Eisenschitz nos hace reivindicar la doble función cumplida por los films producidos por Val Lewton para la RKO. De un lado significaron un impulso para la industria cinematográfica y una evolución en el seno de los géneros, renovando desde la perspectiva de su aparente clasicismo el cine fantástico, aportando la sutileza y el universo de la no-mostración.
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