La Evaluación Ambiental surge como fruto de la evolución de la Evaluación Psicológica y
como una aplicación de la Psicología Ambiental, tomando de estas dos disciplinas los fundamentos para su desarollo. Desde la evaluación psicológica, el psicólogo evaluador centraba su interés en
las variables personales del sujeto (o grupo de sujetos). Por otra parte, desde la Psicología Ambiental se ponía de relieve la necesidad de estudiar el ambiente o los contextos importantes para el sujeto evaluado. Siguiendo a Fernández Ballesteros (1986, 1987) podemos afirmar que
el objeto de estudio de la Evaluación Ambiental estará no sólo en sujeto humano sino también en su ambiente o contexto. Por lo que este nuevo enfoque dirige su análisis a las interacciones entre un concreto medio ambiente y la(s) persona(s) que en él habitan.
Esta perspectiva proporcionará al investigador el marco conceptual y metodológico para predecir y describir cómo los atributos referidos a lugares se relacionan con una amplia gama de respuestas cognitivas, afectivas y comportamentales; ofreciendo las bases para una mejor
comprensión de las relaciones entre la persona y el entorno (Craik y Feimer, 1987).
|