No puedo hablar más que de mi propia experiencia. Como maestra no puedo ni quiero separarme de los movimientos más íntimos que provoca la convivencia cotidiana con el grupo de niñas y niños, eso incluye mis emociones, dudas, intuiciones, certezas, confusiones, frustraciones, ilusiones... La observación y la atención a esa corriente continua entre lo que percibo (de mí misma y de ellos y ellas), y lo que trasmito, es lo más valioso que tengo para avanzar en mi trabajo.
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