El silencio del espacio exterior me hace recordar lo que alguna vez fui. Escucho el latido de mi propio corazón y escucho el eco de todas y cada una de la palabras que alguna vez pronuncié. Las de gozo y las de odio; las de alegría y las de temor; las habladas y las calladas; las escuchadas y también las ignoradas.
He llegado a pensar que no es mi cuerpo el que se mueve, sino que todo lo que está a su alrededor… aunque yo sé que las voces de los planetas dicen que son ellos quienes me ven pasar
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