“Cuando se extrae todo de uno mismo, todo un libro, forzosamente se está en el particular estado de cierta soledad que no se puede compartir con nadie"
Escribir
Marguerite Duras
Tusquets Editores
127 páginas
“Cuando se extrae todo de uno mismo, todo un libro, forzosamente se está en el particular estado de cierta soledad que no se puede compartir con nadie. No se puede hacer compartir nada. Uno debe leer solo el libro que ha escrito, enclaustrado en el libro”.
(Buenos Aires) Araceli Otamendi
La tapa del libro es la mano de Marguerite Duras, una mano que muestra la piel arrugada y que resume la historia de la gran escritora francesa nacida en 1914 en un suburbio de Saigón llamado Gia Dinh, que quiere decir tranquilidad perfecta y que murió en París en 1996.
Duras escribió numerosas novelas, entre las que están “Un dique contra el Pacífico”, “Moderato cantábile”, “El arrebato de Lol V. Stein”, “El amante”. “Escribir” es un ensayo que reúne las transcripciones, reelaboradas por Duras para publicarse en forma de libro, de tres cortos filmados sobre o por ella misma.
La escritura, el acto de escribir es el tema de este libro. Y la pasión por escribir. Cuando Jorge Luis Borges dice en “La supersticiosa ética del lector”: “La pasión del tema tratado manda en el escritor y eso es todo” nos está diciendo lo que dice íntegramente este libro de Duras.
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“Hallarse en un agujero, en el fondo de un agujero, en una soledad casi total y descubrir que sólo la escritura te salvará. No tener ningún argumento para el libro, ninguna idea de libro es encontrarse, volver a encontrarse, delante de un libro”.
“Cuando se extrae todo de uno mismo, todo un libro, forzosamente se está en el particular estado de cierta soledad que no se puede compartir con nadie. No se puede hacer compartir nada. Uno debe leer solo el libro que ha escrito, enclaustrado en el libro”.
“En la vida llega un momento, y que es fatal, al que no se puede escapar, en que todo se pone en duda: el matrimonio, los amigos, sobre todo los amigos de la pareja. El hijo, no. El hijo nunca se pone en duda.”
“Cuando yo escribía en la casa todo escribía. La escritura estaba en todas partes. Y cuando veía a los amigos, a veces no acertaba a reconocerlos. Hubo varios años así, difíciles para mí, sí, diez años, quizá, quizá duró diez años. Y cuando amigos incluso muy queridos acudían a visitarme, también era terrible. Los amigos nada sabían de mi: me apreciaban y acudían por gentileza creyendo que hacían bien. Y lo más extraño era que no me importaba”.
“La escritura va muy lejos... Hasta que uno la remata. A veces es imposible. De repente todo cobra un sentido relacionado con la escritura, es para enloquecer. Dejamos de conocer a la gente que conocemos y creemos haber esperado a quienes no conocemos”.
“Sólo puede decir que esa especie de soledad de Neauple la hice yo, fue hecha por mí. Para mí. Y que sólo estoy sola en esa casa. Para escribir”.