La primera reflexión es que estamos en un momento especialmente interesante en cuanto a nuestra comprensión de lo que es una organización. La visión más tradicional, la heredada de los ingenieros que “inventaron” el “management científico”, según el cual una organización es una máquina para conseguir unos resultados (unos inputs se transforman en outputs a través de lo que frecuentemente se describe como “una caja negra” –lo que ocurre en el interior de la organización), convive ahora con una visión más atrevida, según la cual una organización es una red de personas ligadas por “contratos” (de todo tipo, laborales, comerciales, emocionales, etc).
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