Venezuela .
(c) María Cristina da Fonseca
*Editorial Cuarto Propio Colección Cuento Propio de América latina ISBN 956 -186 -2/2000. Keller 1175. Providencia. Santiago. Chile.
e-mail:cuartopropio@cuartopropio.cl
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