El estudio de las relaciones entre Comunicación y Democracia es un problema complejo, paradójico e insoluble. Más que un binomio para la integración se plantea, convencionalmente, como un sistema abierto a la contradicción terminológica entre ambos términos. La democracia se "adjetiva" mientras que la comunicación se "sustantiviza". La comunicación remite a lo democrático y la democracia aspira a calificar la comunicación. Uno y otro terminan así por reducir el trasfondo de las discusiones del campo académico, del poder político y del "Tercer Estado" en la configuración del proyecto de la sociedad informacional. Politólogos, comunicadores, representantes de la sociedad civil y del Estado apuntan a la comunicación en demanda de mayor transparencia y pluralismo, pero en todos los casos este señalamiento se hace tópicamente. Al hablar de Comunicación y Democracia la discusión termina por ser más recurrente que generativa, más actual que proyectiva y más redundante que propositiva
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