La actual discusión sobre la influencia negativa de los contenidos televisivos en los niños arroja datos estadísticos escalofriantes, grandes dosis de incertidumbre sobre cuál será el futuro de nuestros televisivos hijos, y una creciente sensación de impotencia al intentar plantearse soluciones al problema de los efectos de la televisión en los niños. Pero la propia polémica pone también de manifiesto que, a pesar de lo mucho que se ha escrito sobre el tema, se ha avanzado todavía muy poco en la comprensión de la relación entre televisión e infancia. Esto puede ser debido a la utilización de unos planteamientos teóricos que por sus propias características reduccionistas hacen prácticamente imposible la comprensión de fenómenos sociales complejos como puede ser la incidencia de la televisión.
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