Como en todo lo relacionado con la educación, la implicación de la familia es de suma importancia. Con la toma de contacto inicial, conseguiremos que el niño se implique en el proceso y a su vez sepa que él nos interesa. Es entonces cuando podremos recurrir a La Caja de los Compromisos. Decían en la antigua Roma ad rem operam suam polliceri, en este juramento se conjugaban los términos, “ promesa y colaboración “. Yo, no pretendo que los maestros, niños y padres, hagamos lo mismo que los romanos, sino que aplicando una metodología viva, sincera y perseverante, conseguiremos saborear el éxito de La Caja de los Compromisos.
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