La publicidad es sin duda el discurso peor considerado del entramado mediático
cultural contemporáneo: manipulador de conciencias, creador de necesidades, aficionado
a la mentira, incitador de sexo y comportamientos violentos. ¿Es realmente tan
influyente la publicidad de cara a la manipulación de los individuos? Este trabajo pretende
acercarse a este problema y aclarar si es justa la condición demoníaca que se le
presupone al discurso en cuestión.
Advertising is undoubtedly considered the worst speech act in the contemporary
mass media cultural context: manipulator of conscience, creator of needs, fan of lies,
abettor of sex and violence... Has advertising really got such a great influence in terms
of people´s manipulation? This paper tries to deal with this problem and clarify how
fair its presupposed «devilish» condition is.
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