Los seres humanos viven en sus mundos significativos autoconstruidos, los cuales están guiados por fenómenos semióticos de diversos niveles de complejidad. Además de la construcción microscópica y del uso de signos en la vida humana cotidiana, comenzando desde la temprana ontogenia, los mundos significativos humanos están organizados dentro de complejos semióticos macroscópicos —mitos, canciones, rituales, deportes, juegos de guerra, ficción, etcétera—. Un complejo semiótico macroscópico es un escenario texturizado que contiene una multitud de significados generales en locaciones contextuales específicas, todas orientadas a proveer una guía para las interpretaciones personales del mundo en las direcciones socialmente operadas. Tales complejos operan como marcadores semióticos de las fronteras o límites de Zonas de Acciones Promovidas dentro del campo semiótico de la relación personal con el mundo (Valsiner, 1997). En términos de las representaciones sociales, estos complejos son combinaciones de tales representaciones dentro de una estructura de texto. Tales complejos crean y son creados por el sentimiento global acerca del mundo en la medida que una persona lo ejemplifica.
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