La globalización puede ser caracterizada como un emergente económico y cultural de los cambios geopolíticos posteriores a la bipolaridad propia de la guerra fría. Acabada ésta, la dualidad comenzó a ceder espacio a una multipolaridad favorecida por el vertiginoso desarrollo de las nuevas tecnologías de la comunicación y la información e impulsada por el interés de las empresas transnacionales por ampliar los mercados consumidores de nivel mundial. Esta expansión sin fronteras se vincula radicalmente a la economía de mercado y con ella como marco la globalización resulta una teoría sobre el libre acceso de todas las empresas a todos los mercados en igualdad de condiciones y es también una realidad en la que se perciben grandes concentraciones de poder económico con inevitables influencias sobre lo cultural y consecuencias en lo social.
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