Se cree que el llamado “árbol de Navidad” existía ya como tradición mucho antes del nacimiento de Cristo. En algunos pueblos, para celebrar el solsticio de invierno, se talaban ramas verdes en las noches heladas como medios de protección y magia, y también para la evocación del verano. En todas las culturas y religiones, el árbol eternamente verde fue considerado la morada de los dioses y, a la vez, un símbolo de la vida, la fertilidad y el crecimiento...
(Estocolmo) Víctor Montoya
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