Se hace necesario en nuestra cultura contemporánea reflexionar acerca de cuál es el papel que ha tenido y tiene el tratamiento de lo corporal, por parte de los profesionales que utilizan el cuerpo y el movimiento como medio de educación y formación del ser humano. Desde el punto de vista social, educativo, cultural... este tratamiento ha partido de unas estructuras fundamentalmente masculinas y ha relegado los valores, la forma de entender y relacionarse, la forma de expresión e, incluso, las propias prácticas femeninas a una situación infravalorada y negada. Sin embargo, parece necesario reconocer que los elementos femeninos (ánima) y los elementos masculinos (ánimus) deben apuntar hacia una realidad más integradora y liberadora del ser humano. Aunque el ámbito de la educación física y el deporte, considerado como elemento social y cultural, ha estado impregnado de esta dicotomía y trato discriminatorio con respecto a la mujer, podemos utilizar este ámbito como espacio educativo para lanzar propuestas equilibradoras e igualitarias que nos hagan avanzar en la toma de conciencia y en las prácticas cotidianas de hombres y mujeres.
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